12:00  hrs. 13 de Mayo de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-290

Ciudad Universitaria

Pies de foto al final del boletín

 

DESARROLLAN EN LA UNAM PLACAS DE POLÍMERO ANTI-BALAS

 

·        Indicó Roberto Anarbol López Medina, estudiante del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada

·        Este material no pierde su estructura y es capaz de resistir múltiples impactos, incluso, en el mismo lugar, dijo

·        Con este plástico es posible detener impactos calibre .223, que viajan a 2 mil 200 metros por segundo: Víctor Manuel Castaño Meneses, titular del CFATA

 

Investigadores y estudiantes de la UNAM desarrollaron un polímero altamente resistente a golpes e incluso a impactos de bala, y durable ante los embates del medio ambiente y rayos ultravioleta, gracias a la ayuda de nanopartículas, que poseen un tamaño equivalente a la mil millonésima parte de un metro.

 

Además, si se le aplica calor, el novedoso producto se deforma pero en cuanto deja de recibirlo vuelve a su forma normal, recta, aseguró Roberto Anarbol López Medina, integrante del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA).

 

Se trata de un plástico cuya estructura ha sido modificada nueve millones de veces en una superficie equivalente a la cabeza de un alfiler, que lo vuelve resistente en condiciones que degradan a los plásticos convencionales, refirió.

 

La aplicación directa de los acrílicos anti-impacto, antecesores de esta tecnología, ya mejorada respecto a éstos, es extensa: en ventanas, puertas y accesos. No obstante, los nuevos materiales se planea emplearlos en el diseño de un vehículo blindado, que fuera más ligero que los existentes, especificó.

 

Al respecto, Víctor Manuel Castaño Meneses, director del CFATA, agregó que un material acrílico anti-impacto “normal” resiste el primer impacto de un arma de fuego, luego del cual se quiebra y ya no soporta el segundo o el tercero. De ahí la importancia de una placa sólida que resista impactos repetidamente y que ha sido desarrollada, después de varios años de investigación, por un grupo de investigadores y estudiantes del CFATA.

 

Con el novedoso polímero es posible detener, en múltiples ocasiones, impactos calibre .223, donde las balas viajan a 2 mil 200 metros por segundo con alta penetración. En este sentido, precisó que sus aplicaciones podrían ser importantes. En los chalecos antibalas, por ejemplo, podría sustituirse la placa antitrauma de cerámica o metal, que se deforma y es pesada, por otra entre cinco y siete veces más ligera.

 

Roberto Anarbol López Medina indicó que el desarrollo tecnológico, realizado en esa entidad con sede en el campus Juriquilla de la UNAM, se basó en el estudio de las propiedades mecánicas y físicas de materiales. “Luego se metieron en la química para lograr la combinación con nanopartículas”.

 

El proceso para su obtención es sencillo: por medio de inyección, se obtienen “planchas” de partículas de plástico que posteriormente pasan por una máquina de expansión y moldeado, donde se les añaden las nanopartículas poliméricas. Se homogenizan y al final sale una placa.

 

Sería importante contar con ese sistema de protección en las instituciones bancarias, por ejemplo. No obstante, hasta ahora se cree que el vidrio grueso, blindado, es complemente resistente, cuando en realidad no lo es tanto, y sus costos y peso son elevados, apuntó.

 

Este tipo de cristal tiende a resquebrajarse y caer, a diferencia del polímero, que permanece en su lugar, no pierde su estructura y es capaz de resistir múltiples impactos, incluso, en el mismo lugar, afirmó el experto.

 

Hasta ahora, expuso, algunos de los chalecos antibalas están fabricados con placas de cerámica que, por sí solas, pueden llegar a pesar hasta tres kilogramos y que luego de ser impactadas pueden dañar a quien lo porta, cortándolo.

 

La energía de los proyectiles se distribuye en los polímeros, señaló Anarbol López, por lo que es más fácil detenerlos que con un metal. Si se utiliza una placa de 20 por 30 centímetros de metal, pesaría alrededor de cuatro kilos, peso difícil de llevar en el pecho, contrario a un plástico, mucho más ligero.

 

Como parte de las pruebas realizadas hasta ahora, expuso, algunos de los tiros de calibres más pequeños ni siquiera llegan a marcarse. Puede recibirlo a “quemarropa” o a 20 metros, con armas semiautomáticas, automáticas y de tiro por tiro, también llamadas deportivas. Se trata de un “gran avance”.

 

Los disparos se detienen en las placas de polímero y las trayectorias de impacto se modifican de acuerdo con la combinación del arreglo de placas del material, hasta obtener logros importantes, como contener un tiro de AK47 u otro calibre .223, aunque, reconoció, en una placa donde el peso se eleva un poco.

 

Por el momento, sólo se usan en ventanas, como sustitutos de vidrio, ya que son irrompibles. De hecho, por regla de seguridad, el cuerpo de bomberos debe saber que se utilizan, pues en caso de incendio no podrían romperse con un martillo. De ocurrir así, lo que se haría es atorarlas y jalarlas con mucha fuerza, incluso con ayuda de un vehículo, concluyó.

 

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FOTO 01

Roberto Anarbol López Medina, integrante del CFATA de la UNAM, sostiene una placa del polímero realizada en esta entidad, que es altamente resistente a golpes e incluso a impactos de bala.

 

FOTO 02.

Científicos del CFATA de la UNAM desarrollaron un plástico mediante nanopartículas, que puede detener, en múltiples ocasiones, impactos calibre .223, donde las balas viajan a 2 mil 200 metros por segundo.