06:00 hrs. 07 de Junio de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-348

Ciudad Universitaria

 


Lucy María Reidl Martínez

Pie de fotos al final del boletín

 

SE VIVE UNA SITUACIÓN DE CRISIS SOCIAL POR EL INDIVIDUALISMO

 

·        Afirmó Lucy María Reidl Martínez, directora de la FP de la UNAM, quien agregó  que cada persona sólo busca solucionar sus propios problemas

·        La formación de ciudadanos no es un asunto exclusivo de una sola materia, consideró Gilberto Guevara Niebla, académico de la FFyL

·        Participaron en la inauguración del Coloquio Educación ciudadana. Retos y responsabilidades de los Gobiernos, las instituciones y los Ciudadanos en el contexto de la globalización

 

En la actualidad se vive una situación de crisis social en todo el mundo, debido, sobre todo, a que cada persona busca la solución a sus propios problemas, independientemente de los efectos que pueda causar en su ambiente familiar, escolar o laboral, afirmó Lucy María Reidl Martínez, directora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Al inaugurar el Coloquio Educación ciudadana. Retos y responsabilidades de los Gobiernos, las instituciones y los Ciudadanos en el contexto de la globalización, consideró urgente tomar medidas para identificar las situaciones que llevan implícitas tal conducta; así como analizar y proponer alternativas.

 

En ese sentido, la educación es un elemento primordial; por ello, es imprescindible trabajar tanto en las familias como en el ámbito escolar en cuestiones de formación moral, de desarrollo de una conciencia e identidad particular, lo que permitirá que cada persona se ubique como parte de un grupo, al cual se debe atender en función de un bien común, destacó.

 

Esto, indicó, es posible en la medida en que el individuo adquiera valores universales, que tomen en cuenta a la comunidad en términos de respeto, libertad, garantías individuales, derechos humanos, responsabilidad, dignidad y honestidad, entre otros.

 

De esta manera, y eso sería lo deseable, cada persona se desenvolvería en su ambiente social, con una perspectiva colectiva y no de bien personal, señaló.

 

Además, la educación ciudadana se enfoca hacia las nociones de trabajo conjunto para la adquisición de bienes comunes, como son la democracia, la participación social y la solidaridad, detalló.

 

De ahí que en este Coloquio confluya el trabajo de diversos investigadores en relación con la educación ciudadana y la formación moral, apuntó.

 

Para la Psicología, refirió, es importante apoyar la realización de estos foros, donde se destacan tanto las aportaciones que puede hacer esta disciplina a la atención de diversos problemas sociales, como la relevancia de llevar a cabo un trabajo interdisciplinario.

 

En ese sentido, enfatizó, la colaboración del Colegio de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y de la FP de la UNAM en la realización de este evento, presenta evidencia de que cuando se unen los esfuerzos, los resultados pueden ser alentadores.

 

Por su parte, Gilberto Guevara Niebla, académico de la FFyL, consideró que la formación de ciudadanos no es un asunto exclusivo de una sola materia, sino un quehacer que empieza desde la vida escolar y social de cada niño.

 

Sin embargo, el éxito de la educación actual puede considerarse controversial porque los resultados obtenidos hasta ahora indican que los menores no obtienen capacidad para pensar por sí mismos, construir juicios de manera autónoma o reflexionar antes de actuar, aseveró.

 

Los infantes difícilmente adquieren en los planteles un sentido amplio de respeto hacia la diferencia, y persisten dentro de las aulas prejuicios y actitudes sectarias sumamente preocupantes, alertó.

 

Por otro lado, apuntó, también hay un fenómeno de agresión física, simbólica y verbal. “Las escuelas son escenarios de un alto grado de violencia y esto no solamente es perceptible en zonas populares”.

 

Así, el problema de la educación ciudadana tiene que ver, por un lado, con la gestión del sistema educativo. El caso de este sector es sólo un ejemplo de la exclusión y poca atención que ha recibido este rubro.

 

Por ello, con eventos como éste se interpela al sector público y se le recuerdan sus responsabilidades en este campo que debe ser determinante para el futuro del país, subrayó.

 

Al dictar la conferencia La vergüenza y la culpa: emociones sociales y su efecto en la cultura, Lucy María Reidl Martínez aseguró que las emociones son básicamente producto del intercambio social.

 

Los efectos de estos estados emocionales influyen sobre el juicio y la percepción de las personas; así como en la conducta, expresión, experiencia y en el surgimiento, mantenimiento y término de las relaciones personales, precisó.

 

De hecho, la cultura y las emociones están íntimamente ligadas. La primera modela las conductas; “por ejemplo, cómo es que me doy cuenta que siento celos, enojo, vergüenza o culpa. Porque no se reacciona en automático, uno aprende cuáles son las situaciones que le suceden para sentir los diferentes estados”, manifestó.

 

Mencionó que todos los seres humanos sienten emociones positivas y negativas, las cuales, en términos generales, pueden ser intensas, provocadas por un objeto específico y motivan a las personas a hacer cosas o dejar de hacerlas.

 

Asimismo, agregó, reparan, mantienen y orientan el comportamiento fisiológico, expresivo, cognoscitivo, conductual y afectivo. También son estructuras narrativas que permiten darle significado y modelar las experiencias que como seres humanos se tienen en la vida cotidiana.

 

Concretamente, la vergüenza y la culpa se producen con mucha frecuencia en el ámbito de la educación y no sólo en el nivel básico sino también superior, refirió.

 

Ambas emociones, dijo, son llamadas sociales, porque se aprenden a lo largo del proceso de socialización y sirven para regular el comportamiento intra e interpersonal.

 

Indicó que de acuerdo con una encuesta realizada en personas en etapa escolar, en el sector educativo dichas emociones, dependiendo de la edad, están asociadas a determinadas palabras.

 

Así, los niños de 8 a 12 años asocian la culpa con términos como agredir, gritar, consecuencia de hacer algo, acciones indebidas, contestar, la ley, accidentes, desobedecer o pelear. Entre los 19 y 24 años la vinculan con actos delictivos, mentir, castigo, remordimiento, tristeza, engaño, miedo y cometer errores, comentó.

 

En el caso de la vergüenza, acotó, para los más pequeños está asociada a hacer algo en público, llorar, desobedecer, relacionarse con el sexo opuesto, arreglo personal, regaño ante otros, hacer el ridículo o cuestiones negativas en la escuela.

 

Para los más grandes esta emoción equivale a pena, miedo al ridículo, timidez, transgredir normas, caerse, ser observado, la desnudez, la apariencia, humillación y el equivocarse, concluyó.

 

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FOTO 01

 

Lucy María Reidl Martínez, directora de la FP de la UNAM, dijo que hoy se vive una crisis social en todo el mundo, debido a que cada persona busca solucionar sus problemas sin medir consecuencias.

 

 

FOTO 02.

 

Pilar Martínez, Gilberto Guevara, Lucy María Reidl y Benilde García en la inauguración del Coloquio Educación ciudadana. Retos y responsabilidades de los Gobiernos, las instituciones y los Ciudadanos en el contexto de la globalización, organizado por la UNAM.