12:00  hrs. 04 de Marzo de 2007

  

Boletín UNAM-DGCS-128

Ciudad Universitaria

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INVESTIGADORES DE LA UNAM PRODUCEN HIELO CON ENERGÍA SOLAR

 

·        Un nuevo sistema termodinámico podría ser una opción para las comunidades rurales y pesqueras que carecen de electricidad y, por ello, de aparatos de refrigeración convencionales

·        Integrantes del Centro de Investigaciones en Energía, encabezados por Wilfrido Rivera Gómez-Franco, desarrollaron esta tecnología

 

Integrantes del Centro de Investigaciones en Energía de la UNAM, en Temixco, Morelos, encabezados por Wilfrido Rivera Gómez-Franco, desarrollaron un novedoso sistema productor de hielo que no requiere energía eléctrica, sino solar, y que puede ser construido con materiales de fácil adquisición.

 

Ello porque en México hay miles de pequeñas comunidades rurales y costeras que por vivir alejadas de la red eléctrica carecen de electricidad en sus hogares y, por ende, de sistemas de refrigeración para la conservación de sus alimentos y medicinas.

 

Esto también llega a repercutir en la actividad económica de esas poblaciones. Tal es el caso de las pesqueras, que se ven obligadas a vender inmediatamente el producto de su jornada a intermediarios, que sí lo almacenan en bodegas frigoríficas y distribuyen a los centros de consumo, obteniendo las mayores utilidades, mientras que los pescadores viven en condiciones de pobreza.

 

En algunas comunidades apartadas, donde se carece de servicios de salud, mucha gente cae enferma gravemente o es picada por insectos, alacranes o serpientes, y debe recorrer grandes distancias antes de recibir atención médica, lo cual pone en peligro su vida. Este sistema podría ser utilizado también para la conservación de medicamentos, vacunas y antídotos.

 

El sistema consiste principalmente en un Colector Cilíndrico Parabólico (CPC), que opera como un generador-absorbedor; un condensador; un evaporador; una válvula de expansión y los fluidos de trabajo que en este caso son el amoniaco (refrigerante) y el nitrato de litio (absorbente).

 

A diferencia de los sistemas de compresión mecánica (es decir, los que se tienen convencionalmente en casa), los de absorción no funcionan con electricidad. En ellos se sustituye el compresor que se utiliza en los refrigeradores comerciales por un CPC que concentra los rayos del Sol en una línea focal, donde se coloca un tanque de almacenamiento en el que se encuentran los fluidos de trabajo.

 

Los rayos del Sol calientan ese tubo a temperaturas aproximadas de 100 grados Celsius, separando el amoniaco del nitrato de litio. De esta manera, el amoniaco en forma de vapor pasa al condensador, donde es licuado por medio de agua de enfriamiento y se almacena durante las horas de insolación.

 

Al llegar la noche se abre la válvula de expansión para permitir que pase el amoniaco líquido, lo cual reduce su presión y temperatura; así, al llegar al evaporador congela el agua contenida en las charolas. Por último, el amoniaco regresa al generador-absorbedor para estar listo a la mañana siguiente y repetir el ciclo.

 

“En ningún momento se da un trabajo mecánico ni participa la electricidad –explicó Wilfrido Rivera–, sólo el calor que, mediante un proceso termodinámico, condensa y gasifica el amoniaco, el cual es reabsorbido por el nitrato de litio. Los usuarios únicamente deben abrir una válvula una vez al día para permitir el paso del refrigerante. Pero se está trabajando para que el sistema sea completamente automático”.

 

De acuerdo con la estación del año, el colector solar de este sistema debe tener una posición determinada, para que el punto focal reciba la mayor cantidad posible de rayos solares.

 

Así, en verano debe alinearse totalmente hacia arriba, porque el Sol pasa por el cenit; en cambio, en invierno debe inclinarse porque el astro rey está mucho más abajo. En general, el usuario tendría que cambiarlo de posición en los equinoccios y solsticios.

 

El prototipo desarrollado por los investigadores universitarios produce unos 10 kilos de hielo al día. Pero se puede escalar a un tamaño más grande sin que pierda eficacia.

 

“Es posible escalar este sistema a capacidades de hasta 50 kilos de hielo. Sin embargo, si se requirieran capacidades mayores, quizá fuera más conveniente construir más unidades en vez de otras más grandes, que serían muy difíciles de transportar”, apunta el investigador.

 

Desde los estudios básicos, la modelación matemática y la construcción del prototipo, han pasado dos años. “Una empresa pequeña, con un equipo básico de taller (dobladoras, tornos y soldadoras) –comenta Rivera Gómez-Franco–, podría construir una unidad en uno o dos días.”

 

Además, al producirse en serie, el precio de este sistema productor de hielo bajaría y la relación costo-beneficio sería más adecuada. Ya instalado funcionaría sin ningún problema durante casi quince años, luego de lo cual sus materiales empezarían a degradarse.

 

“Ahora bien, es importante que la gente sepa que su construcción e instalación no son sencillas si no se tienen los conocimientos necesarios. Se requieren estudios científicos y cálculos precisos, en suma, conocimientos especializados para llevarlas a cabo”, finalizó el investigador.

 

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FOTO 01.

Integrantes del Centro de Investigaciones en Energía de la UNAM, desarrollaron un novedoso sistema productor de hielo que no requiere energía eléctrica, sino solar.

 

FOTO 02

El prototipo desarrollado por los investigadores de la UNAM produce unos 10 kilos de hielo al día. Pero se puede escalar a un tamaño más grande sin que pierda eficacia.

 

FOTO 03

Wilfrido Rivera encabeza el grupo del CIE de la UNAM que diseñó un nuevo sistema termodinámico, que podría ser opción para las comunidades rurales y pesqueras que carecen de refrigeración.