12:30 hrs. 11 de Agosto de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-489

Ciudad Universitaria


Adolfo Navarro

 

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INVESTIGADOR DE LA UNAM COORDINA EL ATLAS DE LAS AVES DE MÉXICO

 

·        Son 500 mil registros relativos a esa fauna, que podrán ser consultados en Internet, informó Adolfo Navarro Sigüenza¸ de la Facultad de Ciencias

·        Existen entre mil 100 y mil 250 especies, lo cual coloca al país entre las 12 naciones más ricas en aves del mundo, dijo

·        Es posible establecer dónde se ubican las variedades en peligro, que coinciden con las zonas de endémicas, apuntó

 

Adolfo Navarro Sigüenza¸ de la Facultad de Ciencias de la UNAM, coordina la publicación en Internet el Atlas de las Aves de México, que estará disponible para todo el público y con libre acceso a finales de este año.

 

Cuenta con 500 mil registros relativos a esa fauna mexicana, mucha de ella exclusiva del país, los cuales son información útil, no sólo para conocer mejor esa riqueza natural, sino para su conservación, señaló el especialista.

 

El proyecto, que lleva ya 15 años, inició porque la avifauna local es “espectacular”. Existen entre mil 100 y mil 250 especies, lo cual coloca al país entre las 12 naciones más ricas en aves del mundo, agregó.

 

Más importante aún es que alrededor del 10 por ciento son endémicas, es decir, sólo existen en este territorio, y se encuentran concentradas en regiones particulares, en islas y cadenas montañosas, detalló.

Además, abundó el experto, se tiene un gran componente de especies migratorias, al ser receptores de aves “que se reproducen en Canadá o Estados Unidos. Ese contexto hace atractivo estudiarlas”.

 

Este material estará disponible en el portal de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), que apoya esta investigación, al igual que la Universidad Nacional, la National Science Foundation, y los consejos Nacional de Ciencia y Tecnología y Británico.

 

La iniciativa nació ante un panorama donde la información estaba dispersa, y muchas de las investigaciones eran realizadas por extranjeros. “No había manera de recuperar esos datos y hacer análisis más profundos de biodiversidad, como los que se efectúan ahora”, afirmó.

 

De ese modo, el Atlas se constituye como una base que contiene elementos de 81 diferentes fuentes: colectas realizadas desde 1825, observaciones y trabajo de campo por parte de los integrantes del Museo de Zoología de la FC desde hace 20 años, museos de historia natural de países como EU, Inglaterra, Alemania, Rusia o Canadá, diarios de campo, bibliografía escrita en inglés, francés o alemán, entre otras, puntualizó.

 

Además, dijo, se han georreferenciado las localidades de cada ejemplar, es decir, se ha precisado la latitud y longitud de su ubicación, lo cual permite apreciarlas en el espacio y descubrir, por ejemplo, que aún hay sitios poco explorados por los ornitólogos.

 

Se usa “un programa de investigación denominado modelaje distribucional, que correlaciona esos puntos con cartas de vegetación, clima, temperatura y precipitación; el programa modela el nicho ecológico fundamental, es decir, las características que cierto linaje necesita para sobrevivir, y lo coloca en el mapa”, explicó.

 

Así, aclaró, se determina en qué sitios del país se presentan dichas condiciones, de forma que se obtiene un estimado o hipótesis del área de distribución de cada especie.

 

El Atlas se conforma por planos de cerca de mil variedades; para las migratorias se cuenta con juegos dobles de cartas, una para la época de reproducción y otra para invierno; así como las correspondientes a las de paso, apuntó.

 

Al sumar todos los datos se infieren otros, por ejemplo, de las zonas donde se concentran más ejemplares, fenómeno que ocurre alrededor de las áreas tropicales en el sureste y cerca de la Sierra Madre Oriental; de aves migratorias durante el invierno, las cuales se centran donde la mayoría de las residentes y alrededor de las costas; o bien, de la reunión de endémicas, en el Pacífico y las montañas, “en un patrón de distribución totalmente diferente del que se hubiera esperado”, indicó.

 

También es posible establecer dónde se ubican las especies en peligro, que coinciden con las zonas de endémicas, por ejemplo. “Se puede tener el mapa de cada variedad en riesgo”, precisó Adolfo Navarro Sigüenza.

 

Gracias al Atlas se ha determinado que pocas de las áreas protegidas inciden en las extensiones donde se reúnen las aves en peligro, adelantó; el modelo establece que deben buscarse sitios de conservación en Guerrero, que alberga a muchos conjuntos nacionales.

 

La utilidad del mismo es también a futuro. Se pueden usar estos mapas y modelar cómo van a responder las aves ante el cambio de uso de suelo, la tala o el cambio climático. Por ejemplo, se puede hacer una simulación de la distribución posible de cada población dentro de 50 años, una vez que se hayan modificado los patrones de temperatura y de precipitación, sostuvo.

 

El proyecto ha sido coordinado por tres expertos, dos de la FC y uno de la Universidad de Kansas; pero es un esfuerzo múltiple, “de quienes han dado acceso a sus colecciones, a sus bases de datos, a los alumnos”. Es una tarea masiva de la comunidad ornitológica que estudia las aves de México y que culminará en el futuro con la publicación en papel del Atlas, concluyó.

 

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Adolfo Navarro Sigüenza, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, coordina la publicación en Internet el Atlas de las Aves de México, que cuenta con 500 mil registros relativos a esa fauna mexicana.

 

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En México existen entre mil 100 y mil 250 especies de aves, lo cual coloca al país entre las 12 naciones más ricas en esta fauna en el mundo, informó el investigador de la UNAM Adolfo Navarro Sigüenza.

 

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Bobo café en Chamela, Jalisco, que forma parte del Atlas de las Aves de México, coordinado por Adolfo Navarro Sigüenza, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, y que podrá consultarse en Internet. (Foto: José Roberto Sosa López)