13:00  hrs. 19 de Febrero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-102

Ciudad Universitaria 


Francisco Valdés Galicia

 

Pie de fotos al final del boletín

 

ENCABEZA LA UNAM EN MÉXICO LOS FESTEJOS DEL AÑO HELIOFÍSICO INTERNACIONAL

 

· Para ello, el Instituto de Geofísica conjuntó cuatro instrumentos en el Observatorio Virtual Tierra–Sol

· El director de esta entidad universitaria, Francisco Valdés Galicia, se pronunció porque el país busque de manera imperiosa nuevas fuentes de energía

· En conferencia de prensa también participaron los investigadores Américo González, Gerardo Cifuentes, Guadalupe Cordero, Rogelio Caballero y Blanca Mendoza

· Inició formalmente de manera conjunta la celebración del AHI en Viena, Austria, y en México

 

La Universidad Nacional tendrá el liderazgo en México de la celebración del Año Heliofísico Internacional (AHI), donde participarán 75 países afiliados a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El propósito será profundizar los estudios del Sol y sus efectos en la Tierra, tales como las tormentas solares que interrumpen telecomunicaciones y pueden causar daños en los sistemas de electricidad.

 

Para ello, el Instituto de Geofísica (IGf) conjuntó cuatro instrumentos en el Observatorio Virtual Tierra–Sol (www.veso.unam.mx), con los que reportará datos en tiempo real de las condiciones que imperan desde ese astro hasta nuestro planeta.

 

Así, estarán unidos los reportes del Radio Interferómetro Solar, instalado en Ciudad Universitaria; el Observatorio de Centelleo Interplanetario, de Coeneo, Michoacán; el Observatorio de Rayos Cósmicos en CU,  y del Observatorio Magnético de Teoloyucan.

 

En rueda de prensa, el director del IGf, José Francisco Valdés Galicia, expuso que México tiene la necesidad imperiosa de buscar fuentes de energía alternativa, como la solar, de los vientos y de los mares. Sin embargo, falta voluntad política para invertir en la materia, pues a pesar de ser una de las naciones con mayor insolación no hay una sola empresa mexicana dedicada a las celdas solares.

 

En la conferencia, donde también participaron los investigadores Américo González, Gerardo Cifuentes, Guadalupe Cordero, Rogelio Caballero y Blanca Mendoza, de la misma entidad, se explicó que el Observatorio hará mediciones de actividad en la corona del Sol, estudiará la propagación de tormentas solares en el medio interplanetario, los flujos de rayos cósmicos, y hará un registro de las variaciones del campo magnético de nuestro planeta.

 

Con esta red se participará activamente en un sistema mundial de monitoreo del entorno Sol–Tierra, en colaboración con otros observatorios y naves espaciales.

 

José Valdés resaltó que hoy mismo, en la sesión del Comité de Ciencia y Tecnología de la ONU, en Viena, Austria, inició formalmente de manera conjunta la celebración del AHI.

 

Blanca Mendoza y Américo González detallaron que se conocen los efectos adversos de las tormentas solares sobre las telecomunicaciones en la Tierra, pero la investigadora aseveró que aún no se ha podido comprobar científicamente el surgimiento de enfermedades cardiacas por el aumento de esa actividad.

 

José Valdés explicó que existen algunos indicios de que el Sol también afecta el clima. Hay reportes serios, abundó, “que permiten afirmar que el calentamiento que estamos viviendo pudiera deberse al Sol” en algún porcentaje, aunque no hay datos concluyentes.

 

 Blanca Mendoza precisó que para la formación de la capa de ozono es básica la fuente solar así como en su destrucción. “Un aumento en la actividad antropogénica o solar pueden contribuir a que disminuya su grosor y la penetración de rayos ultravioleta sea mayor, lo que según se ha documentado, puede propiciar problemas de cáncer en la piel.

 

Se explicó que en México se desarrollan estudios heliofísicos desde hace décadas. En el IGf se investiga el entorno magnético terrestre y diferentes aspectos de la heliosfera, como rayos cósmicos, física y viento solares, y medio interplanetario, entornos magnéticos planetarios y relaciones Sol–Tierra, entre otros.

 

La participación mexicana plantea realizar estudios teóricos sobre el tema, operación de observatorios, organización de conferencias internacionales y escuelas para estudiantes latinoamericanos, así como difusión y divulgación.

 

Pese a que el número de investigadores y el presupuesto para hacer Ciencias Espaciales en el país es mínimo, comparado con la India, China, Brasil y naciones desarrolladas, es importante intervenir de manera activa en este encuentro.

 

La asistencia de la UNAM no es sólo para colaborar con otras regiones en los trabajos referentes a cómo el entorno solar influye en nuestro planeta, pues es indispensable si se quiere formar parte del conjunto de sociedades avanzadas, que generan y aprovechan el conocimiento científico y la tecnología para su desarrollo.

 

Hace 50 años la ONU celebró el Año Geofísico Internacional, el tercero en su tipo, el más grande de los esfuerzos de cooperación mundial para estudiar los fenómenos físicos en la Tierra. Ese mismo año, el 4 de octubre de 1957, comenzó la era espacial con el lanzamiento del primer satélite artificial de la historia: el Sputnik I.

 

Son cinco décadas de avances vertiginosos, que vieron cómo cosmonautas y astronautas comenzaron a orbitar nuestro mundo, y en 1969 llegaron a la Luna.

 

Ahora se vive un momento trascendente, pues las naves espaciales Viajeros 1 y 2 (lanzadas en 1977) se aproximan a los límites de la heliosfera. Es decir, se rebasa la primera frontera de nuestro entorno cósmico y por primera vez un satélite creado por el hombre explorará in-situ el medio interestelar.

 

Al cumplirse este año el 50 aniversario de la primera colaboración mundial para estudiar fenómenos geofísicos, se presenta una oportunidad para recapitular lo aprendido y plantear nuevos objetivos, reforzar la cooperación internacional y difundir el conocimiento del espacio.

 

Uno de los legados de esa reunión pionera fue la creación de bases de datos científicos y el acceso a los mismos. Las Ciencias de la Tierra abrieron sus fronteras para establecer nexos globales, en donde especialistas de países como México podían conocer la información de las naves espaciales. Ha sido enorme su trascendencia para el desarrollo del conocimiento del planeta.

 

Por esta situación, la ONU decidió celebrar en 2007 el AHI. La Tierra está inmersa dentro de la atmósfera solar en expansión, y sus vientos nos conectan con la actividad en la superficie de esa estrella.

 

Para entender a nuestro mundo es necesario estudiar su entorno espacial: la Heliosfera. En la actualidad se cuenta con una armada de satélites y observatorios terrestres que proporcionan una cobertura global única en la historia para comprender mejor el entorno Sol–Tierra.

 

Asimismo, las nuevas tecnologías en telecomunicaciones permiten un intenso intercambio de información a bajo costo.

 

Ante este panorama, el AHI tiene tres objetivos principales: avanzar en el conocimiento básico de los procesos físicos fundamentales que gobiernan al Sol y la Tierra, y el dominio de la influencia solar (Heliosfera); promover la colaboración internacional para desarrollar estudios conjuntos entre naciones; y mostrar al mundo la belleza, relevancia y significado de las Ciencias Espaciales y de la Tierra.

 

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FOTO 1.

 

La UNAM encabeza en México los festejos del Año Heliofísico Internacional, que busca profundizar los estudios del Sol y sus efectos en la Tierra, como las tormentas solares que interrumpen las telecomunicaciones.

 

 

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La investigadora del IGf de la UNAM, Blanca Mendoza, detalló que se conocen los efectos adversos de las tormentas solares sobre las telecomunicaciones terrestres, en el marco del AHÍ.

 

 

FOTO 3

 

El director del Instituto de Geofísica de la UNAM, José Francisco Valdés Galicia, acompañado por el investigador Américo González, en el inicio de los festejos por el Año Heliofísico Internacional.

 

 

FOTO 4

 

Rogelio Caballero, investigador del IGf de la UNAM, formó parte del grupo de especialistas que participaron en la conferencia de prensa con motivo del inicio del Año Heliofísico Internacional.

 

 

FOTO 5

 

El investigador Gerardo Cifuentes forma parte del equipo del Instituto de Geofísica de la UNAM, que conjuntó cuatro instrumentos en el Observatorio Virtual Tierra–Sol para intervenir en el AHI.