12:30  hrs. 11 de Febrero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-085

Ciudad Universitaria 


Antonio Sánchez Solís

Pie de fotos al final del boletín

 

REALIZAN EN LA UNAM LA PRIMERA TECNOLOGÍA PARA RECICLAR PLÁSTICO PET EN EL PAÍS

 

·        Informaron Octavio Manero Brito y Antonio Sánchez Solís, del Instituto de Investigaciones en Materiales

·        Podría tener gran impacto en sectores industriales como el agroindustrial, farmacéutico, cosmetológico y de la construcción, afirmaron

·        México genera un millón de toneladas de ese material al año, de ellas 700 mil son para envasar bebidas carbonatadas, pero sólo 14 por ciento de éstas últimas son recolectadas

 

Científicos del Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM desarrollaron la primera tecnología en nuestro país para procesar plástico PET y fabricar nuevos productos, informaron Octavio Manero Brito y Antonio Sánchez Solís, adscritos a esta entidad universitaria.

 

Cada año México produce un millón de toneladas de PET, de las cuales 700 mil se utilizan para envasar bebidas carbonatadas; sin embargo, sólo 14 por ciento de éstas últimas son recolectadas. Hasta el momento, sólo en Brasil elaboran artículos de reciclado con este polímero y tecnología propia, siendo nuestra nación la segunda que pretende hacerlo.

 

Con el nanocompuesto de PET obtenido en la Universidad Nacional se pueden confeccionar varas para siembra de frijol y fresa, palos de escoba, láminas translúcidas ­–parecidas a las de poliéster–, canales para irrigación, tuberías para drenaje y muchos otros.

 

Antonio Sánchez señaló que este material podría tener gran impacto en una amplia gama de sectores industriales en nuestro territorio, desde el agroindustrial y farmacéutico, hasta el cosmetológico y de construcción. Se espera que este año salga al mercado algún producto bajo este procedimiento y, además, se tienen requerimientos de España y Venezuela.

 

A su vez, Octavio Manero aseveró que en la actualidad colaboran con el Instituto Nacional de Cardiología en la manufactura de válvulas cardiacas, en especial en sus componentes plásticos que deben ser radiopacos, es decir, bajo los rayos X tener opacidad pero ser transparentes a la vista o por lo menos translúcidos.

 

Explicó que este desarrollo busca atacar dos problemas básicos; por un lado, sustituir materiales convencionales, como la madera, para contrarrestar la deforestación de los bosques y su uso indiscriminado.

 

Por el otro, se le da cauce a la basura plástica. El procesamiento de estos desechos es complicado, ya que el PET requiere de la adición de nanoarcillas para que sea manejable; es decir, no se puede tomar una botella, hacer gránulos y después fabricar otra de material reciclado; se requiere añadirle nanopartículas mediante la tecnología implementada en este Instituto, añadió Sánchez Solís.

 

Manero Brito dijo que mediante un proceso de incorporación química, al PET se le suman partículas, que son de dimensiones nanoscópicas (más pequeñas que las microscópicas), que le confieren propiedades excepcionales.

 

Utilizan las nanopartículas y un cabezal mezclador para exfoliar las arcillas, que se patentó en el Instituto. Estas últimas vienen en gránulos, que cuando se rompen y separan en sus capas más finas se obtiene un nanocompuesto y se logran las propiedades extraordinarias del polímero. “Esa tecnología la tenemos registrada”, refirió.

 

Sánchez Solís comentó que este proyecto nace por la necesidad de crear mejores materiales. El PET es un polímero de ingeniería, con buenas propiedades mecánicas, de barrera y de impacto –el envase para las bebidas carbonatadas, por ejemplo, es resistente, pero si se busca hacerlo un poco más grueso se rompe como el vidrio– sin embargo no son excelentes. Es decir, todas esas propiedades se pueden mejorar haciendo un nanocompuesto.

 

En general, algunas propiedades de los polímeros con estos componentes son superiores, ya sean mecánicas, de resistencia al impacto o de transferencia de gases, o su capacidad de ser reciclados y de sustituir materiales más caros o que repercuten en un daño al medio ambiente, como el uso excesivo de la madera, aclaró.

 

Por ejemplo, afirmó Octavio Manero, las botellas de PET se pueden reciclar, lo cual involucra una tecnología nueva, la adición de nanocompuestos; así como una modificación del equipo utilizado. Se le añaden ciertos accesorios a un equipo convencional y de ahí es posible obtener nuevos materiales a partir de otros elementos.

 

Estos  materiales no sólo son de PET, sino de cualquier polímero termoplástico o termofijo. En el IIM también se trabaja con polietileno de alta y de baja densidad, resinas poliéster y polipropileno; todos se pueden reciclar haciendo nanocompuestos reutilizables.

 

Con el polietileno se pueden fabricar láminas para la agroindustria; con el polipropileno recubrimiento para cables; de PET es factible hacer varas para siembra y el polietileno de alta densidad es apto para realizar durmientes para ferrocarril.

 

Indicó que se han establecido pláticas con gobiernos de algunas entidades del país interesadas en el reciclado de los plásticos, porque es una tecnología no sólo barata sino que también aporta soluciones a muchos de los problemas que ellos tienen.

 

Antonio Sánchez mencionó que tienen pláticas con productores de plátano, fresas, frijoles, jitomates y chayotes, que, al ser plantas trepadoras, utilizan varas de madera y para obtenerlas se deben cortar árboles. No obstante, en el norte del país se han acabado los bosques con ese fin y ahora se importan a altos costos. Con este producto nanocompuesto se pueden hacer sin dañar los ecosistemas.

 

Consideró importante que las empresas que cuentan con una línea de extrusión o inyección, que son los procesos más comunes en la industria del plástico, pueden producir estos materiales asegurándose de que las partículas estén bien dispersas y distribuidas en el polímero para que tengan excelentes propiedades.

 

La gran bondad de esta tecnología es que no se necesita una gran inversión. Por eso los industriales están interesados en ella, pues no deben erogar demasiado en procesos y maquinaria; su infraestructura es suficiente para hacer el material, aclaró.

 

Recordó que México es uno de los principales productores de PET en el mundo, con utensilios que la mayoría de las veces sólo se usan una vez y se tiran, y no hay sucedáneos con reciclado. Lo que se hace es recolectarlo y mandarlo a China, cuyo mercado demanda 900 mil toneladas, por lo que le compra a Europa, Sudamérica y a nuestra nación, que no tiene tecnología para reutilizarlo. Esa podría ser la solución, concluyó Manero Brito.

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FOTO 01

Antonio Sánchez Solís y Octavio Manero Brito, adscritos al IIM de la UNAM, explicaron la tecnología desarrollada en esa entidad –única en el país– para procesar plástico PET y fabricar nuevos productos.

 

FOTO 02.

Los investigadores de la UNAM Octavio Manero Brito y Antonio Sánchez Solís muestran el nanocompuesto de PET obtenido, con el que se pueden elaborar distintos productos de reciclaje.