06:00 hrs. 18 de Julio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-440

Ciudad Universitaria

 

 


Mirna Estrada

 Pie de fotos al final del boletín

 

DESARROLLAN EN LA UNAM MATERIALES RESISTENTES A SUSTANCIAS QUÍMICAS Y A LA PROPAGACIÓN DEL FUEGO

 

·        Informó Mirna Estrada, del Instituto de Investigaciones en Materiales

·        Son nanocompuestos de matriz polimérica, obtenidos a partir de materias primas nacionales, que abaten costos de producción y crean tecnología mexicana, dijo

·        Los compuestos químicos pueden presentar riesgos como que, en exposiciones prolongadas o frecuentes, pueden atacar al hígado, riñón o médula, advirtió

 

Científicos del Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM desarrollan novedosos materiales resistentes a la permeabilidad de diversos tipos de sustancias químicas, para la fabricación de guantes de laboratorio, y otros que retardan la propagación del fuego.

 

Se trata, explicó la especialista Mirna Estrada, de nanocompuestos de matriz polimérica obtenidos a partir de materias primas nacionales, de modo que sus costos de producción sean bajos y sea posible crear tecnología mexicana útil.

 

La también experta en seguridad e higiene en el trabajo señaló que, a los accidentes en un laboratorio o taller deben sumarse los daños crónicos, es decir, desde alergias hasta padecimientos graves a largo plazo, como cáncer o cirrosis hepática por exposición sin protección o sin medidas preventivas adecuadas (enfermedades de trabajo).

 

“Por ejemplo, las sustancias halogenadas o aromáticas, en exposiciones prolongadas, provocan esos males, atacan al hígado, riñón o médula. Pero las estadísticas de tal incidencia no existen, porque nadie asocia esas enfermedades con este origen. Algunas veces se descubre cuando ya es demasiado tarde. El daño provocado por las sustancias químicas es en muchos casos silencioso”, alertó.

 

Se ignoran los riesgos, y al hacerlo, es más fácil exponerse a ellos. Si se hace de manera cotidiana, los efectos pueden ser, incluso, fatales. Por ejemplo, los mecánicos se lavan con aguarrás o gasolina, lo cual no sólo les deshidrata las manos, les afecta el hígado y el sistema inmunológico. Su vida se acorta, pero no están conscientes de ello, de que debiesen tomar precauciones y usar protección. Otro ejemplo donde se requiere insistir en usar los equipos de protección personal (EPP) son los laboratorios escolares y de investigación, detalló.

 

Sobre los guantes requeridos en estos lugares, mencionó que en México no hay tecnología para hacerlos, ya que todos se importan. Algunas compañías hacen guantes de uso doméstico de látex, pero incluso éstos se importan de Brasil y España, principalmente. Los guantes industriales de hule y neopreno que se fabrican en el país son gruesos y brindan poca maniobrabilidad.

 

No obstante, sólo sirven para ciertas sustancias comerciales, como el ácido muriático o la sosa, o los aceites; para mezclas de distintos tipos de compuestos se requiere mayor protección. “En el trabajo de laboratorio para un cierto experimento se usan comúnmente varios disolventes y substancias químicas, aunque en cantidades pequeñas, como acetona, cloroformo, tolueno o benceno, compuestos sólidos y líquidos, por tanto, la protección personal debe abarcar la resistencia de permeabilidad y química a todas ellas”, aclaró.

 

Se presenta el problema de que los guantes resistentes contra una sustancia no necesariamente lo son contra otra. Es decir, expuso, no hay uno sólo para todos los usos, son distintos y todos de importación, con un costo de hasta 100 dólares el par y con duración aproximada de un mes dependiendo del uso.

 

Las manos no son impermeables, aclaró Mirna Estrada, tienen poros evidentes cuando se suda; en general, se cree que la piel es una barrera, cuando en realidad por ahí pueden entrar los tóxicos.

 

Ante este panorama, adelantó la científica, se investigan los elastómeros para mejorar estos aditamentos. Para ello se experimenta con materiales nanocompuestos de matriz polimérica elastomérica. En el IIM ya se han obtenido buenos resultados con los termoplásticos como el polietileno, PET o polipropileno, a los cuales se les agregan delgadísimas capas –de un nanómetro de espesor–,  de una arcilla conocida como montmorilonita, abundante en zonas volcánicas, con los que se han mejorado hasta en 150 por ciento sus propiedades mecánicas, así como la impermeabilidad a gases.

 

Se busca con este tipo de partículas mejorar la impermeabilidad del material elastomérico, de manera que los guantes sean resistentes a una mayor gama de sustancias químicas, siendo delgado y sin que se pierda destreza. El plástico adquiere así propiedades superiores, aseveró.

 

El mismo principio es utilizado para la obtención de polímeros que no sólo tarden en arder, sino que al quemarse emitan una menor cantidad de humo y de gases tóxicos. En este caso se investiga con resinas termofijas. Es un aditivo nanoestructurado el que se añade y dispersa de manera uniforme en la resina que se puede adquirir en el mercado, para mejorar sus características ante un incendio, apuntó.

 

Se favorece “un producto que ya se comercializa, es decir, se usan las matrices plásticas que se venden para mejorarlas, adicionándoles elementos que retarden el fuego y que sean costeables”.

 

Los resultados de la investigación son alentadores. “Se ha mejorado la resistencia del material”. Aún falta camino por recorrer para obtener el producto terminado. Para la fabricación de guantes ya hay acercamientos con las empresas. El objetivo es aprovechar su infraestructura y escalar el experimento a nivel semi-industrial.

 

Por último, la universitaria recordó la importancia de leer los instructivos y las etiquetas de los frascos de todos los productos que se compran, las indicaciones, contraindicaciones, la temperatura de conservación, y todas las precauciones indicadas. En el caso de labores de investigación con las substancias químicas se debe buscar y estudiar la Hoja de Datos de Seguridad respectiva para prevenir accidentes y enfermedades de trabajo.

 

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FOTO 01

 

En el IIM desarrollan novedosos materiales resistentes a la permeabilidad de diversos tipos de sustancias químicas, para la fabricación de guantes de laboratorio, y otros que retardan la propagación del fuego, informó Mirna Estrada.

 

 

FOTO 02.

 

Mirna Estrada, del IIM, dijo que a los accidentes en un laboratorio o taller deben sumarse los daños crónicos, es decir, desde alergias hasta padecimientos graves a largo plazo, como cáncer o cirrosis hepática por exposición sin protección.