06:00  hrs. 4 de Abril de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-202

Ciudad Universitaria


Ricardo Varela Juárez

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LA CAPACITACIÓN NO HA APORTADO CAMBIOS IMPORTANTES EN EL CRECIMIENTO INTEGRAL DE LOS TRABAJADORES

 

·        Sostuvo Ricardo Varela Juárez, académico de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM

·        Puede verse con distintos matices. En algunos casos con programas de altísima relevancia y, en otros, nulos, puntualizó

·        No puede haber un excelente producto o servicio si no ha precedido un buen conocimiento, es decir, la gente capacitada lo refleja en la calidad de su trabajo, aseveró

 

La capacitación en México aún no ha alcanzado el nivel necesario para lograr cambios importantes en el crecimiento integral de los trabajadores, ni para dar a las empresas una posición de liderazgo frente a sus competidores, afirmó Ricardo Varela Juárez, profesor de la Facultad de Contaduría y Administración (FCyA) de la UNAM.

 

Si bien, indicó, algunas grandes corporaciones tienen magníficos planes de desarrollo y expansión para todo el continente americano, ello no se aplica en los pequeños consorcios, donde en muchos casos se debe empezar por capacitar a los dueños. A su vez, los medianos tienen más camino recorrido y se han beneficiado de esta práctica.

 

No obstante, en el país la gran mayoría son compañías pequeñas y presentan ciclos breves debido, en parte, a que ni siquiera el patrón está preparado y, por lo tanto, no se piensa en este aspecto para los empleados, lo cual se debe, principalmente a la falta de información sobre su importancia, destacó.

 

Luego entonces, la capacitación en México puede verse con distintos matices. En algunos casos con programas de altísima relevancia y, en otros, nulos, puntualizó.

 

El coordinador del Posgrado en Ciencias de la Administración de la UNAM aclaró que el adiestramiento es volver a un trabajador hábil para una labor; por ejemplo, a un capturista se le vuelve una persona más hábil en el desempeño de sus funciones.

 

En cambio, precisó, la capacitación está más enfocada al desarrollo integral del individuo tanto en su puesto actual como en el proceso de ocupar cargos de mayor jerarquía o para obtener mejores ingresos. No siempre es el dinero lo que la motiva, sino la posibilidad de salir de una rutina; precisamente por ello su fundamento es el crecimiento de los empleados.

 

Recordó que es una obligación patronal marcada por la Ley Federal del Trabajo; en la enmienda hecha en 1973 al artículo tercero de la Constitución se establecieron los mecanismos para saber si se ofrece o no al personal.

 

Independientemente del cumplimiento de la ley, consideró, no puede haber un excelente producto o servicio si no ha precedido un buen conocimiento, es decir, la gente capacitada lo refleja en la calidad de su trabajo y esto reditúa tanto en beneficio del consumidor como de la empresa.

 

El especialista en Recursos Humanos aseveró que con un correcto programa anual las organizaciones tienen una disminución considerable de desperdicios, mermas, materia prima rechazada, devoluciones de productos o reclamos por servicios mal realizados.

 

Por ello, la empresa debe tener claro que este aspecto no es un gasto sino una inversión, pues en la medida en la cual tenga personal capacitado va a dar mejores respuestas a las necesidades de sus clientes, recalcó.

 

No obstante, comentó, no  hay muchos expertos y quienes están a cargo de esta responsabilidad repiten programas anteriores o no hacen la detección de necesidades de manera adecuada; entonces, no se cumplen los objetivos y se dan cursos repetitivos, que no tienen ninguna interrelación con el trabajo, son repasos sin trascendencia  en la vida del empleado.

 

Por ello, quien se encargue de ello debe reconocer que la gente se capacita porque identifica una necesidad o carencia, porque si no entiende para qué sirve nunca le va a encontrar un acomodo en la vida real, aseveró.

 

Cuando se logran empatar los intereses y necesidades tanto de la organización como la de los trabajadores se obtienen avances importantes, porque en la mayoría de los casos no todos quieren ser jefes o ascender de nivel; por ello, “la empresa debe buscar no el ascenso vertical sino el explotar al máximo los conocimientos y el perfeccionamiento de lo que está haciendo cada individuo”, apuntó.

 

En ese sentido, manifestó, el dilema de los administradores de la capacitación es buscar que cada peso invertido tenga un rendimiento y sirva a los intereses tanto de quien la recibe como de quien la paga.

 

Así, un pedagogo, un especialista y un gerente administrativo son una buena combinación para establecer las necesidades del individuo y de la empresa, concluyó.

 

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FOTO 01

La capacitación puede verse con distintos matices; en algunos casos con programas de altísima relevancia y, en otros, nulos, puntualizó Ricardo Varela Juárez, profesor de la FCyA de la UNAM.

 

FOTO 02.

En el país la gran mayoría son pequeñas empresas y tienen ciclos breves debido en parte a que ni siquiera el patrón está preparado, aseveró Ricardo Varela Juárez, profesor de la UNAM.