06:00 hrs. 10 de Julio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-422

Ciudad Universitaria

 

 


Selene Cansino

 Pie de fotos al final del boletín

 

ESTUDIAN EN LA UNAM CÓMO PREVENIR O MITIGAR LA PÉRDIDA DE MEMORIA

 

·        Informó Selene Cansino, responsable del Laboratorio de Neurocognición de la Facultad de Psicología

·        En ese espacio se ha emprendido una investigación denominada Influencia de la calidad de vida sobre el desarrollo ontogenético de la memoria

·        En dicho deterioro influyen factores como alimentación, ejercicio físico y mental, niveles de glucosa o colesterol, así como estrés e, incluso, la vida social, detalló

 

Científicos del Laboratorio de Neurocognición de la Facultad de Psicología de la UNAM emprendieron una investigación para mitigar o prevenir la pérdida de memoria, afirmó la responsable de este espacio, Selene Cansino.

 

Explicó que en el trabajo Influencia de la calidad de vida sobre el desarrollo ontogenético de la memoria se aborda este fenómeno universal del que ningún humano se salva, pues todos presentan cierta merma de esa capacidad.

 

Por experimentos aislados descritos en la literatura, recordó la experta, se conoce que en dicho deterioro influyen factores como la alimentación, el ejercicio físico y mental, los niveles de glucosa, colesterol o triglicéridos en la sangre, el propio autoconcepto que las personas tienen sobre sus evocaciones o metamemoria, el estrés e, incluso, la vida social.

 

En esta ocasión, “se evalúa a todos ellos en un solo experimento y viendo su efecto en dos tipos de memoria: de trabajo y episódica, que sufren gran deterioro con la edad”, aseveró.

 

La primera se refiere a la capacidad de manipular información y transformarla en la mente para obtener un resultado; es básica para razonar y resolver problemas. La otra posibilita recordar una experiencia propia y el contexto en que sucede. Es decir, dónde, cuándo y las condiciones en las cuales ocurren los hechos, detalló.

 

Esta importante investigación contempla una muestra total de mil 500 personas, seccionados por décadas. “Mediante análisis multivariados se pretende determinar qué tanto de ese deterioro es explicado por la alimentación, qué tanto por el ejercicio y así en todos lo factores”, dijo.

 

Opera así porque los modos de vida son variados, y se puede preferir no cuidar la alimentación pero hacer deporte, por ejemplo. Debido al número de sujetos en este ejercicio se podrá establecer, con certeza, cuál es la importancia de cada variable. “La meta última es saber cómo preservar la memoria lo más posible”, señaló.

 

Este grupo de trabajo ya tiene resultados preliminares. Se observó que contrario a lo visto en estudios aislados, “donde se ha evaluado a grupos más pequeños, la memoria episódica no registra un declive a los 50 o 55 años, sino a partir de los 30 e incluso, a juzgar por la tendencia de los datos, quizá comience antes, en la década de los 20, una vez que ha concluido el desarrollo completo del sistema nervioso”, reveló. El deterioro para recordar el contexto espacial es lineal y, al parecer, “relacionado con la pérdida de células en la región frontal del cerebro, región que, se sabe, participa en este tipo de memoria. Son datos asombrosos”.

 

Hay gran variabilidad, aclaró la experta, con personas que en los 70 ejecutan su memoria como un muchacho de 20 y su desempeño es excelente. Pero qué explica que ese sujeto en particular opere mejor que los de su grupo de edad, por qué uno preserva su capacidad y otros la pierden, qué factor en su modo de vida resultó benéfico.

 

Según sus datos, aproximadamente cada dos años perdemos la capacidad de recodar el contexto espacial de un hecho, o un detalle en particular de la experiencia vivida (por ejemplo, dónde ocurrió o quiénes estaban presentes).

 

Además, añadió, los datos confirman que la velocidad de respuesta de las personas disminuye con la edad. Los procesos, simples o complejos, se lentifican aproximadamente siete milisegundos por año.

 

Este estudio, de seis años de duración, va en el quinto y “se espera terminar a principios del entrante para publicar los resultados definitivos”. Hasta ahora, las investigaciones de la experta se han dado a conocer en revistas como Cerebral Cortex o Human Brain Mapping.

 

Selene Cansino refirió que los interesados en participar en el estudio, todos adultos, acuden al Laboratorio, donde se les hace una primera evaluación mediante cuestionarios especializados para determinar que no presentan alguna patología; se usan medidas biológicas y registros fisiológicos para evaluar la respuesta galvánica de la piel durante la segunda sesión en que se realizan las tareas de memoria.

 

Ahí les interesan “los procesos cognoscitivos que ocurren en las personas sanas. Se excluye a quienes tienen padecimientos, pues el interés es explicar estos fenómenos en el funcionamiento normal del sistema nervioso”, advirtió.

 

Consideró que es primordial conocer el fenómeno tal y como es en la mayoría de los individuos, para luego entender lo que ocurriría en presencia de patologías, aclaró.

 

La especialista sostuvo que a últimas fechas ha crecido el interés por la gente mayor, puesto que la esperanza de vida ha aumentado. “Eso impulsa la investigación para proporcionar mejores estilos y calidad de vida que beneficien a todos llegado el momento”.

 

Apuntó que en el Laboratorio a su cargo –único en México con un sistema de registro electrofisiológico de 128 canales o posiciones sobre el cuero cabelludo que permite, mediante análisis especializados, determinar de qué parte del cerebro proviene la actividad eléctrica–, se han formado alrededor de 40 alumnos, que han concluido sus estudios de licenciatura, maestría y doctorado, finalizó.

 

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FOTO 01

 

Selene Cansino, de la FP de la UNAM, dijo que en el deterioro de la memoria influyen la alimentación, ejercicio físico y mental, niveles de glucosa, colesterol o triglicéridos en la sangre, estrés y vida social.

 

 

FOTO 02.

 

Científicos del Laboratorio de Neurocognición de la Facultad de Psicología de la UNAM emprendieron una investigación para mitigar o prevenir la pérdida de memoria, señaló Selene Cansino.