12:00  hrs. 6 de Abril de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-205

Ciudad Universitaria


Gerardo Torres

Pie de fotos al final del boletín

 

TRANSFORMA ABASTO Y CONSUMO ALIMENTARIO EN MÉXICO, EXPANSIÓN DE SUPERMERCADOS

 

·        Señaló Gerardo Torres, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM

·        Dijo que 70 por ciento del arroz, 53 del trigo y entre 25 y 30 por ciento del maíz que consume el país, son importados, principalmente de Estados Unidos

·        Planteó impulsar una política integral de recuperación del espacio urbano, donde los mercados públicos sean uno de los ejes del abasto y nuevamente puntos de encuentro y socialización

 

La expansión de las grandes cadenas de supermercados y el cambio de giro de los mercados públicos han transformado no sólo el abasto alimentario, sino las formas de consumo en la Ciudad de México y las principales urbes del país, aseguró Gerardo Torres Salcido, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.

 

“Esto ha ocurrido en la medida en que los mayoristas han perdido importancia, las tiendas de barrio dejaron de jugar el papel que desempeñaban, y los lugares públicos disminuyeron sus visitantes y compradores”, añadió.

 

Subrayó que es a partir de la década de los años 90, sobre todo con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cuando las grandes cadenas empezaron a expandirse, si bien habían llegado a la capital desde los 40 y 50.

 

El especialista dijo que la actual situación del abasto alimentario se debe, en gran medida, al olvido del sistema productivo nacional; ello ha provocado que hoy día 70 por ciento del arroz para consumirse en el país se importe principalmente de Estados Unidos, como sucede con 53 por ciento del trigo, y entre 25 y 30 del maíz.

 

Ante ello, es indispensable una reestructuración de la producción, y regular la instalación de los grandes supermercados y tiendas departamentales en nuestro territorio bajo un esquema de asociación entre productores y distribuidores, que atenúen graves problemas, como pérdida del empleo familiar, exceso de tráfico, contaminación e inseguridad. La gente ha sustituido los espacios públicos, como parques, por centros comerciales.

 

Torres Salcido propuso impulsar una política integral de reestructuración y recuperar los canales tradicionales de abastecimiento con un esquema de asociación privada, gubernamental y social, no sólo desde un punto de vista económico, sino también como incentivo para recobrar la ciudad y nuestras formas de consumo.

 

Además, detalló, es fundamental reintegrar la educación alimenticia: que la gente sepa lo que debe ingerir; para ello, hay que fomentar campañas de educación alimentaria desde la primaria, porque México se está convirtiendo en un país de obesos.

 

Prueba de ello, acotó Gerardo Torres, es que desde hace más de una década, la dieta tradicional –basada en maíz, frijol, verduras y carne– ha sido desplazada por productos de baja calidad proteínica, ricos en grasas, carbohidratos y azúcares.

 

Como parte de ese proceso, también pierden importancia los tianguis y mercados sobre ruedas. Es evidente que hay un nicho de consumidores cada vez más amplio que acude a las tiendas de autoservicio. Además, admitió, este tipo de establecimientos se adaptan de inmediato a las necesidades del mexicano.

 

En 2004 se estimaba en alrededor de mil seis tianguis (fluctuando de un mínimo de sesenta puestos en la calle ocupada durante un día,  hasta un máximo de 500 puestos), 57 mercados sobre ruedas y alrededor de 207 concentraciones de comerciantes con puestos fijos en áreas determinadas de la ciudad, informó.

 

De esa forma, el especialista comentó que uno de los lugares fundamentales para el abasto de alimentos en nuestro país durante el siglo XX fueron los mercados públicos. Sin embargo, padecen un serio proceso de deterioro.

 

Hoy día hay 314 mercados, y el último que se construyó fue hace más de 25 años. Se estima que alrededor de 50 mil comerciantes en la capital dependen de esos espacios; es decir, se sostienen de esa actividad unas 200 mil personas, especificó.

 

El principal problema de estos sitios es que no ha habido políticas de apoyo y muchos empezaron a cambiar de giro, cuando el alimentario ya no fue importante. De esa forma, advirtió, algunos se fueron convirtiendo en videoclubes, vendedores de discos piratas, de artículos para el sector femenino o de productos para la limpieza.

 

Estos expendios enfrentan obsolescencia en el manejo de artículos, lo que provoca malas condiciones de higiene y calidad, e inseguridad, ya que algunos se han vuelto refugio de alcohólicos o drogadictos, por lo que la gente se ha ausentado de ellos.

 

Además, enfrentan la reducción de su clientela, ya que quienes acuden a los mercados públicos es gente que no tiene automóvil, y por algún otro motivo no se puede movilizar más allá de 5 ó 6 cuadras, menos de un kilómetro, agregó.

 

Gerardo Torres señaló que con la transformación del consumo, los grandes centros comerciales han debido utilizar amplios espacios para estacionamientos. “Ahora la gente va en auto y con ello crea problemas de tráfico y contaminación, lo que afecta las viabilidades y la calidad del aire”.

 

Pese a ello, los mercados en la Ciudad de México no han disminuido en número porque están en comodato, antes pertenecían al Gobierno del Distrito Federal y ahora están a cargo de las delegaciones, y los locatarios pagan de renta una cantidad simbólica.

 

Sostuvo que el mercado público no sólo es el lugar donde se compran y venden cosas, sino también un sitio de reunión, en donde se configura o construye la sociedad; es la articulación del barrio o las colonias. Empero, por los problemas de inseguridad, abandono e higiene, se ha perdido.

 

De esa manera, planteó impulsar una política integral de recuperación del espacio urbano, dentro del cual estos lugares sean nuevamente puntos de encuentro y socialización recuperando la economía de proximidad. Es difícil, sobre todo porque las superficies comerciales han avanzado de manera exponencial y sin regulación alguna.

 

En Europa, ejemplificó, la manera de conservar el llamado comercio de proximidad fue normar que los grandes almacenes no podían establecerse en las áreas centrales de las ciudades, sino en las periferias, porque no hay capacidad para absorber el tráfico y, en especial, porque se ha defendido a los pequeños comerciantes.

 

No obstante, ahí los negocios han avanzado al grado de existir asociaciones entre empresas de supermercados y los mercados municipales, bajo los auspicios de los gobiernos, con un esquema de complementariedad que permite avizorar la recuperación de esos mercados como espacios centrales en la trama urbana, además de intensificar las relaciones con los productores y los distribuidores.

 

En este caso, el comercio de proximidad, con la asociación de cadenas importantes de supermercados, políticas de apoyo y la preferencia de los consumidores, impulsa nichos de mercado para productos específicos demandados por  consumidores, que valoran los productos tradicionales de calidad.

 

Existen otras vías para establecer programas de recuperación del mercado público como un rescate de los espacios urbanos. Una de las formas de hacerlo es a través del turismo, porque son patrimonio arquitectónico, y porque hay un sector de la población que siempre busca la gastronomía tradicional.

 

La participación de estos mercados en la distribución de alimentos, en especial de frutas y verduras en la Ciudad de México, es fundamental. Pese a la problemática existente, estos lugares siguen siendo una de las fuentes de satisfacción cotidiana de la demanda del Distrito Federal, concluyó el especialista.

 

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FOTO 01.

Para Gerardo Torres, del CEIICH de la UNAM, es indispensable fomentar campañas de educación alimentaria desde la primaria, porque México se está convirtiendo en un país de obesos.

 

FOTO 02

Desde hace más de una década, la dieta tradicional ha sido desplazada por productos de baja calidad proteínica, ricos en grasas y carbohidratos, advirtió el experto de la UNAM Gerardo Torres.