12:00 hrs. 30 de Mayo de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-331

Ciudad Universitaria

 

Rolando Cordera

Pies de foto al final del boletín

 

REQUIERE MÉXICO CAMBIAR ENFOQUE DE COMBATE A LA POBREZA

 

 

México necesita un cambio en el enfoque de combate a la pobreza impuesto en las últimas dos décadas, ya que con el actual, la escasez alimentaria o extrema se erradicaría en 22 años y la patrimonial se podría reducir sustancialmente en 78, afirmó Rolando Cordera, integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM y profesor de la Facultad de Economía (FE) de la misma institución.

 

Al participar en la mesa IV del Foro Hacia un nuevo pacto de desarrollo: propuestas a incluir en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, realizado por la FE, señaló que es apremiante discutir y tomar decisiones para lograr una transformación en la estrategia utilizada hasta ahora en materia de política social contra ese flagelo.

 

Se requiere, dijo, “hacer un esfuerzo conceptual, técnico y político”, para mostrar que es viable, en una economía abierta y de mercado, pugnar por una integración creciente entre las decisiones financieras y sociales, pues estas últimas “no tienen por qué seguir siendo residuales”, y enfrentar los resultados mercantiles adversos.

 

 

Así, continuó, “el objetivo propuesto por Naciones Unidas de crecimiento con equidad, articulado por la idea de satisfacción progresiva de los derechos económicos, colectivos y culturales, es una táctica viable para el país y debería comenzar a explorarse de manera inmediata, dada la magnitud del fenómeno”.

 

Resaltó que por casi 20 años se ha impuesto un enfoque que privilegia la focalización a ultranza y desdeña estrategias combinadas con empleo, derechos y crecimiento económico, aunque fuera de manera gradual y segmentada.

 

Se han privilegiado las políticas de transferencias directas a los grupos pobres, seleccionados con base en métodos sofisticados y con el propósito no de eliminar los rezagos, sino combatir la transmisión intergeneracional de su condición, al incrementar la formación de jóvenes y niños, bajo el supuesto de que éstos podrán dejar la situación con la que viven sus familias, aclaró.

 

Sin embargo, opinó, se lleva una generación con esta política y tal disminución ha sido poco significativa. “No es lo mismo hablar de un aumento de la pobreza alimentaria como consecuencia de las crisis económicas de los años ochenta, que de magnitudes relativamente parecidas 20 años después.

 

“Dentro de este tema de argumentación, se corre el peligro de que el capital humano formado a través de esta política de transferencias, sufra una obsolescencia precoz, porque se tienen mexicanos mejor educados que sus padres, más sanos y mejor alimentados, pero sin empleo”, advirtió.

 

Consideró que se debe abandonar ya, desde el punto de vista conceptual y analítico “la leyenda negra del desarrollo histórico, asumir la centralidad del Estado en cualquier estrategia y aceptar que se tiene una ecuación entre desigualdad y pobreza, agrandada y obstaculizada por el hecho de que en el país no ha habido crecimiento económico alto y sostenido”.

 

 

 

Al manifestarse en contra de los esfuerzos de compensación y asistencia desplegados, concluyó que el tiempo parece no perturbar a quienes diseñan la política social, por lo que hoy se tiene a jóvenes, y adultos jóvenes, en situaciones de carencia”, también registrada en las ciudades.

 

Además, participaron Enrique González Tiburcio, Arturo Castillo Vivas, Leonardo Lomelí y Alejandro Pérez Pascual, con los temas Pobreza y exclusión social, Una política de salud universal, La reforma de la seguridad social, y El papel de la educación pública, respectivamente.

 

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FOTO 1.

 

Rolando Cordera, profesor de la FE de la UNAM, dijo que es apremiante discutir y tomar decisiones para una transformación en la estrategia en materia de política social contra la pobreza.

 

 

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Por casi 20 años se ha impuesto un enfoque que privilegia la focalización a ultranza y desdeña otras soluciones, dijo Rolando Cordera, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM.