Boletín
UNAM-DGCS-102
Pie de fotos al final del boletín
· Para ello,
el Instituto de Geofísica conjuntó cuatro instrumentos en el Observatorio
Virtual Tierra–Sol
· El director
de esta entidad universitaria, Francisco Valdés Galicia, se pronunció porque el
país busque de manera imperiosa nuevas fuentes de energía
· En
conferencia de prensa también participaron los investigadores Américo González,
Gerardo Cifuentes, Guadalupe Cordero, Rogelio Caballero y Blanca Mendoza
· Inició
formalmente de manera conjunta la celebración del AHI en Viena, Austria, y en
México
La Universidad Nacional tendrá
el liderazgo en México de la celebración del Año Heliofísico Internacional
(AHI), donde participarán 75 países afiliados a la Organización de las Naciones
Unidas (ONU). El propósito será profundizar los estudios del Sol y sus efectos
en la Tierra, tales como las tormentas solares que interrumpen
telecomunicaciones y pueden causar daños en los sistemas de electricidad.
Para ello, el Instituto de
Geofísica (IGf) conjuntó cuatro instrumentos en el Observatorio Virtual
Tierra–Sol (www.veso.unam.mx), con los que reportará datos en tiempo real de
las condiciones que imperan desde ese astro hasta nuestro planeta.
Así, estarán unidos los
reportes del Radio Interferómetro Solar, instalado en Ciudad Universitaria; el
Observatorio de Centelleo Interplanetario, de Coeneo, Michoacán; el
Observatorio de Rayos Cósmicos en CU, y
del Observatorio Magnético de Teoloyucan.
En rueda de prensa, el director
del IGf, José Francisco Valdés Galicia, expuso que México tiene la necesidad
imperiosa de buscar fuentes de energía alternativa, como la solar, de los
vientos y de los mares. Sin embargo, falta voluntad política para invertir en
la materia, pues a pesar de ser una de las naciones con mayor insolación no hay
una sola empresa mexicana dedicada a las celdas solares.
En la conferencia, donde
también participaron los investigadores Américo González, Gerardo Cifuentes,
Guadalupe Cordero, Rogelio Caballero y Blanca Mendoza, de la misma entidad, se
explicó que el Observatorio hará mediciones de actividad en la corona del Sol,
estudiará la propagación de tormentas solares en el medio interplanetario, los
flujos de rayos cósmicos, y hará un registro de las variaciones del campo
magnético de nuestro planeta.
Con esta red se participará
activamente en un sistema mundial de monitoreo del entorno Sol–Tierra, en
colaboración con otros observatorios y naves espaciales.
José Valdés resaltó que hoy
mismo, en la sesión del Comité de Ciencia y Tecnología de la ONU, en Viena,
Austria, inició formalmente de manera conjunta la celebración del AHI.
Blanca Mendoza y Américo
González detallaron que se conocen los efectos adversos de las tormentas
solares sobre las telecomunicaciones en la Tierra, pero la investigadora
aseveró que aún no se ha podido comprobar científicamente el surgimiento de
enfermedades cardiacas por el aumento de esa actividad.
José Valdés explicó que
existen algunos indicios de que el Sol también afecta el clima. Hay reportes
serios, abundó, “que permiten afirmar que el calentamiento que estamos viviendo
pudiera deberse al Sol” en algún porcentaje, aunque no hay datos concluyentes.
Blanca Mendoza precisó que para la formación de la capa de ozono
es básica la fuente solar así como en su destrucción. “Un aumento en la
actividad antropogénica o solar pueden contribuir a que disminuya su grosor y
la penetración de rayos ultravioleta sea mayor, lo que según se ha documentado,
puede propiciar problemas de cáncer en la piel.
Se explicó que en México se
desarrollan estudios heliofísicos desde hace décadas. En el IGf se investiga el
entorno magnético terrestre y diferentes aspectos de la heliosfera, como rayos
cósmicos, física y viento solares, y medio interplanetario, entornos magnéticos
planetarios y relaciones Sol–Tierra, entre otros.
La participación mexicana
plantea realizar estudios teóricos sobre el tema, operación de observatorios,
organización de conferencias internacionales y escuelas para estudiantes
latinoamericanos, así como difusión y divulgación.
Pese a que el número de
investigadores y el presupuesto para hacer Ciencias Espaciales en el país es
mínimo, comparado con la India, China, Brasil y naciones desarrolladas, es
importante intervenir de manera activa en este encuentro.
La asistencia de la UNAM no es
sólo para colaborar con otras regiones en los trabajos referentes a cómo el
entorno solar influye en nuestro planeta, pues es indispensable si se quiere
formar parte del conjunto de sociedades avanzadas, que generan y aprovechan el
conocimiento científico y la tecnología para su desarrollo.
Hace 50 años la ONU celebró el
Año Geofísico Internacional, el tercero en su tipo, el más grande de los
esfuerzos de cooperación mundial para estudiar los fenómenos físicos en la
Tierra. Ese mismo año, el 4 de octubre de 1957, comenzó la era espacial con el
lanzamiento del primer satélite artificial de la historia: el Sputnik I.
Son cinco décadas de avances
vertiginosos, que vieron cómo cosmonautas y astronautas comenzaron a orbitar
nuestro mundo, y en 1969 llegaron a la Luna.
Ahora se vive un momento
trascendente, pues las naves espaciales Viajeros 1 y 2 (lanzadas en 1977) se
aproximan a los límites de la heliosfera. Es decir, se rebasa la primera frontera
de nuestro entorno cósmico y por primera vez un satélite creado por el hombre
explorará in-situ el medio interestelar.
Al cumplirse este año el 50
aniversario de la primera colaboración mundial para estudiar fenómenos
geofísicos, se presenta una oportunidad para recapitular lo aprendido y
plantear nuevos objetivos, reforzar la cooperación internacional y difundir el
conocimiento del espacio.
Uno de los legados de esa reunión pionera fue la creación
de bases de datos científicos y el acceso a los mismos. Las Ciencias de la
Tierra abrieron sus fronteras para establecer nexos globales, en donde
especialistas de países como México podían conocer la información de las naves
espaciales. Ha sido enorme su trascendencia para el desarrollo del conocimiento
del planeta.
Por esta situación, la ONU
decidió celebrar en 2007 el AHI. La Tierra está inmersa dentro de la atmósfera
solar en expansión, y sus vientos nos conectan con la actividad en la
superficie de esa estrella.
Para entender a nuestro mundo
es necesario estudiar su entorno espacial: la Heliosfera. En la actualidad se
cuenta con una armada de satélites y observatorios terrestres que proporcionan
una cobertura global única en la historia para comprender mejor el entorno
Sol–Tierra.
Asimismo, las nuevas
tecnologías en telecomunicaciones permiten un intenso intercambio de
información a bajo costo.
Ante este panorama, el AHI
tiene tres objetivos principales: avanzar en el conocimiento básico de los procesos
físicos fundamentales que gobiernan al Sol y la Tierra, y el dominio de la
influencia solar (Heliosfera); promover la colaboración internacional para
desarrollar estudios conjuntos entre naciones; y mostrar al mundo la belleza,
relevancia y significado de las Ciencias Espaciales y de la Tierra.
-oOo-
FOTO 1.
La UNAM encabeza
en México los festejos del Año Heliofísico Internacional, que busca profundizar
los estudios del Sol y sus efectos en la Tierra, como las tormentas solares que
interrumpen las telecomunicaciones.
FOTO 2
La investigadora
del IGf de la UNAM, Blanca Mendoza, detalló que se conocen los efectos adversos
de las tormentas solares sobre las telecomunicaciones terrestres, en el marco
del AHÍ.
FOTO 3
El director del
Instituto de Geofísica de la UNAM, José Francisco Valdés Galicia, acompañado
por el investigador Américo González, en el inicio de los festejos por el Año
Heliofísico Internacional.
FOTO 4
Rogelio
Caballero, investigador del IGf de la UNAM, formó parte del grupo de
especialistas que participaron en la conferencia de prensa con motivo del
inicio del Año Heliofísico Internacional.
FOTO 5
El investigador
Gerardo Cifuentes forma parte del equipo del Instituto de Geofísica de la UNAM,
que conjuntó cuatro instrumentos en el Observatorio Virtual Tierra–Sol para
intervenir en el AHI.