12:00  hrs. 7 de Abril de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-207

Ciudad Universitaria


Miguel Pérez de la Mora

Pie de fotos al final del boletín

 

CERCA DEL 10 POR CIENTO DE LOS MEXICANOS PADECE ALGÚN TRASTORNO DE ANSIEDAD EN SU VIDA

 

·        Afirmó Miguel Pérez de la Mora, del IFC de la UNAM, quien dijo que las fobias tienen un 6 por ciento de prevalencia

·        Con frecuencia la ansiedad deja de ser una respuesta adaptativa para transformarse en una enfermedad

·        Los universitarios estudian una región del cerebro que se llama amígdala, precisó

 

Los trastornos de ansiedad son frecuentes entre los mexicanos. Alrededor del 10 por ciento de la población padece algunos de estos cuadros a lo largo de la vida, siendo las fobias las más comunes, advirtió Miguel Pérez de la Mora, del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.

 

En el curso de un año, añadió, el seis por ciento de la gente presenta ansiedad cuando tiene necesidad de hablar en público (fobia social), cuando se pone en contacto con alguna araña (fobia específica), o se encuentra en algún lugar abierto o donde es difícil escapar (agorafobia).

 

Otros cuadros, como el estrés postraumático –que surge después de un suceso que afecta emocionalmente a un sujeto, como podría ser una violación o un asalto–, tiene un 0.6 por ciento de prevalencia, mientras que la crisis de angustia o ataque de pánico afecta a una proporción similar de la población, refirió.

 

“Llama la atención que al experimentar un ataque de pánico la persona tiene la sensación de que está perdiendo el control de sí mismo o de que va a morir”, explicó.

 

La ansiedad generalizada –similar al pánico, pero menos importante–afecta al 0.4 por ciento de los mexicanos, y el trastorno obsesivo compulsivo, donde las personas continuamente hacen rutinas, como lavarse las manos para calmarse, daña a otros tantos.

 

Explicó que en sí mismo este mal es un mecanismo adaptativo similar al de la sed o al del hambre, pero que en este caso informa al individuo de la presencia de una amenaza real o potencial en su entorno, y lo prepara a enfrentarla o huir de ella.

 

Sin embargo, aclaró que con frecuencia la ansiedad deja de ser una respuesta adaptativa para transformarse en una enfermedad, y se presenta en forma exagerada como ocurre en las fobias o sin siquiera existir un estímulo que la provoque.

 

Dado que la ansiedad patológica genera sufrimiento en quien la padece y puede llegar incluso a invalidarlo, es necesario conocer las regiones del cerebro y los mecanismos que participan en su producción, aseveró.

 

Con esta idea en mente, los esfuerzos del investigador del IFC se han orientado a estudiar esta problemática, con el apoyo de modelos animales capaces de reflejar algo de lo que sucede con los humanos. “Estamos interesados en una región del cerebro que se llama amígdala”, precisó.

 

Aclaró que no es la única zona que interviene en la ansiedad, porque de alguna manera todas están involucradas, ya sea en la recolección de información, en su procesamiento, en su manifestación o en la instalación de la memoria emocional asociada a los eventos que la despiertan.

 

“Al grupo le interesa la amígdala por su participación en la integración y modulación de la ansiedad y en la memoria emocional vinculada a la respuesta. Se estudia desde el punto de vista químico, pues dentro de ella, como en todas las regiones del cerebro, sus células se comunican liberando sustancias químicas que se llaman  neurotransmisores”, concluyó.

 

 

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FOTO 01.

La ansiedad es un mecanismo adaptativo similar al de la sed o al del hambre, aseveró Miguel Pérez de la Mora, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.

 

FOTO 02

El seis por ciento de la población presenta ansiedad cuando tiene necesidad de hablar en público, dijo Miguel Pérez de la Mora, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.