14:45  hrs. 14 de Febrero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-093

Ciudad Universitaria 


Rafael Navarro–González (1)

Rafael Navarro–González
(2)

 

Pies de foto al final del boletín

 

DESCUBRE INVESTIGADOR DE LA UNAM GASES EN UN RELÁMPAGO PETRIFICADO, ENCONTRADO EN EL SAHARA

 

·        Rafael Navarro–González, del Instituto de Ciencias Nucleares, realizó este importante hallazgo, cuyo análisis revela el tipo de clima y ecología que dominó el noreste de África hace 15 mil años

·        Es la primera vez que se fechó un rayo petrificado; abre una ventana a la investigación mundial

·        Se demostró que son “cápsulas del tiempo” que guardan información de la región donde se formaron

·        La revista más prestigiada en el área de las Geociencias, Geology, reproduce esta investigación en su número de febrero

 

El investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, Rafael Navarro-González, descubrió la presencia de gases atrapados en burbujas de vidrio contenidas en un relámpago petrificado colectado en el Desierto de Libia, en el Sahara, cuyo análisis revela el tipo de clima y ecología que dominó el noreste de África hace 15 mil años, en el pleistoceno tardío.   

 

Este hallazgo demostró que hubo un cambio sustancial en el clima del norte de África, el cual era más húmedo hace 15 mil años, y que en forma gradual el Desierto del Sahara se está desertificando, es decir, esta zona continúa su crecimiento.

 

Asimismo, redondeó, se descubrieron gases contenidos en un relámpago petrificado, se fechó por primera vez una fulgurita, y se demostró que estos rayos son “cápsulas del tiempo” que guardan información del clima y ecología de la región donde se formaron.

 

Pese a que éstos son cambios naturales, advirtió, se tiene evidencia de que desde la época de la Revolución Industrial los niveles de dióxido de carbono han aumentado, así como la forma en que se ha modificado la temperatura con la medición de hielos en zonas polares.

 

Esta  variación del clima, alertó, traería como consecuencia el aumento en el nivel de los mares, el descongelamiento de las zonas polares y la ampliación de las zonas desérticas como el del Sahara. Para México las repercusiones serían una mayor desertificación en ciertas regiones del país.

 

En conferencia de prensa para dar a conocer este descubrimiento, el director del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN), Alejandro Frank Hoeflich, afirmó que un científico mexicano, Rafael Navarro–González, abrió “una nueva ventana” a la investigación mundial en esta materia y, también, al pasado de nuestro planeta.

 

Afirmó que este hallazgo es un ejemplo de que la ciencia básica tiene un impacto insospechado en la vida diaria e importancia en el estudio del cambio climático, el cual es uno de los problemas más importantes de nuestro tiempo.

 

Alejandro Frank consideró indispensable abrir espacios y terminar con el “analfabetismo científico”, porque es fundamental realizar investigación que permita descubrimientos de esta índole y poner un mayor esfuerzo en el tren del desarrollo de la ciencia y la tecnología.

 

A su vez, el investigador del ICN Rafael Navarro–González insistió en el cambio climático. Recalcó que la temperatura del planeta se ha elevado 0.6 grados centígrados, tendencia correlacionada con el incremento del dióxido de carbono, por lo que de seguir con esta propensión, en 50 años la temperatura podría subir cuatro grados centígrados, con consecuencias catastróficas irreversibles y entrar a una glaciación.

 

También, agregó, se alteraría el mapa de relámpagos, pues con una modificación de un grado centígrado la cantidad de rayos a nivel mundial aumentaría de manera sustancial, de un 10 a un 100 por ciento en la producción de estas centellas.

 

Luego, Navarro-González explicó que con su investigación se demostró que cuando se formó esta fulgurita, el clima de Egipto era diferente al actual, es decir, mucho menos árido y más favorable a la vida vegetal.

 

Actualmente, indicó, el Desierto de Libia es una zona árida, carente de lluvia, donde no se producen relámpagos ni existe vegetación, por lo tanto sus suelos no contienen materia orgánica. 

 

La región que tiene este tipo de características, anotó, se encuentra a 600 kilómetros al sur, en una franja llamada Sáhel, que en árabe  significa semiárido. 

 

El especialista sostuvo que se trata de un hallazgo importante, porque nunca se habían analizado los gases generados en el interior de un rayo ni se había fechado ninguna formación geológica, a pesar de que es importante saber cuándo se crearon las fulguritas.

 

Dio a conocer que la revista más prestigiada en el área de las Geociencias, Geology –de la Sociedad Geológica de América–, reproduce esta investigación en su número de febrero. El estudio fue realizado por un grupo multinacional de científicos y estudiantes, encabezado por Navarro-González, en la cual se fechó por primera vez un relámpago petrificado.

 

Es decir, una centella de este tipo puede congelarse en el tiempo cuando cae en suelos arenosos, funde la arena y forma tubos de vidrio conocidos como fulguritas (del latín fulgur, relámpago). 

 

Navarro–González explicó que los rayos son minerales vítreos en forma de zanahorias huecas. Su presencia en el suelo es una evidencia directa de tormentas y lluvia en el pasado. 

 

 

Al analizar diferentes fulguritas del Desierto de Libia, en Egipto, a Navarro-González le llamó la atención un espécimen en particular que, a diferencia de las convencionales, no era hueca y en su interior se encontraban diminutas burbujas de vidrio. 

 

El experto del ICN estudió si podrían estar llenas de gas, por lo que las abrió con un láser infrarrojo. Descubrió que contenían dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO) y óxido nítrico (NO). 

 

Un análisis cuidadoso de su composición elemental, abundó, demostró que se trataba de materia orgánica presente en el suelo de Egipto que había sido oxidada a dióxido de carbono, monóxido de carbono y óxido nítrico por las altas temperaturas del relámpago. 

 

En su investigación sobre el origen de dicha materia orgánica, Navarro-González y su equipo de colaboradores analizaron los isótopos de carbono de los gases de la fulgurita.

 

Debido a que el componente principal de este mineral es el silicio, se intentó fecharlo con una técnica llamada termoluminiscencia, mediante la cual se mide la edad de un espécimen basada en los daños ocasionados en la red cristalina del cuarzo, causada por la radiación ionizante generada por el decaimiento de radioisótopos naturales presentes en el suelo y por los rayos cósmicos. 

 

Esta técnica, apuntó, es utilizada en arqueología para fechar materiales de barro. Los resultados de este estudio demostraron que la fulgurita se formó hace 15 mil años, durante el pleistoceno tardío, cuando un rayo cayó en pastos y arbustos que habitaron los suelos de Egipto. 

 

Por ello, manifestó, en esa época el Sahara estaba mucho más confinado al norte de África, y el sur de Egipto estaba conformado por el Sáhel, esto es, un ambiente semiárido y no hiperárido.  Dichos resultados demuestran que el clima del planeta ha cambiado en épocas recientes.

 

Navarro-González comentó que este descubrimiento generó un nuevo campo de investigación que permitirá estudiar el pasado del planeta. 

 

En la actualidad existe gran cantidad de fulguritas almacenadas por décadas en cajones y/o exhibiciones de museos y/o universidades, que guardan los misterios del clima pasado de nuestro planeta.

 

Junto con la UNAM, en este estudio participaron las Universidades de París 12–Val de Marne y París 7–Denis Diderot de Francia; la Inspección Geológica de los Estados Unidos (USGS) en Denver, Colorado; el Laboratorio de Investigación Física de la India en Navrangpura; el Instituto de Investigación para el Desarrollo de Nigeria en Niamey; la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA) de los Estados Unidos en Moffett Field, California.

 

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FOTO 01

Fulgurita o relámpago petrificado estudiado por Rafael Navarro–González, investigador del ICN de la UNAM, quien descubrió en su interior gases atrapados en burbujas de vidrio, que revelan el tipo de clima y ecología que dominó el noreste de África hace 15 mil años.

 

FOTO 02

El director del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, Alejandro Frank, afirmó que el descubrimiento de gases en un relámpago petrificado abre “una ventana” a la investigación mundial en la materia.

 

FOTO 03.

Alejandro Frank, director del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, aseguró que el científico mexicano Rafael Navarro–González –a su costado– “abrió una ventana” al pasado de nuestro planeta.

 

FOTO 04

Rafael Navarro–González, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, descubrió gases atrapados en un relámpago petrificado colectado en el Desierto del Sahara, cuyo análisis revela el tipo de clima y ecología que dominó el noreste de África hace 15 mil años.

 

FOTO 05

Rafael Navarro–González, investigador del  Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, muestra un fragmento de un relámpago petrificado. El especialista fechó por primera vez una fulgurita.

 

FOTO 06

Los relámpagos petrificados son “cápsulas del tiempo” que guardan información del clima y ecología de la región donde se forman, señaló Rafael Navarro–González, investigador del  Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, quien muestra el fragmento de una fulgurita.