14:45  hrs. 28 de Marzo de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-187

Ciudad Universitaria


Carlos Welti

 

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SE INTENTA DESAPARECER LA SEGURIDAD SOCIAL, UNO DE LOS PILARES DEL ESTADO DE BIENESTAR

 

 

·        Señaló Carlos Welti, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

·        Las reformas institucionales ponen en riesgo el futuro del país, al tener como objetivo desaparecer a las organizaciones que son todavía mecanismos de estabilidad social, advirtió

·        Intervino en el Congreso Internacional Hacia la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana: retos y perspectivas, junto con Ariel Rodríguez Kuri

 

 

En las décadas finales del siglo XX y en consonancia con los principios de la economía neoliberal, la sobrevivencia se ha convertido en un asunto individual y el marco institucional se transforma para intentar desaparecer la seguridad social, uno de los pilares del Estado de bienestar, afirmó Carlos Welti, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

 

En el marco del Congreso Internacional Hacia la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana: retos y perspectivas, el universitario expuso que dar respuesta a si el cuidado de la existencia es un ámbito personal o colectivo, definirá los arreglos institucionales que hagan viable al país.

 

 

Dijo que enfrentar esta cuestión no debe ser individual, “cuando se ha llegado a los niveles actuales de esperanza de vida y los gastos que implica la atención de la salud no pueden ser financiados por la mayoría de la población e, incluso, para quien tiene recursos económicos podría tener consecuencias catastróficas”.

 

Añadió que es oportuno tratar este rubro porque las reformas institucionales que se han puesto en marcha ponen en riesgo el futuro del país, al tener como objetivo desaparecer de manera paulatina a las organizaciones que son todavía mecanismos de estabilidad social y que la propia Constitución reconoce, y eliminar en la práctica los derechos consagrados en ésta.

 

Carlos Welti abundó que a diferencia de la visión proveniente de la Revolución Mexicana de tratar a la supervivencia como un aspecto colectivo a ampliarse  a través de la seguridad social, y que permite a la justicia social estar permanentemente asociada con los objetivos del crecimiento económico, en la actual coyuntura la estrategia institucional para lograrla, promovida desde el Estado, es contraria.

 

En la conferencia Sobrevivencia e instituciones. De la Independencia al México actual: el tema del envejecimiento, recordó que a dos siglos del primer movimiento y uno del segundo, resulta importante reflexionar acerca de las modificaciones en la estructura del país y hacer referencia a su composición demográfica, en la medida en que una de las mutaciones de mayor significación es la que se da en la distribución por edad de su población.

 

Ello se acelera en la segunda mitad del siglo XX y da lugar a un envejecimiento que afecta a los diversos órdenes de la vida social, y obliga a cambiar las instituciones para responder a las demandas de una colectividad, en donde los mayores de 65 años constituyen una proporción creciente, apuntó.

 

Refirió que fue hasta el siglo pasado cuando se reconocieron las condiciones de vulnerabilidad asociadas a la sobrevivencia y, por lo tanto, se incorporó el bienestar individual y colectivo en la estrategia para incrementar la esperanza de vida. Apareció la seguridad social como instrumento para lograrlo.

 

Se trató de institucionalizar las acciones para enfrentar los riesgos, con un objetivo que va más allá de combatir las enfermedades y que propone una atención integral.

 

Los movimientos sociales de las primeras décadas de ese siglo y las acciones en salud y consolidación de la seguridad social tuvieron su culminación en 1943, con la creación de la Secretaría de Salubridad y Asistencia y el Instituto Mexicano del Seguro Social. De 1940 a  1960 se lograron los mayores incrementos de vida de los mexicanos, detalló.

 

Así se dieron transformaciones que modificaron la estructura demográfica de México, y trasladaron el origen de los problemas asociados a tal dinámica, en la base de la pirámide poblacional, los nacimientos, a la cúspide, donde se ubican los ancianos, aclaró.

 

Ahora se enfrenta el envejecimiento con un cuerpo institucional que ya no corresponde a las nuevas condiciones del país; sin embargo, es un asunto que no puede resolverse “actuarialmente”, pues corresponde a la economía política, advirtió.

 

La política de población, aseveró, sólo ha atendido el crecimiento natural y, en específico, la fecundidad, sin modificar otras estructuras, y se ha tratado de hacer referencia al llamado “bono demográfico” que resulta ser un concepto sin utilidad práctica, dados los niveles de desempleo y subempleo en la sociedad mexicana.

 

Por su parte, Ariel Rodríguez Kuri, de El Colegio de México –en la conferencia Los secretos de la idiosincracia. Urbanización y secularización en México en la segunda posguerra–, explicó que la secularización es una de las más grandes experiencias políticas de las últimas tres centurias y acompaña, da sentido y concurre en la fundación de los grandes procesos de la experiencia moderna.

 

Así sucede en la configuración del Estado, la difusión de los valores democráticos y de los derechos del hombre, el autorreconocimiento de las clases sociales, el desarrollo del mercado, la administración del conflicto y la distribución del conocimiento, concluyó.

 

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El especialista Ariel Rodríguez Kuri afirmó en la UNAM que la secularización es una de las más grandes experiencias políticas de las últimas tres centurias y concurre con los grandes procesos modernos.

 

 

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El marco institucional se transforma para intentar desaparecer la seguridad social, uno de los pilares del Estado de bienestar, afirmó Carlos Welti, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.