12:30 hrs. 28 de Julio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-458

Ciudad Universitaria

 

 


Silvia Aguilar

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CONTINÚA LA PÉRDIDA DE BOSQUES DE MONTAÑA EN MÉXICO

 

·        En un 90 por ciento se ha reducido la extensión arbórea mesófila, señaló Silvia Aguilar, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM

·        Informó que dicho ecosistema pasó del 0.86 por ciento del territorio nacional en la década de los 70, al 0.01 en la actualidad

·        Este hábitat tiene alrededor de mil 100 especies leñosas, que incluye árboles y arbustos, dijo

 

En los últimos 30 años el bosque mesófilo de montaña en el país se ha reducido 90 por ciento, al pasar del 0.86 por ciento del territorio nacional en la década de los 70, al 0.01 en la actualidad, advirtió Silvia Aguilar Rodríguez, profesora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM.

 

Señaló que la diversidad de este tipo de ecosistema es importante. Ahí se tienen alrededor de mil 100 especies leñosas, las cuales representan casi la mitad de la flora total reportada para este tipo de vegetación, además 49 son endémicas del lugar donde se localizan. De la totalidad de especies leñosas 450 son árboles.

 

Por ello, Silvia Aguilar subrayó que si bien es poca la extensión que sobrevive de este tipo de bosque, es necesario conservarla debido a que por su gran riqueza son bancos importantes de germoplasma, de donde se pueden obtener semillas para que estos linajes sean propagados, y sea factible reforestar lugares devastados o perturbados.

 

La académica universitaria, quien desde hace dos décadas trabaja en el proyecto Anatomía de maderas de especies arbóreas de bosques mesófilos en el Estado de México, afirmó que la actividad humana ha impactado demasiado a estas comunidades, como lo demuestra la tasa de pérdida de su amplitud.

 

Reveló que ha habido una gran presión hacia todas las comunidades vegetales en el país; sobre todo por el crecimiento demográfico y el cambio de uso del suelo forestal, para fomentar la actividad agrícola.

 

México es eminentemente agricultor y ha impulsado esta labor a lo largo del territorio. No obstante, dijo, en ocasiones no se toman en cuenta pendientes o zonas montañosas, por lo que las superficies tienden a erosionarse, llegando incluso a la pérdida irremediable del mismo. Por ello, muchas áreas de bosques mesófilos se han convertido en potreros. Lo mismo ha ocurrido en regiones tropicales.

 

Detalló que cuando se acaba con un tipo de vegetación, cualquiera que  sea, las consecuencias repercuten en la cadena trófica. Este hábitat particular contiene comunidades complejas. Es un reservorio del cual se puede obtener información sobre las cualidades de la madera y sus variedades. Por ello, los estudios básicos acerca de la anatomía de este recurso revisten un papel primordial para el avance de la ciencia y la tecnología.

 

Aguilar Rodríguez comentó que estos bosques tienen importancia forestal, ya que proveen de sustento a las comunidades cercanas. Sin embargo, muchos de sus tipos no tienen una explotación sustentable, lo que ha provocado que en repetidas ocasiones estos ecosistemas hayan sido seriamente deforestados.

 

 

Por sus condiciones climáticas, abundó la académica, estos lugares han favorecido el cultivo del café, para lo cual se elimina la flora original y sólo se dejan algunos árboles de porte alto que sirven como sombra para los cafetales.

 

Sostuvo que el país es megadiverso, y las especies arbóreas que habitan en él también son numerosas. Hasta la década de los años 90 se reportaban alrededor de 3 mil 500 o 4 mil, lo cual resaltaba la riqueza nacional.

 

Empero, aclaró, sólo unas cuantas se utilizan en la industria forestal, pues se emplean en la construcción o elaboración de muebles. Ello se debe, en gran medida, a que no existen suficientes estudios básicos sobre este recurso, que apoyen su utilización con fines comerciales.

 

Además, recalcó la académica de la FES Iztacala, también ha faltado vinculación entre los sectores gubernamental, comercial y de investigación.

 

Silvia Aguilar Rodríguez puntualizó que el bosque mesófilo de montaña, a pesar de distribuirse en una extensión limitada en la República Mexicana, cuenta con una importante diversidad de especies. Se localiza de manera fragmentada en las vertientes de la Sierra Madre Oriental y la Occidental, así como en el Eje Volcánico Transverso.

 

Es una comunidad o un tipo de vegetación que tiene características propias, representada fisonómicamente por árboles. Son bosques densos y ricos en general, con gran cantidad de epífitas, helechos y arbóreas. Se desarrolla sobre todo en las zonas montañosas, en relieves discontinuos, accidentados, y guardan una humedad alta, resaltó.

 

Por otro lado, agregó, se desarrollan en altitudes que fluctúan entre mil y 2 mil 800 metros sobre el nivel del mar, con un clima agradable. Son isotérmicos, es decir, la temperatura no varía en el transcurso del año, y son vegetación intermedia entre bosques tropicales y templados.

 

 

Enfatizó que continuar con estudios sobre las características anatómicas de la madera de estas especies es una prioridad, ya que éstos representan una de las bases para el desarrollo forestal de las comunidades.

 

Los bosques mesófilos son grandes reservorios de germoplasma y acumulan grandes cantidades de agua, por lo que es indispensable promover su conservación y realizar una explotación adecuada del recurso, concluyó la especialista.

 

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FOTO 01

 

Silvia Aguilar, de la FES Iztacala de la UNAM, aseguró que aunque sobrevive poco bosque mesófilo de montaña en el país, es necesario conservarlo por ser bancos importantes de germoplasma.

 

 

FOTO 02

 

En México todas las comunidades vegetales han sufrido una gran presión, sobre todo por el crecimiento demográfico y el cambio de uso del suelo, advirtió la académica de la UNAM Silvia Aguilar Rodríguez.

 

FOTO 03.

 

Laminilla histológica para el análisis microscópico de la madera, utilizado en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM para el estudio de los bosques de México.