06:00 hrs. 31 de Julio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-464

Ciudad Universitaria

 

 

Alonso Valiente Banuet

 Pie de fotos al final del boletín

 

RECIBEN ESPECIALISTAS DE LA UNAM PREMIO AL MÉRITO ECOLÓGICO 2007

 

·        Alfonso Valiente Banuet, del Instituto de Ecología, lo obtuvo en la categoría académica por sus aportes para diseñar estrategias de conservación

·        Diana Luque, de la FCPyS, ganó una mención honorífica en el mismo certamen por sus estudios sobre la comunidad indígena comcáac o seri

·        Dicho galardón, que se concede desde hace 15 años, es el reconocimiento ambiental más importante a nivel nacional

 

Alfonso Valiente Banuet, del Instituto de Ecología de la UNAM, recibió el Premio al Mérito Ecológico 2007 en la categoría académica, por sus aportaciones científicas fundamentales para diseñar estrategias de conservación, desarrollo sustentable y restauración del entorno.

 

Asimismo, Diana Luque, del programa de doctorado en Ciencias Políticas y Sociales, con orientación en sociología, en la Facultad del ramo, obtuvo mención honorífica en el mismo certamen por sus estudios sobre la comunidad indígena comcáac o seri.

 

Dicho galardón, que se concede desde hace 15 años, es el reconocimiento ambiental más importante a nivel nacional.

 

Valiente Banuet se ha dedicado a analizar la zona de Cuicatlán, ubicada entre los estados de Puebla y Oaxaca, la cual “es de gran trascendencia, porque es una de las cunas de la civilización mesoamericana, pues ahí se han encontrado los restos de maíz más antiguos que se conocen en América”, explicó.

 

El investigador agregó que lo más relevante de su trabajo ha sido demostrar que las interacciones ecológicas entre plantas y animales, así como entre ellas mismas son base para entender la coexistencia de especies.

 

Su grupo también encontró en Tehuacán un sistema al que denominaron Mexical, vegetación constituida por plantas esclerófilas siempre verdes, que se creía sólo se hallaban en cinco zonas mediterráneas: California, Chile, Sudáfrica, Australia y en la cuenca del Mar Mediterráneo. “Sólo está en esos lugares, que tienen lluvia de invierno. Sin embargo, está en México”, aseguró.

 

La explicación, indicó el especialista, es que existían esas plantas desde hace 65 millones de años por lo menos; hay evidencias de fósiles que indican la formación de un cinturón mundial de vegetación y que curiosamente cubre el cinco por ciento de la superficie terrestre, pero mantiene 20 por ciento de la diversidad planetaria.

 

Del Premio, comentó estar satisfecho, porque es competido a nivel nacional. Por lo menos participaron 23 instituciones de educación superior de diferentes partes del país. Además, “es un reconocimiento a mi investigación por varios años.

 

“Estoy seguro que con este trabajo se proponen pautas de desarrollo con las comunidades locales, las cuales pueden ser usadas como modelo para hacer ofertas de crecimiento sustentable en diferentes partes de la nación”. Sobre todo, subrayó, porque 50 por ciento del territorio mexicano es árido; entonces, el tener un modelo de estudio en una zona de alta diversidad y concentración poblacional lo permite.

 

Por su parte, Diana Luque, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), obtuvo mención honorífica por su tesis Naturalezas, saberes y territorios comcáac. Diversidad cultural y sustentabilidad ambiental.

Esta investigación participativa con la comunidad indígena comcáac, mejor conocida como seri –habitantes milenarios de la Isla Tiburón y la Costa Central del Desierto de Sonora– abordó como campo de reflexión la ecología política.

 

Su gran orgullo fue “haber colaborado a resolver la problemática actual de este pueblo, contar con su aceptación y confianza, es mi principal logro como investigadora; aunque, por supuesto, aún falta mucho por hacer”, argumentó. Asimismo, pudo realizar aportaciones teórico-metodológicas en estos campos emergentes. La obra también recibió el primer lugar en el Concurso de Tesis de Doctorado, de la Asociación de Investigadores del Mar de Cortés en este año.

 

Incluso, el trabajo fue fundamental en la argumentación para el galardón individual de este mismo Premio, pues permitió demostrar que los comcáac son herederos de una cultura ancestral cuyo principal fin existencial es el cuidado de la naturaleza o, como ellos dicen, de la Madre Tierra. Aún poseen prácticas y principios éticos que contribuyen a la construcción de una sociedad sustentable.

 

El Premio tiene una profundidad increíble. Está en concordancia con el artículo segundo de la Constitución mexicana, que reconoce la pluriculturalidad de la nación. “Estamos hablando de que es posible la coexistencia de sociedades culturalmente distintas, con diversas cosmovisiones, praxis trascendentales y, por supuesto, de la naturaleza y los saberes que conlleva”, refirió.

 

Reconoce la diversidad cultural, en su amplio sentido, de los modos de relación cultura-naturaleza y,  con ello, se da un salto epistemológico, pues le da legitimidad a aquellos saberes locales a pesar de no estar  sistematizados en el formato  de la ciencia occidental. Esto puede ser la base de una política de Estado, en donde la sustentabilidad ambiental se funde en la diversidad cultural. Este es el gran patrimonio del país, que ha sido completamente ignorado.

 

Concluyó que para admirar los saberes indígenas México deberá reconocer y proteger a los grupos originarios como pueblos, con sus formas de organización política, social y productivas, así como sus territorios, que son la fuente de su identidad.

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FOTO 1

El investigador de la UNAM Alfonso Valiente Banuet dijo que lo más relevante de su trabajo ha sido demostrar que las interacciones ecológicas son base para entender la coexistencia de las especies.

 

FOTO 2 .

Alfonso Valiente Banuet, del Instituto de Ecología de la UNAM, muestra el diploma que recibió del Premio al Mérito Ecológico 2007, el reconocimiento ambiental más importante en el país.