06:00 hrs. 24 de Julio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-451

Ciudad Universitaria

 

 


Efraín Ovando Shelley

 Pie de fotos al final del boletín

 

PODRÍAN PROVOCAR GRAVES PROBLEMAS LOS AGRIETAMIENTOS EN EL VALLE DE MÉXICO

 

·        Afirmó Efraín Ovando Shelley, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM

·        Generaría una eventual ruptura de la tubería de aguas negras, que ocasionaría “una seria contaminación” y un grave problema de salud pública, advirtió

·        Representa un riesgo para la sociedad, ya que puede afectar casas y edificios; es decir, el parque inmobiliario, añadió

·        Se busca determinar el origen de las fisuras aparecidas en la capital, así como los mecanismos que las generan, sus posibles consecuencias y medidas de mitigación

 

El agrietamiento registrado en diversas regiones de la Zona Metropolitana del Valle de México, especialmente en la periferia de la zona lacustre del Lago de Texcoco, podría provocar la ruptura de la tubería de aguas negras que ocasionaría “una seria contaminación” y un grave problema de salud pública, aseguró Efraín Ovando Shelley, investigador del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.

 

Subrayó que si se fracturan los ductos y su contenido se conecta con las grietas, se podría estar en la antesala de un grave deterioro en el bienestar de la población.

 

Desde hace años Ovando Shelley trabaja en el proyecto Agrietamiento en el Valle de México, con apoyo de la Universidad Nacional y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, en colaboración con Gabriel Auvinet, Edgar Méndez y Moisés Juárez. Ello con el fin de ubicar y mapear las fisuras, para lo cual utilizan aparatos de posicionamiento satelital (GPS) de alta resolución.

 

Por medio de esta investigación, abundó, se busca determinar el origen de las grietas aparecidas en la Ciudad de México desde hace  años; así como los mecanismos que las generan, sus posibles consecuencias y alguna medida de mitigación que se pudiera tomar al respecto.

 

Informó que los “focos rojos” en este problema se distribuyen a lo largo de la orilla de la zona lacustre de lo que fue el Lago de Texcoco, en zonas como Peñón de los Baños, las delegaciones Azcapotzalco, Iztapalapa, Xochimilco y Tláhuac, e incluso el municipio mexiquense de Chalco, entre otros.

 

Las fisuras son de diversos tamaños, desde el grosor de un cabello, que empieza a crecer hasta tener varias decenas de centímetros o metros. Su profundidad, que puede alcanzar decenas de metros, depende de varios factores, como la geometría del basamento duro que subyace a las arcillas lacustres y cómo se vaya a propagar y ampliar; así como también con las propiedades mecánicas de estas últimas.

 

La realización de ese mapeo es un excelente instrumento para ubicar las zonas donde se localizan las aberturas. Si se van a levantar construcciones es factible saber si deben tomarse provisiones para mitigar los efectos de las mismas, señaló.

 

Explicó que este fenómeno está relacionado con el hundimiento regional de la antigua zona lacustre de la ciudad, que a su vez es provocado por la extracción de agua del subsuelo, lo que en ciertas partes da lugar a la aparición de esfuerzos de tensión y tracción.

 

Afectan la infraestructura urbana: calles, banquetas, puentes peatonales y vehiculares; pero también provocan daños a servicios, como las redes de suministro de luz, gas, agua y drenaje, añadió.

 

Son problemas que cotidianamente padece la capital, debido principalmente al bombeo de agua, que no se puede detener, porque dos terceras partes del vital líquido que se consume en el Distrito Federal provienen de los pozos de la Cuenca del Valle de México, afirmó Ovando Shelley.

 

“Se seguirá viviendo con esta situación, lo cual representa un riesgo para la sociedad, ya que puede afectar casas y edificios; es decir, el parque inmobiliario en general”, apuntó.

 

Las grietas aparecen en la periferia de la zona lacustre. Por ejemplo en delegaciones como Iztapalapa, especialmente en las áreas cercanas a la Sierra de Santa Catarina; o en Tláhuac, en la misma serranía, aclaró.

 

Ello se debe a condiciones peculiares de la geometría del antiguo lago, combinadas con la extracción de agua. Pero también hay situaciones locales; por ejemplo, a lo largo de la Avenida de los Cien Metros; lo mismo en el Antiguo Peñón de los Baños, alrededor del aeropuerto; en el Peñón del Marqués; en la calzada Ignacio Zaragoza. En el poniente de la ciudad el problema no es tan grave porque existen otras condiciones.

 

También hay fisuras en zonas que ya no forman parte del Distrito Federal, como los municipios de Coacalco, Tultitlán, Cuautitlán, Ecatepec y otros del Estado de México, donde antes hubo cuerpos lacustres y la extracción de agua ha producido hundimientos, indicó.

 

En otras ciudades del país, como Querétaro, Celaya, Torreón, Morelia y Salamanca, entre otras, han aparecido a causa del mismo fenómeno: el bombeo de agua del subsuelo para suministrarla a la población, reiteró.

 

El ingeniero universitario recordó que en la Ciudad de México en los años 60 se intentó hacer una veda a la perforación de pozos y funcionó, porque disminuyó la velocidad de hundimiento, pero no la eliminó. Diez años después y ante la expansión urbana se debieron buscar nuevos manantiales.

 

Concluyó que en los mapas se tienen localizados no sólo los puntos donde existen grietas, sino también en donde potencialmente se pueden presentar en el futuro.

–o0o–

 

FOTO 01

 

Efraín Ovando, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, afirmó que  si se fracturan los ductos de aguas negras y su contenido se conecta con las grietas, podría haber un deterioro en el bienestar de la población.

 

 

FOTO 02.

 

Académicos de la UNAM, encabezados por Efraín Ovando Shelley, del Instituto de Ingeniería, trabajan en el proyecto Agrietamiento en el Valle de México, con el fin de ubicar y mapear fisuras en esa región.