06:00 hrs. 19 de Julio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-442

Ciudad Universitaria

 

 


José de Jesús González Núñez

 Pie de fotos al final del boletín

 

AÚN EN LAS PAREJAS MODERNAS EL SÍNDROME DE “NIDO VACÍO” PUEDE GENERAR CRISIS MATRIMONIALES

 

·        Señaló José de Jesús González Núñez, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM

·        No es un fenómeno exclusivo de la sociedad mexicana. En todo el mundo los vástagos se separan del hogar al casarse, para vivir solos o hacer viajes largos al extranjero, dijo

·        Puede repercutir de manera positiva si los esposos han sabido comunicarse y llevarse bien afectivamente, porque disponen de más tiempo para convivir, destacó

 

Pese a que en las últimas décadas la edad de los hijos para independizarse o procrear se ha retrasado, los padres modernos siguen sufriendo el síndrome del “nido vacío”, afirmó José de Jesús González Núñez, profesor de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Esta etapa es inevitable si se considera que se amalgama con la biología, pues la reproducción y emancipación son innatas a la naturaleza humana. De hecho, detalló, no es un fenómeno exclusivo de la sociedad mexicana. En todo el mundo los vástagos se separan del hogar por diferentes razones, porque se casan, deciden vivir solos o hacer viajes largos al extranjero.

 

El psicoanalista consideró que es importante prestar atención a este fenómeno, porque si no hay una base sólida detrás, puede generarse una crisis matrimonial.

 

Mencionó que este síndrome debe ubicarse dentro de las etapas de evolución de la pareja. Primero, se da un desprendimiento de los cónyuges de su núcleo original, es decir, los sujetos que buscan una relación se deben escindir de sus progenitores.

 

Después, abundó, viene su consolidación como cabezas de una nueva familia; a ello viene el nacimiento de los hijos, su crecimiento y el paso a la adolescencia, entonces repiten los mismos conflictos que sus padres (escolares, familiares, emocionales, sexuales, vocacionales y profesionales), los cuales pueden o no quedar resueltos. A continuación sigue el reencuentro, es decir, la etapa del “nido vacío”, que termina con la vejez.

 

Cuando los vástagos se van, ambos experimentan el aislamiento y sentimientos de depresión ante la ausencia, debido a que sus actividades de crianza han terminado, refirió.

 

Si durante el cuidado de sus descendientes no existió comunicación, se acabó la pasión y no se conocieron como personas de manera más profunda, puede complicarse mucho la convivencia y, por lo mismo, su situación matrimonial, explicó.

 

En la mujer esta etapa es vista como algo natural, pero el hombre también se deprime, aunque no igual porque no viven el embarazo como lo hace su contraparte, y muchas veces no participan en la educación de los hijos, comentó el especialista en psicología de lo masculino.

 

Si bien en el “nido vacío” existe la necesidad de admitir y buscar lugar a nuevos miembros, como los nietos, también es importante que la pareja al quedar sola busque nuevos espacios mentales, convivir y reencontrarse, apuntó.

 

En esta etapa a los cónyuges les toca presenciar la muerte de generaciones anteriores y empiezan a pensar en el propio deceso. Además, por lo regular, a esa edad muchas personas pasan por la jubilación, hay en ellas una declinación de la capacidad física y aparecen las enfermedades, puntualizó.

 

De hecho, agregó, puede presentarse la viudez y en ese momento sí surge la necesidad de alejarse de su descendencia para iniciar una nueva relación.

 

No obstante, el síndrome del “nido vacío” puede repercutir de manera positiva si los esposos han sabido comunicarse y llevarse bien afectivamente, porque ahora disponen de más tiempo para convivir, aseveró. Repercute negativamente si uno de los dos se deprime; generalmente es la mujer, pero es entonces cuando el hombre debe mostrar más interés y capacidad para sostenerla y animarla a seguir juntos.

 

En realidad, subrayó, hay parejas que en este periodo se separan porque vivían bien en tanto había hijos; pero cuando éstos dejan el hogar se dan cuenta que ya no tiene la capacidad de entenderse afectivamente. Así, el divorcio se da por la incomprensión y fricciones, al no poder relacionarse en la intimidad.

 

En esta etapa, aclaró, la sexualidad es otro problema porque el hombre prácticamente continúa con deseos, y la mujer pasa por la menopausia; por lo mismo, sufre un fuerte cambio hormonal y en ese momento puede descender su deseo sexual.

 

González Núñez aseveró que en el síndrome del “nido vacío” es difícil encontrar soluciones, pero se puede prevenir y educar a ambos para que cuando lleguen a esta etapa sepan qué hacer.

 

Recomendó como terapia una metodología donde se formen grupos de personas que están por entrar en este periodo y discutir sobre qué pasa con la jubilación, la sexualidad, los valores, los hijos y nietos que les gustaría tener.

 

Además, los cónyuges deben prepararse desde el nacimiento de sus vástagos, vivir plenamente su papel de padres y, al mismo tiempo, alimentar y enriquecer su relación de pareja, concluyó.

 

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Es importante prestar atención al problema del “nido vacío”, porque puede generarse una crisis matrimonial, advirtió José de Jesús González Núñez, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

 

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Con el síndrome de “nido vacío” es importante que la pareja, al quedar sola, busque nuevos espacios mentales convivir y reencontrarse, afirmó José de Jesús González Núñez, académico de la UNAM.