12:00 hrs. 16 de Junio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-368

Ciudad Universitaria

 

Adreas Kääb

Pies de foto al final del boletìn

 

SON GLACIARES LOS MEJORES INDICADORES DEL CAMBIO CLIMÁTICO TERRESTRE

 

  • Afirmó en la UNAM Andreas Kääb, de la Universidad de Oslo, Noruega
  • Estas masas heladas requieren una cantidad estable de temperatura y precipitación de nieve, que dependen de cuestiones climáticas, dijo
  • En México, los hielos del Pico de Orizaba, Iztaccíhuatl y Popocatépetl podrían desaparecer, aseveró Hugo Delgado, del Instituto de Geofísica
  • Participaron en el Foro Internacional de Glaciología. Cambios recientes en los glaciares de Latinoamérica

 

Los glaciares son los mejores indicadores de los efectos por el cambio climático en el ámbito terrestre, porque es evidente que se están modificando, aseguró en la UNAM Andreas Kääb, especialista de la Universidad de Oslo, Noruega, al intervenir en el Foro Internacional de Glaciología. Cambios recientes en los glaciares de Latinoamérica.

 

Al dictar la conferencia Worldwide glacier changes observed from optical space sensors, en el encuentro organizado por el Instituto de Geofísica –inaugurado por su titular, José Francisco Valdés Galicia–, señaló que estas masas heladas requieren una cantidad estable de temperatura y precipitación de nieve, que dependen de cuestiones climáticas para convertirse en hielo y comenzar a fluir pendiente abajo.

 

En este marco, el investigador Hugo Delgado Granados,  del  Instituto de Geofísica de esta casa de estudios, explicó que los glaciares de los volcanes activos Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Pico de Orizaba podrían dejar de tener hielo, causando impactos aún inciertos, como una posible desertificación en la cúspide.

 

Añadió que sus volúmenes helados son vulnerables al presentar temperaturas que la mayor parte del año fluctúan entre –1 y –1.5 grados centígrados, en promedio. En primavera y verano prácticamente llegan a los cero grados.

 

En el caso del Popocatépetl, abundó, existen tres razones por las cuales hay retrocesos importantes: el cambio climático que afecta a los glaciares del mundo, las condiciones ambientales locales con la presencia de la industria, y el hecho de ser un volcán en erupción.

 

Aunque el área glacial era pequeña, prácticamente  ya no existe. “Hay pedazos de hielo y en los últimos 15 años no ha habido acumulación, ya que los glaciares subsisten si cae nieve y se preserva, transformada”. Los que aún quedan, apuntó, están localizados en una extensión de 0.3 kilómetros cuadrados, pero no de manera continua, sino a manera de “parche pegado a la roca”.

 

En el Iztaccíhuatl, resaltó, la extensión ha disminuido en un 50 por ciento. Entre 1958 y 1982 desapareció 20 por ciento, mientras que de esa última fecha hasta hoy descendió otros 30 puntos porcentuales. Los del Pico de Orizaba son cercanos a los siete kilómetros, aunque el espesor es pequeño, de 20 metros.

 

Previó que posiblemente en el primero desaparezca el hielo en un lapso de dos décadas o antes, mientras que en el de Veracruz, probablemente subsista 30 años más. Sin embargo, “no hay ninguna garantía debido a que son vulnerables y los cambios climáticos los pueden perjudicar fuertemente”.

 

Frente a ello, la UNAM, en un proyecto financiado por el CONACYT, instaló estaciones en el Pico de Orizaba a cinco mil metros, y una más en el Iztaccíhuatl a la misma altura, para registrar las condiciones ambientales más elevadas desde el Polo Norte hasta Perú, recordó.

 

Advirtió que al no haber hielo, la radiación solar que antes se reflejaba en la superficie nevada, será absorbida por las rocas y provocará que la temperatura de la zona alrededor de ese punto sea mayor.

 

Expuso que si aumenta el calor en las cimas de las montañas se podrían formar zonas de alta presión que inhiban la precipitación, “y si no hay lluvia, hay menor recarga hacia los acuíferos. Aunque hoy en día se sabe que los glaciares no aportan mucha agua hacia el sistema hidrológico, si ésta disminuye, podría haber un proceso de desertificación. Es necesario estudiar este fenómeno para anticipar consecuencias y prepararse”, detalló.

 

Al retomar su exposición, Andreas Kääb precisó que hay diferentes métodos para analizar los glaciares y él se enfoca a los basados en sensores remotos en el espacio.

 

Uno de ellos es el óptico, que consiste en tomar fotografías para distinguir si lo que se ve es o no un glaciar y de qué tipo. Como ventaja tiene que se pueden analizar en diferentes momentos, y al comparar lo obtenido observar en particular los cambios geométricos, de área y volumen, que sufren, aclaró.

 

Otro son las microondas, que posibilita examinar lugares aún cuando haya nubes, como sucede en lugares difíciles como la Antártica y el Ártico; con los ópticos, una foto en esas condiciones saldría negra. Asimismo, aparte del área y volumen se incluye la velocidad y dirección en que se mueven los glaciares, aseveró.

 

El tercer grupo abarca las que se basan en la altimetría, es decir, la medición de alturas. Un sensor establece las diferentes distancias que existen desde el aparato al terreno, para lo cual toma el tiempo que tarda la onda en viajar entre uno y otro punto y regresar. Mediante ese sencillo cálculo se sabe cómo es la superficie, especificó.

 

Esta última opción, recalcó Andreas Kääb, es buena para analizar grandes hojas de hielo como en la Patagonia, en parte porque al revisar los datos de varios años se ha podido ver cómo cada vez más se incrementa la distancia entre el instrumento y la superficie del glaciar, es decir, que este último se está adelgazando.

 

En el auditorio Ricardo Monges López del Instituto de Geofísica concluyó que el monitoreo glaciar por esta vía es, en general, un método democrático, permite a todo mundo tener conocimiento, y si bien se requiere de aprendizaje cualquier persona puede conocerla y utilizarla, incluso en lugares de difícil acceso, como donde hay problemas políticos o que son grandes.

 

Los demás temas que se abordaron en el Foro, fueron: Cambio climático, deglaciación y sus implicancias en los recursos hídricos en el Perú; Cambios recientes en los glaciares y el clima de la Patagonia; Argentina: cuenca hídrica del río Santa Cruz; Los glaciares de México: fluctuaciones y respuestas al cambio climático y otros factores; Nuevo inventario para los glaciares del Ecuador. Resultados preliminares, y Respuestas glaciares de Chile y Antártica a los cambios climáticos del siglo XX.

 

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FOTO 1.

José Francisco Valdés y Hugo Delgado previo a la inauguración del Foro Internacional de Glaciología. Cambios recientes en los glaciares de Latinoamérica, en el Instituto de Geofísica de la UNAM.

 

FOTO 2

Andreas Kääb, especialista noruego, aseveró en la UNAM que los glaciares son los mejores indicadores de los efectos por el cambio climático en el ámbito terrestre.