14:20 hrs. 18 de Junio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-373

Ciudad Universitaria


Blanca Mendoza

Pies de foto al final del boletìn

 

PODRÍA LA ACTIVIDAD DEL SOL AUMENTAR LA TEMPERATURA PROMEDIO DEL PLANETA

 

·        Se sumaría a los efectos antropogénicos del cambio climático, dijo Blanca Mendoza, del Instituto de Geofísica de la UNAM

·        Al respecto hay controversia. Lo mismo ocurre en relación con los efectos de la actividad solar sobre la salud

·        Dictó la conferencia Algunas interacciones Sol-Tierra, en el auditorio Tlayoltl de esa entidad

 

Al intentar determinar el papel que juega el Sol en el problema del cambio climático se ha visto que el aumento de su actividad podría agregarse a los efectos antropogénicos, para dar como resultado un incremento significativo de la temperatura promedio del planeta, dijo Blanca Mendoza, del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

 

La investigadora señaló que los periodos de baja o alta presencia del astro rey coinciden con cambios en el tiempo atmosférico regular del planeta.

 

Tal hecho, ya documentado, es una de las evidencias que apuntan hacia un efecto directo y puntual del estado de la estrella en el clima terrestre. No obstante, es un tema controversial demostrar qué mecanismos específicos están involucrados en la interacción de ambos factores.

 

Recordó que entre 1645 y 1710, en la época Isabelina, el río Támesis estuvo congelado. A esas décadas se les ha llamado la pequeña edad glacial, que coincide con el tiempo en que el Sol se “deprimió”, ya que no produjo manchas o auroras, sino que estaba en un periodo de inactividad.

 

“Se ha encontrado que en ocasiones el Sol ha presentado este comportamiento, en donde el astro rompe la periodicidad de su ciclo de 11 años, con lo que aumenta o disminuye su dinámica”, añadió Blanca Mendoza.

 

En la conferencia Algunas interacciones Sol-Tierra, la experta expuso que la luz solar es el motor del clima; sin embargo, podría ser que su efecto no sea directo, sino que se esté llevando a través de procesos de la biota; aún faltan estudios por realizar.

 

Lo mismo ocurre en relación con las repercusiones sobre la salud. Al respecto señaló que hay estudios que indican que la variación de los campos magnéticos producidos en el planeta, asociados con la actividad solar pueden generar problemas, como infartos al miocardio y epilepsia.

 

Sin embargo, el mecanismo por el cual esto ocurre está en intenso estudio y debate, “y no se puede concluir nada al respecto; no hay certeza, se debe analizar más ampliamente el tema”, argumentó.

 

En el auditorio Tlayoltl del IGf recordó que del Sol sólo se observa la superficie. Como otras estrellas tiene una estructura interna que se infiere mediante cálculos físico-matemáticos; se forma en primera instancia por un núcleo, donde se genera la energía.

 

En su centro, de manera constante se convierte el hidrógeno en helio a través de una serie de reacciones nucleares. Uno de sus productos es la luminosidad. “Un dato que llama la atención es que la luz que se produce en su interior tarda 10 millones de años en salir a la superficie”.

 

Luego tiene una zona radiativa (o de radiación), y otra convectiva (o de convección), donde la energía se transporta mediante movimientos macroscópicos de material, hasta que finalmente sale a la zona visible, a la fotosfera, donde se observan las manchas. De ahí la radiación viaja ocho minutos hasta alcanzar a la Tierra.

 

De ese modo, expuso, la primera conclusión de tal proceso de energía es que la luz que llega es vieja, ya que fue generada en el interior del astro hace millones de años.

 

La corona solar, en tanto, es una capa de la atmósfera que está cerca de un millón de grados y emite rayos X. Ésta se escapa del Sol por su alta temperatura; o sea, la gravedad no es capaz de contener ese gas y sale para formar lo que se conoce como viento solar.

 

Otra de las características del astro rey son las mencionadas manchas solares, regiones de campos magnéticos intensos que impiden el transporte eficiente de energía; por esa razón son más “frías” y oscuras que el área que las circunda.

 

Su variación tiene un ciclo de once años con una regularidad asombrosa, según muestran los registros desde 1750, año a partir del cual los datos son confiables, precisó Blanca Mendoza.

 

Pero fue antes que se descubrieron. Galileo Galilei empezó a registrarlas de manera sistemática en 1610. Descubrió que ellas se movían alrededor del Sol y concluyó que éste rotaba. Aunque fueron vistas en Grecia, China y Corea, varios siglos antes de nuestra era.

 

Tal manifestación fue durante muchos años la única que se pudo determinar. En la actualidad hay otros fenómenos que se han estudiado, como el campo magnético, las protuberancias, emisiones de masa coronal, entre otras.

 

La interacción del planeta con el Sol es estrecha, finalizó la experta, y una de sus manifestaciones más bellas son las auroras boreales y australes, que se forman a 100 kilómetros de altura en latitudes altas, cuando las partículas solares penetran a la atmósfera e interactúan con el nitrógeno y el oxígeno, sus principales constituyentes.

-o0o-

 

 

FOTO 01

 

El Sol tiene manchas solares, regiones de campos magnéticos intensos que impiden el transporte eficiente de energía, explicó Blanca Mendoza, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

 

 

FOTO 02.

 

Blanca Mendoza, investigadora de la UNAM, dijo que la actividad solar podría agregarse a los efectos antropogénicos en el incremento significativo de la temperatura promedio del planeta.

 

 

FOTO 03

 

Del Sol sólo se observa la superficie; como otras estrellas, tiene una estructura interna que se infiere mediante cálculos físico-matemáticos, refirió la especialista Blanca Mendoza, del IGf de la UNAM.