06:00  hrs. 30 de Marzo de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-190

Ciudad Universitaria


Luis Medrano González

 

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SERIAMENTE AFECTADA POR EL TURISMO, LA BALLENA JOROBADA EN NUESTROS MARES

 

·        Advirtió Luis Medrano González, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM

·        Bahía de Banderas, Nayarit, y Los Cabos, Baja California Sur, son los dos lugares de avistamiento en México, dijo

·        Hay unas 20 mil ballenas grises en México; mientras que de la especie rocual común, son entre 500 y 600, y entre 3 mil y 4 mil jorobadas, informó

 

La ballena jorobada se ha convertido en el cetáceo más afectado por el turismo en nuestros mares, al ser la especie con mayor actividad de observación recreativa en el mundo, advirtió Luis Medrano González, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.

 

Bahía de Banderas, Nayarit, y Los Cabos, Baja California Sur, son los dos lugares de avistamiento en México. Estos animales arriban a nuestras costas a finales de octubre y principios de noviembre, y regresan al norte del continente en abril; por lo que la principal temporada para observarlos se da entre diciembre y marzo, añadió.

 

Subrayó que ello constituye un problema grave, ya que el primer sitio está terriblemente perturbado y la ballena jorobada –principal atractivo de la localidad, al acudir a esa zona del Océano Pacífico para reproducirse– encuentra su hábitat transformado y sufre de acoso.

 

Si bien los prestadores de servicios establecidos en la bahía han realizado esfuerzos para autorregularse y tener una mejor práctica de observación, como muchos son ilegales no conocen las reglas ni la preparación para atender de manera adecuada a sus clientes y en pro de las ballenas, alertó.

 

Señaló que el turismo en México sobre estos cetáceos en general ha crecido de manera importante, y en el caso particular de Bahía de Banderas lo ha hecho de forma desordenada. Eso representa una alteración importante del entorno.

 

Luis Medrano González y su equipo de investigadores han detectado modificaciones en la distribución de las hembras con cría; es decir, cambios en las zonas de cuidado, que en la actualidad también se ven reflejados en efectos negativos directamente hacia los ballenatos, como es la predación natural por horcas, el enmallamiento, así como mayores colisiones con los barcos.

 

En la actualidad hay unas 20 mil ballenas grises en México; mientras que de la especie rocual común, que habita en el Golfo de California, son entre 500 y 600, y entre 3 mil y 4 mil jorobadas, distribuidas en la costa y en los alrededores de las Islas Revillagigedo, informó.

 

Mencionó que otro de los efectos antropogénicos importantes sobre estos animales es la contaminación química o biológica. Por ejemplo, en los tejidos de algunas ballenas grises en México se han detectado concentraciones de plomo que para los humanos serían letales; mientras que en algunas azules se han encontrado pesticidas.

 

Sin embargo, esas cantidades no se han hallado en las lagunas donde se reproducen en nuestro país, ni en los sedimentos o en el agua; sino que provienen de los sitios en donde se alimentan, frente a las costas de Alaska, reveló.

 

Se ha determinado que el exceso de elementos químicos tiene efectos dañinos en humanos y animales. Algunas especies de delfines registran una disminución en su fertilidad y en su capacidad de respuesta inmunológica. “Quizá pase lo mismo en las ballenas, porque también son mamíferos y no son tan especiales desde el punto de vista fisiológico”, aseveró.

 

Comentó que otras cuestiones importantes son la contaminación bacteriológica, el desarrollo urbano en las costas y el tránsito marítimo por los sitios en los que habitan las ballenas jorobadas, lo que implica afectación por desechos domésticos.

 

Los problemas de conservación están ampliamente relacionados con una gama diversa de interacciones más que con la cacería comercial. Durante el siglo XX el gran obstáculo de la preservación de los mamíferos, y en general de la biosfera, fue la destrucción del hábitat más que el uso intensivo de algunos recursos, aclaró.

 

Medrano González detalló que en el mundo hay 15 especies de ballenas, de las cuales en México se pueden encontrar 8, y cada una de ellas tiene una situación particular. Algunas, como las francas, están en peligro crítico de extinción, y otras, como las jorobadas, en recuperación; la azul no parece estar en un riesgo inmediato, pero tampoco hay signos claros de que sus poblaciones se incrementen después de que se cazaron de manera intensa en el siglo XX.

 

Refirió que el caso de la ballena gris es especial, ya que hay dos poblaciones, una que se reproduce en nuestras aguas y está recuperada por completo; incluso con una abundancia mayor al tamaño que tenían antes de que se persiguieran comercialmente. Pero hay otra que se aparea en las costas de Asia, prácticamente extinta.

 

Un asunto importante, puntualizó, sobre todo en las costas de países desarrollados, como Estados Unidos y Canadá, es su mortandad con diversas artes de pesca, sobre todo redes, lo cual representa pérdidas para los pescadores y diversos contratiempos.

 

En países como el nuestro esta situación empieza a tener cierta importancia, porque cada vez se observan más casos de ballenas enmalladas y para rescatarlas se llevan a cabo complejos procesos. Recordó que fue líder en decretar zonas de protección, pero no debe permitir tampoco la contaminación de sus zonas de alimentación.

 

Aquí hay un hábitat importante para varias especies, por lo que es indispensable no sólo mantener la tradición conservacionista, sino que se extienda. Para ello, es necesario invertir en investigación, sentenció.

 

Para el país es estratégico destinar amplios recursos al conocimiento de la diversidad biológica, porque somos una de las naciones con mayor riqueza natural en el mundo. En todo caso, es necesario formular “una política de desarrollo científico y de conocimiento de sus recursos mucho más seria y responsable de lo que ha sido hasta ahora”, concluyó.

 

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FOTO 01

 

Luis Medrano, del ICMyL de la UNAM, dijo que la ballena jorobada se ha convertido en el cetáceo más afectado por el turismo en nuestro país, al ser la especie más observada para recreación en el mundo.

 

 

FOTO 02

 

Científicos del ICMyL de la UNAM han detectado efectos negativos hacia los ballenatos, como es la predación natural por horcas, el enmallamiento, así como mayores colisiones con los barcos.

 

 

FOTO 03

 

Bahía de Banderas, Nayarit, y Los Cabos, Baja California Sur, son los dos lugares de avistamiento turístico de ballenas jorobadas en México, lo que genera problemas en el hábitat, revelan expertos de la UNAM.

 

 

FOTO 04.

 

Estudios del ICMyL de la UNAM revelan que hay unas 20 mil ballenas grises en México; entre 500 y 600 de la especie rocual común, que habita en el Golfo de California, y entre 3 mil y 4 mil jorobadas.