Boletín
UNAM-DGCS-068
Ciudad Universitaria
Pies de foto al final del boletín
Joaquín Palacios, académico de la Facultad de Química de
la UNAM, desarrolló el modelo denominado Octachem, herramienta auxiliar, lúdica
y eficaz para el aprendizaje de la Química orgánica, el cual ya ha sido probado
exitosamente entre estudiantes de bachillerato y licenciatura.
Este instrumento educativo permite al alumno identificar,
clasificar y nombrar las estructuras químicas de más de 500 compuestos
orgánicos del petróleo, que son base para la fabricación de plásticos y de gran
cantidad de materiales poliméricos.
Mediante el juego es posible facilitar el aprendizaje,
aseguró el universitario. De forma interactiva, los jóvenes pueden “armar”
moléculas y descubrir cuál es su orden y composición, así como sus
aplicaciones, su clasificación en familias y sus propiedades. Incluso, en
cursos más avanzados se pueden proponer rutas sintéticas para la obtención de
sustancias.
Es decir, abundó, “a partir de compuestos sencillos del
petróleo se pueden fabricar plásticos, polímeros y otros materiales usados en
la vida cotidiana, como pinturas, adhesivos, recubrimientos y fibras
sintéticas. Con ayuda de Octachem, el estudiante puede determinar cuáles son
las materias primas necesarias para obtenerlos”.
El modelo, explicó Joaquín Palacios, es sencillo: un
prisma octagonal que consta de tres módulos con movimiento independiente; en el
central se ubican los ocho grupos funcionales más importantes de la química
orgánica (hidrocarburos alifáticos, aldehídos y cetonas, éteres, ésteres,
alquenos, compuestos aromáticos, alquinos y aminas), y en los extremos, grupos
monovalentes numerados del 1 al 8.
De esta manera, agregó, los
módulos giran y cada vez que coinciden las aristas se forma un compuesto cuya
estructura debe ser identificada para, enseguida, darle nombre y clasificarlo
dentro de una familia. Una vez realizado ese proceso se puede relacionar la
estructura con las propiedades y, finalmente, proponer una ruta sintética.
Es interactivo: permite que el estudiante se involucre,
juegue y participe con vista y tacto en el descubrimiento de nuevas sustancias,
desde las más sencillas hasta las más complejas. Las combinaciones de los 24
“elementos” (ocho en cada uno de los tres módulo del prisma) permite obtener, como
se mencionó, más de 500 compuestos, algunos de gran complejidad, como los
alquenos, materia prima para hacer plásticos, refirió.
Octachem, cuyo nombre se deriva de octa, ocho, como las
caras del prisma, y chem, de “chemistry” o química en inglés, permite que en
dos semanas los estudiantes puedan identificar, dar nombre y clasificar a todos
esos compuestos, base de la química orgánica, de manera divertida. “Se
involucran y avanzan en su aprendizaje”, sostuvo el académico.
Al respecto, aseguró, la enseñanza de la química orgánica
debe mejorarse, hacerse más accesible a todos los estudiantes, ya que es una
ciencia que forma parte de muchas carreras además de la propia, como ingeniería
química, mecánica, electrónica y civil. En el bachillerato permite entender los
fenómenos de la vida diaria.
No obstante, afirmó, “durante el ejercicio profesional de
la enseñanza me di cuenta que muchos estudiantes tienen dificultades para
memorizar, identificar, nombrar y clasificar a los compuestos”. A eso sumó otro
aspecto: México es rico en petróleo y requiere impulsar la petroquímica
secundaria para darle valor agregado al recurso, lo cual se logra mediante
transformaciones químicas.
Octachem fue desarrollado hace poco más de dos años;
desde entonces se ha probado y ya fue presentado en diferentes foros de
enseñanza de la química, en la Universidad de Illinois, Estados Unidos, y en
Barcelona, España. En ambos casos los comentarios recibidos por parte de otros
especialistas han sido positivos.
Además, se ha dado a conocer en publicaciones como la Revista
de Educación Química y el Journal of Chemical Education. Después de la
aparición de éste último artículo, Joaquín Palacios recibió cartas, sobre todo
de universidades de EU, “donde se pide más información y se nos felicita por
haber desarrollado esta idea”. Ahora, se tiene la intención de llevarlo a otros
congresos y reuniones de educación en diferentes lugares, especialmente en
América Latina y Europa.
Actualmente, aclaró el científico, Octachem se produce a
pequeña escala, artesanal, y con un número reducido de modelos, por lo que
“sería importante producirlo a gran escala, a menor costo, de tal manera que
los estudiantes de preparatoria e, incluso secundaria, pudieran tener acceso a
él”.
Los mismos alumnos han expresado comentarios positivos,
dicen que es una idea divertida, fácil de entender, que identifica las
estructuras y facilita el aprendizaje. Otros mencionan que de haberlo tenido
cuando empezaron la carrera habría sido más sencillo, pues es básico para ubicar
compuestos, darles nombre, clasificarlos y relacionarlos con sus propiedades,
para después abordar temas más complejos, recalcó.
El modelo, que se acompaña de un manual para que el
estudiante, de manera independiente, lo pueda utilizar, tendrá un futuro
favorable. “Creo que podremos lograr nuestra meta: aumentar el número de
estudiantes que opten por estudiar ingeniería, química y otras carreras
científicas que tanta falta le hacen a México”, concluyó.
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FOTO 01
Joaquín Palacios,
profesor de la Facultad de Química de la UNAM, desarrolló el modelo denominado
Octachem, herramienta auxiliar, lúdica y eficaz para el aprendizaje de la
química orgánica.
FOTO 02.
Octachem,
fabricado en la FQ de la UNAM, es un prisma octagonal que consta de tres
módulos con movimiento independiente; ubica a los grupos más importantes de la
química orgánica.
FOTO 03
Con el modelo Octachem de la FQ de la UNAM, los alumnos pueden identificar en dos semanas, dar nombre y clasificar todos los compuestos base de la química orgánica, de manera divertida.