12:00  hrs. 15 de Abril de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-226

Ciudad Universitaria


María del Carmen Mandujano Sánchez

 

Pie de foto al final del boletín

 

OCUPA MÉXICO EL PRIMER LUGAR EN CACTÁCEAS AMENAZADAS

 

          Advirtió María del Carmen Mandujano Sánchez, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM

          En toda América se calculan alrededor de 125 géneros y unas dos mil variedades; en México son alrededor de 670 especies y cerca de 245 subespecies, informó

          Sugirió trabajar en la producción de ejemplares de interés comercial; usufructuarlos, mediante turismo ecológico, propagarlos y venderlos, y hacer senderos para observación y colecta

 

México ocupa el primer lugar mundial en diversidad de cactáceas, pero también en el número de estas plantas que se encuentran amenazadas, indicó María del Carmen Mandujano Sánchez, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM.

 

En el registro de especies en riesgo del país, consignado en la NOM-059-2001, este grupo es el primero en peligro de extinción, lo cual “se repite en la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y de la Convención Nacional para la Regulación del Comercio de Especies Amenazadas”, añadió. De hecho, señaló, la única con reporte de desaparición por saqueo es la Echinocactus grusonii, de Querétaro.

 

Mandujano Sánchez explicó que México es un territorio rico en variedades; incluso en los últimos cinco años se ha descrito un nuevo género Digitostigma, con una única especie, caput-medusae. Otro ejemplo es la Mammillaria luethyi, que fue descrita hace 10 años; esta planta tiene un color verde tan oscuro que pareciera negra.

 

No se han dado a conocer los lugares donde se encuentran para que no sean destruidas, “aunque algunos ejemplares circulan ya en el mercado internacional”.

 

Ello porque cada que se halla una nueva especie “hay presión sobre las poblaciones, las saquean y venden”. Incluso, dijo, hay visitas guiadas que se organizan desde el extranjero para sustraerlas de sus localidades naturales.

 

El comercio ilegal es la causa principal de la desaparición de varias especies de cactus. Por ejemplo, la Ariocarpus scaphirostris ha reducido su población en 80 por ciento en 20 años y Ariocarpus bravoanus, llamado chaute o cactus piedra, sólo existía en una localidad pequeña, y en el momento en que se descubrió fue totalmente arrasada.

 

“Se está por visitar el lugar y hacer un recorrido minucioso, y ver si efectivamente fue de esa forma, o si con el tiempo ha habido regeneración”, aseguró.

 

Para otras, abundó, el problema ha sido el cambio de uso de suelo. Es el caso de Ariocarpus kotschoubeyanus, por la agricultura; para Echinocereus schmollii –un cactus raro, prácticamente extinto, pues sólo crece en el desierto queretano– la amenaza ha sido por extracción de materiales, como arena, grava, roca o cantera.

 

La investigadora universitaria tiene a su cargo un proyecto de investigación de cactáceas amenazadas por colecta y comercio ilegal. En los dos años que tiene con este trabajo, ha visto la pérdida de cuatro poblaciones de Astrophytum asterias y una de Aztekium ritterii.

 

Dicho estudio, precisó, incluye los objetivos de conocer la viabilidad de las poblaciones desde el punto de vista demográfico, evaluar cuáles son las amenazas actuales para cada especie, aumentar las colecciones vivas, los especímenes de herbario y entrar en proyectos de propagación y comercio, porque se quiere tener la posibilidad de que los cactófilos tengan acceso a estas plantas sin necesidad de saquear poblaciones.

 

Sobre lo que se podría hacer para protegerlas, destacó que la primera acción sería concientizar respecto al valor de la flora, en particular las cactáceas. Luego, trabajar en la producción de ejemplares cotizados. Lo anterior, porque las comunidades deben beneficiarse con las cactáceas nativas y de interés comercial, pues los países primermundistas, que tienen una trayectoria en su reproducción –siendo Holanda uno de los más importantes–, dominan el mercado internacional, aclaró.

 

También, establecer un ordenamiento territorial, es decir, “dar a conocer los recursos y a los propietarios informarles que ahí los tienen, que es su responsabilidad cuidarlos, mantenerlos y usufructuarlos mediante el turismo ecológico, para propagarlos y venderlos, y hasta hacer senderos”. Con ello, afirmó la investigadora, cualquier extranjero cactólogo estaría fascinado, y no le importaría pagar por ellas.

 

Las cactáceas son una familia de plantas originarias de América –aunque ahora ya hay en todos los continentes– con dos características principales: tallos suculentos, esto es, pueden almacenar agua, y la presencia de areolas, que es donde se encuentra todo el tejido meristemático, el cual puede dar origen a cualquier estructura, generar frutos, tallos, raíces o espinas, expuso.

 

De la última revisión hecha en las cactáceas, Mandujano Sánchez resaltó que se divide en cuatro subfamilias: Opuntioideae –donde destacan los nopales–, Cactoideae –de las que el grupo más importante en México son las del género Mammillaria, conocidas comúnmente como bisnagas, de las que hay más de 200 especies–, Mainhuenioideae –ésta no existe en nuestro país, es netamente sudamericana– y Pereskioideae.

 

 

Respecto a su número, comentó que es una cuestión polémica, porque ha habido muchos aficionados dedicados a describirlas, “por lo que una misma especie llega a tener muchos nombres”; sin embargo, para toda América se calculan alrededor de dos mil. En el caso de México, el último informe habla de más de 900 taxones, es decir, alrededor de 670 especies y cerca de 245 subespecies; de ese total, aproximadamente 85 por ciento son endémicas.

 

En cuanto a las regiones donde se encuentran, sostuvo que todas las entidades federativas tienen alguna representación. Los tres lugares más relevantes son, en orden de importancia, el desierto de Chihuahua, en particular Cuatro Ciénegas; Hidalgo, y el desierto de Tehuacán-Cuicatlán. Los de poca representatividad son Tabasco y Veracruz, por ser húmedos.

 

Las cactáceas, concluyó, se usan como plantas de ornato; para producir alimentos, como la tuna, y grana cochinilla (insecto que se establece en el nopal, el cual se utiliza para obtener un pigmento natural que da como resultado el color carmín), entre otros usos.

 

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FOTO 01.

El comercio ilegal es la causa principal causa de la desaparición de cactáceas, seguida por el cambio de uso de suelo, indicó María del Carmen Mandujano Sánchez, del Instituto de Ecología de la UNAM.

 

FOTO 02

María del Carmen Mandujano Sánchez, investigadora de la UNAM, dijo que se calcula que en nuestro país hay 913 taxones de cactáceas: alrededor de 670 especies y cerca de 245 subespecies.