Boletín
UNAM-DGCS-202
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al final del boletín
·
Sostuvo Ricardo Varela Juárez, académico
de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM
·
Puede verse con distintos matices. En
algunos casos con programas de altísima relevancia y, en otros, nulos,
puntualizó
·
No puede haber un excelente producto o
servicio si no ha precedido un buen conocimiento, es decir, la gente capacitada
lo refleja en la calidad de su trabajo, aseveró
La capacitación en
México aún no ha alcanzado el nivel necesario para lograr cambios importantes
en el crecimiento integral de los trabajadores, ni para dar a las empresas una
posición de liderazgo frente a sus competidores, afirmó Ricardo Varela Juárez,
profesor de la Facultad de Contaduría y Administración (FCyA)
de la UNAM.
Si bien, indicó, algunas
grandes corporaciones tienen magníficos planes de desarrollo y expansión para
todo el continente americano, ello no se aplica en los pequeños consorcios,
donde en muchos casos se debe empezar por capacitar a los dueños. A su vez, los
medianos tienen más camino recorrido y se han beneficiado de esta práctica.
No obstante, en el país
la gran mayoría son compañías pequeñas y presentan ciclos breves debido, en
parte, a que ni siquiera el patrón está preparado y, por lo tanto, no se piensa
en este aspecto para los empleados, lo cual se debe, principalmente a la falta
de información sobre su importancia, destacó.
Luego entonces, la capacitación
en México puede verse con distintos matices. En algunos casos con programas de
altísima relevancia y, en otros, nulos, puntualizó.
El coordinador del
Posgrado en Ciencias de la Administración de la UNAM
aclaró que el adiestramiento es volver a un trabajador hábil para una labor;
por ejemplo, a un capturista se le vuelve una persona
más hábil en el desempeño de sus funciones.
En cambio,
precisó, la capacitación está más enfocada al desarrollo integral del individuo
tanto en su puesto actual como en el proceso de ocupar cargos de mayor
jerarquía o para obtener mejores ingresos. No siempre es el dinero lo que la
motiva, sino la posibilidad de salir de una rutina; precisamente por ello su
fundamento es el crecimiento de los empleados.
Recordó que es una
obligación patronal marcada por
Independientemente
del cumplimiento de la ley, consideró, no puede haber un excelente producto o
servicio si no ha precedido un buen conocimiento, es decir, la gente capacitada
lo refleja en la calidad de su trabajo y esto reditúa tanto en beneficio del
consumidor como de la empresa.
El especialista en
Recursos Humanos aseveró que con un correcto programa anual las organizaciones
tienen una disminución considerable de desperdicios, mermas, materia prima
rechazada, devoluciones de productos o reclamos por servicios mal realizados.
Por ello, la
empresa debe tener claro que este aspecto no es un gasto sino una inversión,
pues en la medida en la cual tenga personal capacitado va a dar mejores
respuestas a las necesidades de sus clientes, recalcó.
No obstante,
comentó, no hay muchos expertos y
quienes están a cargo de esta responsabilidad repiten programas anteriores o no
hacen la detección de necesidades de manera adecuada; entonces, no se cumplen
los objetivos y se dan cursos repetitivos, que no tienen ninguna interrelación
con el trabajo, son repasos sin trascendencia
en la vida del empleado.
Por ello, quien se
encargue de ello debe reconocer que la gente se capacita porque identifica una
necesidad o carencia, porque si no entiende para qué sirve nunca le va a
encontrar un acomodo en la vida real, aseveró.
Cuando se logran
empatar los intereses y necesidades tanto de la organización como la de los
trabajadores se obtienen avances importantes, porque en la mayoría de los casos
no todos quieren ser jefes o ascender de nivel; por ello, “la empresa debe buscar
no el ascenso vertical sino el explotar al máximo los conocimientos y el
perfeccionamiento de lo que está haciendo cada individuo”, apuntó.
En ese sentido,
manifestó, el dilema de los administradores de la capacitación es buscar que
cada peso invertido tenga un rendimiento y sirva a los intereses tanto de quien
la recibe como de quien la paga.
Así, un pedagogo,
un especialista y un gerente administrativo son una buena combinación para
establecer las necesidades del individuo y de la empresa, concluyó.
-oOo-
FOTO 01
La capacitación
puede verse con distintos matices; en algunos casos con programas de altísima
relevancia y, en otros, nulos, puntualizó Ricardo Varela Juárez, profesor de la
FCyA de la UNAM.
FOTO 02.
En el país la gran mayoría son
pequeñas empresas y tienen ciclos breves debido en parte a que ni siquiera el
patrón está preparado, aseveró Ricardo Varela Juárez, profesor de la UNAM.