06:00 hrs. 16 de Julio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-435

Ciudad Universitaria

 

 


Sergio Ordóñez

 Pie de fotos al final del boletín

 

INVIERTE MÉXICO 1.8 POR CIENTO DEL PIB EN SOFTWARE, INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO Y EDUCACIÓN SUPERIOR

 

·        Afirmó Sergio Ordóñez, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM

·        El país está a la zaga frente a naciones como Corea, Hungría o Polonia, mientras que en Latinoamérica es superado por Brasil e incluso Argentina, señaló

·        La nación se ha integrado a los procesos de la economía del conocimiento sin visión ni estrategia, expuso

 

México aplica en inversión en conocimiento alrededor del 1.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), rubro que comprende gasto en  investigación y desarrollo, educación superior y software, indicó el investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Sergio Ordóñez, quien precisó que la nación se ha integrado a los procesos de la nueva economía sin estrategia ni visión de país.

 

De esta manera está a la zaga frente a Estados como Corea,  Hungría o Polonia, los cuales alcanzan entre el cinco y tres por ciento en este aspecto, al no haber articulado políticas que permitan potenciar ventajas competitivas ante otros gobiernos.

 

A diferencia de México, comparó, China ha propiciado la llegada de inversión extranjera, pero la ha utilizado como herramienta para desarrollar empresas nacionales de conocimiento, a partir de una estrategia de transferencia y aprendizaje tecnológicos.

 

Señaló que de acuerdo con las últimas cifras disponibles, que abarcan el periodo 2000-2004, sólo en investigación y desarrollo el país tiene, de acuerdo a los datos del 2002, una inversión del 0.4 por ciento del PIB, similar al de Argentina en 2004, que vivió una crisis económica profunda. Por su parte, Brasil en el año 2000 registró más del uno por ciento en este apartado.

 

Aclaró que la ubicación de México en la economía del conocimiento debe verse desde dos vertientes: por un lado un importante atraso en esos procesos, pero registra un cierto avance en los económicos que se relacionan con los sectores electrónico-informático y la industria de servicios en telecomunicaciones.

 

Detalló que cuenta con una industria electrónica importante al exterior, al constituirse como el onceavo exportador mundial. “Este sector se ha convertido en la primera actividad en la materia en manufacturas, e inclusive se ha constituido en la rama dinamizadora integradora del crecimiento y donde ha habido procesos de escalamiento industrial”.

 

Expuso que de ser un país que básicamente hacía ensamble intensivo en mano de obra, pasó a desarrollar procesos más complejos, de mayor valor agregado, que requieren más componentes hacia la manufactura compleja y el diseño de producto. Ello ha configurado una vía de salida a la crisis de la industria local, aunque en casos localizados aún, en el contexto de la crisis mundial del 2001 y 2002.

 

Sin embargo, aclaró que el ramo electrónico está compuesto básicamente por empresas extranjeras asentadas en territorio nacional.

 

Respecto al sector de telecomunicaciones, apuntó que constituye una infraestructura cada vez más importante en los procesos de acceso a la información y al conocimiento. Pese a ello, los costos de las telefonías fija y móvil son de los más caros del mundo, lo que resta competitividad al país para integrarse a la globalización.

 

Abundó que la economía del conocimiento constituye una nueva fase de desarrollo mundial, que se caracteriza por una novedosa articulación entre el sector científico-educativo y la producción social. Estas dos esferas, dijo, estrechan su relación y tienen una mayor interacción.

 

Recordó que tradicionalmente se consideraba al sector científico- educativo como un espacio que creaba conocimiento y a la economía o producción como otras donde se aplicaba éste.

 

“Pero esto ha cambiado radicalmente. La sociedad y la economía cada vez inciden más en la producción de saberes y el sector científico-educativo participa cada vez más en la aplicación de éstos”, continuó.

 

Por otro lado, explicó, está  el hecho de que a nivel económico se ha construido el nuevo ciclo industrial de crecimiento, dinamizado por el sector electrónico-informático, que es el complejo productivo de servicios en torno a las tecnologías básicas de circuito integrado, software y digitalización.

 

Aclaró que en México hay un relativo buen equipamiento del sector científico-educativo, pero un costo laboral alto, si se compara la situación con la de otros países.

 

El costo unitario por investigador (salarios) es poco competitivo, comparado inclusive en relación con la República Checa. Esto deja abierta dos vías para incrementar la competitividad del sector en el país: precarizar la situación de los especialistas al abatir los costos laborales unitarios, que constituye una vía regresiva, o bien incrementar la calidad de equipamiento y situándolo en tasas comparables con Irlanda, España o Portugal, pero conservando en relación con éstos el nivel salarial, en una vía progresiva de desarrollo.

 

-o0o-

FOTO 01

 

México está a la zaga frente a Estados como Corea, Hungría o Polonia, los cuales alcanzan entre el cinco y tres por ciento en este aspecto, expuso el investigador del IIEc de la UNAM, Sergio Ordóñez.

 

 

FOTO 02.

 

La economía del conocimiento constituye una nueva fase de desarrollo de la economía mundial, al articular al sector científico-educativo con la producción social, dijo el investigador de la UNAM Sergio Ordóñez.