06:00 hrs. 17 de Julio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-438

Ciudad Universitaria

 

 


Lidia Rangel

 Pie de fotos al final del boletín

 

ESTUDIAN EN LA UNAM PROPIEDADES ANTIULCEROSAS DE LA PLANTA DEL CÁNCER

 

·        Académicos de la FES Cuatlitlán, encabezadas por Lidia Rangel y Guadalupe Koizumi, llevan a cabo las investigaciones

·        Han encontrado que en pequeñas cantidades tiene resultados positivos, con buen porcentaje de recuperación

·        Las dosis y el tiempo de tratamiento son factores decisivos para el efecto que pueda tener

 

Académicos de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC) de la UNAM estudian el efecto antiulceroso de la llamada hierba del cáncer (Coffea aequipetala), y hasta el momento han encontrado que en pequeñas dosis tiene resultados positivos, con un buen porcentaje de recuperación.

 

Se trata de una planta de amplia distribución en la República Mexicana, sobre todo en el centro y norte, de nombres variables según la región, que de forma tradicional y desde hace muchos años se ha usado para “atacar” el cáncer. Ahora, los universitarios lo prueban como cicatrizante.

 

Así lo explicaron Lidia Rangel Trujano y Guadalupe Koizumi Castro, integrantes del Laboratorio de Farmacología de la FESC, quienes añadieron que las dosis y el tiempo de tratamiento son factores decisivos para el efecto que pueda tener la planta, ya sea benéfico o tóxico. Por ello, una de las metas del estudio es estipular con precisión tales dosificaciones.

 

Las científicas recordaron que esta investigación se inició desde lo más básico, tés e infusiones, y están por comenzar la fase de extractos. Posteriormente se trabajará con principios puros, con el fin de identificarlos mediante técnicas como la cromatografía y  espectroscoscopia.

 

Una infusión, aclaró Koizumi Castro, se prepara con los sobres que venden en las tiendas: se pone a hervir el agua, se echa la planta, se apaga el fuego y se deja reposar por cierto tiempo; de esa forma se extraen algunos principios.

 

En tanto, el té de cocción se obtiene cuando se hierve agua, se coloca la planta en el recipiente y se deja que siga hirviendo. En este último caso se corre el riesgo de perder compuestos fotolábiles, que se destruyen con calor y con luz, expuso.

 

Por supuesto, también hay diferencias entre hervir una vez y por determinado tiempo una cierta cantidad de hierba, y repetir el proceso varias veces. Los compuestos obtenidos y su cantidad serán distintos, aclaró.

 

“Es lo que se evaluó este semestre y sí se encontraron muchas diferencias luego de hervir cuatro veces. Se esperaba que hubiera más efecto curativo; no obstante, se produjo un rebote, o sea, en vez de curar la úlcera, la incrementó. De ahí que se quiera establecer científicamente el modo de preparación”, subrayó Lidia Rangel.

 

Koizumi Castro recordó que en la Facultad los grupos de alumnos están divididos por secciones; algunos alumnos hicieron la infusión y otros el té, probando dos dosis, de 100 y 200 miligramos por kilogramo de peso. En el primer caso sí dio un efecto antiulceroso: pero en el segundo no.

 

En una siguiente etapa, reiteró, se evaluó en ratas una curva dosis-respuesta, al comenzar desde 10 y hasta 80 miligramos. Para ese caso se encontró que en el té sí hay un efecto antiulceroso, pero con una dosis de 60 miligramos por kilogramo.

 

Asimismo, haciendo la separación de los principios dentro del extracto de la planta, hasta el momento se han encontrado tres tipos de compuestos: flavonoides,  terpenos y alcaloides, explicó.

 

En dosis altas, 100 y 200 mg, los alcaloides podrían ser los causantes de la toxicidad. En contraste, los flavonoides son los que, posiblemente, produzcan un efecto terapéutico. Esto podría definir el rebote al beneficio del tratamiento.

 

Mario Arturo Morales Delgado, también académico de la FESC, que colabora con el grupo, mencionó que la hierba del cáncer estudiada ha sido recolectada en el municipio de Jilotepec, en el Estado de México. En ese sitio es abundante y crece de manera silvestre.

 

El estudio avanza; ya se caracterizan los compuestos, abundó. También se realizan los espectros de infrarrojo y resonancias. “Se quiere obtener la mayor información posible y reportar algunos componentes”.

 

La meta, abundó el especialista universitario, es tener seguridad en el uso de la planta, como con cualquier fármaco alópata. Se quiere saber cuál es la mejor manera de prepararlo.

 

Si se adquiere el extracto y se sabe qué principio activo es el que causa el efecto terapéutico, eso permitirá un producto bien  caracterizado y se dará a la población mexicana una amplia gama de usos, adelantó.

 

En ese sentido los universitarios llamaron la atención respecto a la importancia de que en México se establezca una legislación para fitofármacos, donde se incluyan conceptos básicos como qué significan, cuáles deben ser sus características, entre otros aspectos.

 

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Mario Arturo Morales Delgado, académico de la FESC de la UNAM, mencionó que la planta del cáncer estudiada ha sido recolectada en el municipio de Jilotepec, en el Estado de México.

 

 

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Lidia Rangel Trujano y Guadalupe Koizumi Castro, de la FES Cuautitlán de la UNAM, estudian el efecto antiulceroso de la llamada hierba del cáncer.