Boletín
UNAM-DGCS-096
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Desde los años ochenta el abandono de políticas
públicas propició la dependencia alimentaria, aseveró Javier Cabrera, de la FE
de la UNAM
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Tal situación impide a sus habitantes acceder satisfactoriamente
a niveles de alimentación, vestido, salud y educación, añadió
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Rolando Cordera, José Valencia, Héctor Robles y
John Scott participaron en el Taller La
cuestión social en el campo mexicano: México ante el 2008
Cerca del 63 por ciento de la
población rural vive con menos de mil sesenta pesos al mes, lo cual la ubica en
una línea de pobreza patrimonial que impide acceder satisfactoriamente a
niveles de alimentación, vestido, salud y educación, afirmó Javier Cabrera
Adame, de la Facultad de Economía de la UNAM.
Este dato, dijo, revela que en
el año 2006, los niveles de ingreso en el campo disminuyeron, mientras que el
mismo indicador alcanzó a cuatro por ciento más de esa población, con respecto
a 2004.
Al presentar el Taller La
cuestión social en el campo mexicano: México ante el 2008, organizado por el
Seminario Universitario de la Cuestión Social, Rolando Cordera, titular del
mismo, expuso que este encuentro tiene como objetivo conocer opiniones ante la
situación nacional de los grupos agrícolas.
En la sede de la Facultad de
Economía, donde los trabajos fueron inaugurados por el secretario general de la
entidad, José Antonio Ibarra, refirió que se trata de conocer si las políticas
públicas para ese sector, desplegadas por el Estado, han sido las más
adecuadas, y sobre todo en la perspectiva de la globalización.
Durante su participación,
Javier Cabrera –acompañado por los académicos Carlos Tello y Luis de la Calle–
precisó que los recursos destinados a desarrollo económico pasaron de 17.5 por
ciento en 1981 a 4.3 en 2006. Específicamente en el sector agropecuario la
variación en ese periodo fue de 3.3 del Producto Interno Bruto a 0.6 por
ciento.
Desde los años ochenta,
abundó, el abandono generalizado de las políticas públicas de fomento
agropecuario, ha causado dependencia
alimentaria en prácticamente la mayor parte de los productos que se consumen en el país, principalmente
en los granos básicos, afirmó.
Así, detalló, en el año 2006, el 34 por ciento del
consumo nacional de los principales
granos y oleaginosas fue de origen extranjero.
Señaló que el campo mexicano
presenta un conjunto de graves problemas, algunos de ellos de carácter estructural como el atraso
tecnológico, el extendido minifundio y
la dependencia del temporal en vastas regiones del territorio nacional, la
apertura comercial y un descuido por parte del Estado.
En alguna época, dijo, México
fue autosuficiente en materia alimentaria. Sin embargo, aclaró, la sujeción
no se originó con la entrada en vigor
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pues las importaciones de
volúmenes importantes de granos básicos datan de varios años atrás, a 1994.
Javier Cabrera abundó que hubo
un descenso en la superficie sembrada de un millón de hectáreas, con lo cual el
potencial productivo se mermó, al pasar en 1990 de 14.3 a 13.3 en 2006.
“Ante este panorama, el
reciente desabasto de maíz y aumento del precio de la tortilla, no se puede
considerar un simple desequilibrio coyuntural, y plantea la necesidad de la
intervención estatal con estrategias que permitan al país entrar en una etapa
de crecimiento y desarrollo sostenido”, expresó.
Por su parte, Héctor Robles,
del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y Soberanía
Alimentaria, de la Cámara de Diputados, expuso que hay 29.9 millones de
habitantes del sector rural, de los cuales la mitad vive en municipios de alta
y muy alta marginalidad.
En esas áreas rurales, abundó,
el PIB per cápita es de 2 mil 310 dólares anuales, mientras que en los urbanos
es de 13 mil dólares.
Aseveró que para satisfacer
las necesidades básicas de agua, luz, drenaje o educación, tales demarcaciones
requerirían 20 años, mientras que los urbanos 11.4; los primeros
necesitarían 48.9 años para superar el
hacinamiento y 36.6 para tener pisos de tierra.
Indicó que hay 5.3 millones de
integrantes de la Población Económicamente Activa del sector primario, pero en
los municipios más rurales del país hay 7.8 millones de trabajadores.
Por su parte, José Valencia,
del Instituto de Estudios Campesinos, externó que nos encontramos ante el
paradigma de la pobreza en un callejón si salida, “estamos en el estira y
afloja de pocos recursos ante tantas y crecientes necesidades.”
A su vez, John Scott, del
Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), defendió la tesis de que
en el sector rural no se gasta o invierte poco, sino mal. Así, los recursos se
canalizan en forma poco efectiva y desigual.
Explicó que de acuerdo con una
encuesta, la mitad de los beneficiarios de Procampo no sabían que podían
cambiar de cultivo sin perder beneficios, tras señalar que la situación del
campo en el norte es mejor que la del sur.
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FOTO 1
Luis de la Calle, Héctor Robles, Javier Cabrera,
Carlos Tello y Rolando Cordera, durante el inicio del Taller La cuestión social
en el campo mexicano: México ante el 2008, en la FE de la UNAM.
FOTO 2.
Cerca del 63 por
ciento de la población rural vive con menos de mil sesenta pesos al mes, afirmó
Javier Cabrera Adame, de la Facultad de Economía de la UNAM.
FOTO 3
El especialista
Héctor Robles dijo en la UNAM que hay 29.9 millones de habitantes del sector
rural, de los cuales la mitad vive en municipios de alta y muy alta
marginalidad.
FOTO 4
Los investigadores John Scott y José Valencia en el Taller La cuestión social en el campo mexicano: México ante el 2008, organizado por el Seminario Universitario de la Cuestión Social, en la FE de la UNAM.