Boletín UNAM-DGCS-407
Ciudad Universitaria
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Afirmó en
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Porfirio Muñoz Ledo, presidente del Centro
Latinoamericano de la Globalidad, dijo que las relaciones de ambos países no sólo pueden ser buenas, sino inmejorables
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Participaron en el Seminario Internacional
Brasil y México frente a la globalidad: ¿desafíos comunes?, junto con Cándido
Grzybowski
México y Brasil podrían tener una influencia decisiva en el
futuro del continente americano como
La agenda de trabajo entre
ambos países es amplia, hay muchos temas donde hay coincidencia, desde cambio
climático, derechos humanos y gobernabilidad, afirmó al participar en el
Seminario Internacional Brasil y México frente a la globalidad: ¿desafíos
comunes?, organizado por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte y
Durante
La rivalidad entre dichas sociedades es evitable,
prosiguió. “No se ignora el peso de los factores geográficos y económicos y el
particular contexto geopolítico de cada país, independientemente de voluntades
y vaivenes coyunturales; pero la habilidad diplomática, y el mayor y mejor
conocimiento mutuo pueden reducir circunstancias estructurales que dificultan
la cooperación y crear espacios para el acercamiento en ese sentido”.
De acuerdo con Porfirio Muñoz Ledo, presidente del Centro
Latinoamericano de la Globalidad, es evidente que desde el punto de vista
formal, las relaciones de México con Brasil no sólo pueden ser buenas, sino ser
prácticamente inmejorables. Sin embargo, en los últimos 10 años se desarrolló
un sentimiento de rivalidad, que sólo se puede esclarecer mediante trabajo
conjunto y entendimiento mutuo.
México debería comprender a su
homólogo, “lo que ha sido, su proyecto histórico, su estilo nacional, su
temperamento; la dinámica de su diplomacia, sus intereses económicos nacionales
y trasnacionales”. En contraparte, la nación del cono sur podría “entender que
demográfica y culturalmente somos el gran puente hacia el mundo del norte, la
plataforma de enlace particularmente hacia Estados Unidos”. Se tiene una visión
razonablemente común de lo que pasa en el mundo, a través de un balance de las
últimas dos décadas.
Asimismo, Muñoz Ledo destacó
que una vez fracasados los intentos de integración latinoamericana, lo cual es
evidente por el curso que tomaron los hechos desde los años 60, se pasó a la
unión subregional.
Una medida práctica sería
designar un representante conjunto de América Latina en la Organización de las
Naciones Unidas, en nombre de todos los países de la región, lo cual
estimularía la unificación y llevaría a lo que para los europeos es el “pan de
todos los días”, como los secretariados mixtos, agregó en el auditorio Mario de
la Cueva de
A su vez, Cándido Grzybowski, del Instituto Brasileiro de
Análises Sociais e Econômicas, recalcó que para transformar a México y Brasil
desde la sociedad civil deben desarrollarse ciertas condiciones políticas,
económicas, técnicas y culturales, las cuales deben partir de un cambio de
perspectiva: “qué México y qué Brasil necesita el mundo en vez de preguntarnos
qué requerimos”.
Ambas naciones, concluyó, han perdido capacidad de
incidencia en la agenda de América del Sur. “En los años 80 y 90 del siglo
pasado se tuvo un papel mucho más importante que ahora”. Por ello, un desafío
es qué hacer para que aparezca de facto un multilateralismo con nueva cara, que
apunte para la creación de una base de unidad política mundial.
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FOTO 01
Cándido
Grzybowski, Porfirio Muñoz Ledo, José Luis Valdés,
FOTO 02.
Cándido
Grzybowski, Porfirio Muñoz Ledo y José Luis Valdés en la primera mesa
Multilateralismo: retos comunes y otros actores, en la UNAM, para abordar las
relaciones entre México y Brasil.