Boletín
UNAM-DGCS-199
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al final del boletín
EN TOTAL
INDEFENSIÓN, LOS ADULTOS MAYORES EN RECLUSIÓN
·
Aseguró
·
Viven en total hacinamiento, carecen de
atención especializada, cuentan con poca asesoría jurídica y deben pagar por
todos los servicios que reciben
·
Consideró necesario tener un espacio
exclusivo para ese sector dentro de los centros penitenciarios y brindarles los
apoyos que requieren
En total indefensión se encuentran los adultos mayores que viven en
reclusión en nuestro país, debido a la grave situación de hacinamiento que
padecen y a la carencia de atención especializada, aseguró
A pesar de ello, consideró que no sería viable proponer la construcción
de una cárcel exclusiva para ancianos, “no porque no sea posible o necesario,
sino por los elevados recursos requeridos para ello y por todo lo que
implicaría”.
No obstante, dijo que sí es necesario segmentarlos y darles una
atención especial dentro de esas instituciones; es decir, que se adecue un
espacio exclusivo en donde se les brinden los apoyos necesarios, como una dieta
de acuerdo a sus requerimientos, atención médica y psiquiátrica, limpieza, y
que vivan de acuerdo con su condición.
La académica universitaria realizó un estudio sobre los adultos mayores
encarcelados en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente del Distrito Federal,
con una población total de 9 mil 100 internos, de los cuales 105 son ancianos.
De acuerdo con su investigación, este sector no cuenta con las
condiciones médicas propias de su edad; es decir, no tienen un psiquiatra,
trabajadores sociales o un psicólogo, ni las medicinas que necesitan, por lo
que casi siempre deben ser adquiridas en el exterior por sus familiares
Además, están hacinados, no hay una clasificación, duermen junto con
los demás prisioneros y no los separan de acuerdo con su edad, ni reciben algún
trato especial. En este lugar, abundó Hernández Belmont,
tampoco poseen ninguna red de apoyo ni con programas culturales o sociales,
reflejo de lo que ocurre afuera, pues se considera que ya van de salida.
Aseveró que en el reclusorio es fundamental contar con recursos, pues
de lo contrario son víctimas de otros internos o de los mismos custodios; deben
pagar por todo: para que les asignen celda, dónde dormir, baño, ropa y platos
limpios; y para que se les deje tranquilos.
Todo ello tiene implicaciones sociales, culturales y políticas porque
es un sector desprotegido, olvidado, vulnerable a cualquier ataque, o que sufre
desprecio, lo cual también va en detrimento de
Sostuvo que hasta el momento no hay cifras en el país sobre ancianos
encarcelados, pues no se han estudiado de manera sistematizada, apenas se
incursiona en el área, pero desde esta disciplina.
Por ello, los profesionistas de trabajo social se deben involucrar en
este ámbito, con el fin de realizar propuesta institucionales y atender tanto
el ocio y estado de salud, como apoyarlos en el ámbito educativo, para que
tengan mayores perspectivas de vida, refirió.
La académica detalló que, de acuerdo con su trabajo, de los 9 mil 100
internos que conforman el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, 105 son
adultos mayores, y la investigación de la académica de la ENTS se centró en el
41 por ciento de este sector.
Las causas de su estadía son principalmente por robo, daños a la salud
y en propiedad ajena, homicidio, abuso sexual, secuestro, portación
de armas y asociación delictuosa. De los entrevistados, 14 por ciento son
originarios del Distrito Federal y 38 por ciento tiene entre 60 y 65 años.
Manifiestan tener esposa e hijos, y hermanos que los frecuentan.
Aún vulnerables y en reclusión consideran que su relación familiar es
buena, no manifiestan que su núcleo los rechace o haga a un lado, su nexo con
el cónyuge y vástagos es buena. El 31 por ciento dice estar enfermos y no
contar con medicamentos. Sus padecimientos son: hipertensión, diabetes,
osteoporosis y mala audición.
En cuanto al ámbito educativo, 20 por ciento expone no haber terminado
la primaria y en la actualidad no les llama la atención estudiar; y al 70 por
ciento no les interesa alguna capacitación. En lo laboral, dicen estar
dedicados a sus oficios; no hay profesionistas, salvo uno con licenciatura
trunca, el resto son plomeros, carpinteros, albañiles u otros. Dentro del
Reclusorio deambulan, y su mayor castigo es no contar con nada qué hacer.
A pesar de todos sus
problemas, tienen un plan de vida para cuando salgan, el cual se reduce a
encontrar trabajo. Además, consideran que el mayor apoyo que la sociedad les
podría dar una vez cumplida su sentencia, es tener una bolsa laboral a la cual
dirigirse, concluyó.
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FOTO 01
Los ancianos
presos carecen de psiquiatras, trabajadores sociales o psicólogos, y de los
medicamentos necesarios, de acuerdo con un trabajo de la profesora de
FOTO 02.