12:30  hrs. 03 de Febrero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-068

Ciudad Universitaria


Joaquín Palacios

Pies de foto al final del boletín

 

 

CREAN EN LA UNAM MODELO LÚDICO DE APRENDIZAJE DE LA QUÍMICA ORGÁNICA

 

 

Joaquín Palacios, académico de la Facultad de Química de la UNAM, desarrolló el modelo denominado Octachem, herramienta auxiliar, lúdica y eficaz para el aprendizaje de la Química orgánica, el cual ya ha sido probado exitosamente entre estudiantes de bachillerato y licenciatura.

 

Este instrumento educativo permite al alumno identificar, clasificar y nombrar las estructuras químicas de más de 500 compuestos orgánicos del petróleo, que son base para la fabricación de plásticos y de gran cantidad de materiales poliméricos.

 

Mediante el juego es posible facilitar el aprendizaje, aseguró el universitario. De forma interactiva, los jóvenes pueden “armar” moléculas y descubrir cuál es su orden y composición, así como sus aplicaciones, su clasificación en familias y sus propiedades. Incluso, en cursos más avanzados se pueden proponer rutas sintéticas para la obtención de sustancias.

 

Es decir, abundó, “a partir de compuestos sencillos del petróleo se pueden fabricar plásticos, polímeros y otros materiales usados en la vida cotidiana, como pinturas, adhesivos, recubrimientos y fibras sintéticas. Con ayuda de Octachem, el estudiante puede determinar cuáles son las materias primas necesarias para obtenerlos”.

 

El modelo, explicó Joaquín Palacios, es sencillo: un prisma octagonal que consta de tres módulos con movimiento independiente; en el central se ubican los ocho grupos funcionales más importantes de la química orgánica (hidrocarburos alifáticos, aldehídos y cetonas, éteres, ésteres, alquenos, compuestos aromáticos, alquinos y aminas), y en los extremos, grupos monovalentes numerados del 1 al 8.

 

De esta manera, agregó, los módulos giran y cada vez que coinciden las aristas se forma un compuesto cuya estructura debe ser identificada para, enseguida, darle nombre y clasificarlo dentro de una familia. Una vez realizado ese proceso se puede relacionar la estructura con las propiedades y, finalmente, proponer una ruta sintética.

 

Es interactivo: permite que el estudiante se involucre, juegue y participe con vista y tacto en el descubrimiento de nuevas sustancias, desde las más sencillas hasta las más complejas. Las combinaciones de los 24 “elementos” (ocho en cada uno de los tres módulo del prisma) permite obtener, como se mencionó, más de 500 compuestos, algunos de gran complejidad, como los alquenos, materia prima para hacer plásticos, refirió.

 

Octachem, cuyo nombre se deriva de octa, ocho, como las caras del prisma, y chem, de “chemistry” o química en inglés, permite que en dos semanas los estudiantes puedan identificar, dar nombre y clasificar a todos esos compuestos, base de la química orgánica, de manera divertida. “Se involucran y avanzan en su aprendizaje”, sostuvo el académico.

 

Al respecto, aseguró, la enseñanza de la química orgánica debe mejorarse, hacerse más accesible a todos los estudiantes, ya que es una ciencia que forma parte de muchas carreras además de la propia, como ingeniería química, mecánica, electrónica y civil. En el bachillerato permite entender los fenómenos de la vida diaria.

 

No obstante, afirmó, “durante el ejercicio profesional de la enseñanza me di cuenta que muchos estudiantes tienen dificultades para memorizar, identificar, nombrar y clasificar a los compuestos”. A eso sumó otro aspecto: México es rico en petróleo y requiere impulsar la petroquímica secundaria para darle valor agregado al recurso, lo cual se logra mediante transformaciones químicas.

 

Octachem fue desarrollado hace poco más de dos años; desde entonces se ha probado y ya fue presentado en diferentes foros de enseñanza de la química, en la Universidad de Illinois, Estados Unidos, y en Barcelona, España. En ambos casos los comentarios recibidos por parte de otros especialistas han sido positivos.

 

Además, se ha dado a conocer en publicaciones como la Revista de Educación Química y el Journal of Chemical Education. Después de la aparición de éste último artículo, Joaquín Palacios recibió cartas, sobre todo de universidades de EU, “donde se pide más información y se nos felicita por haber desarrollado esta idea”. Ahora, se tiene la intención de llevarlo a otros congresos y reuniones de educación en diferentes lugares, especialmente en América Latina y Europa.

 

Actualmente, aclaró el científico, Octachem se produce a pequeña escala, artesanal, y con un número reducido de modelos, por lo que “sería importante producirlo a gran escala, a menor costo, de tal manera que los estudiantes de preparatoria e, incluso secundaria, pudieran tener acceso a él”.

 

Los mismos alumnos han expresado comentarios positivos, dicen que es una idea divertida, fácil de entender, que identifica las estructuras y facilita el aprendizaje. Otros mencionan que de haberlo tenido cuando empezaron la carrera habría sido más sencillo, pues es básico para ubicar compuestos, darles nombre, clasificarlos y relacionarlos con sus propiedades, para después abordar temas más complejos, recalcó.

 

El modelo, que se acompaña de un manual para que el estudiante, de manera independiente, lo pueda utilizar, tendrá un futuro favorable. “Creo que podremos lograr nuestra meta: aumentar el número de estudiantes que opten por estudiar ingeniería, química y otras carreras científicas que tanta falta le hacen a México”, concluyó.

 

—o0o—

 

 

FOTO 01

Joaquín Palacios, profesor de la Facultad de Química de la UNAM, desarrolló el modelo denominado Octachem, herramienta auxiliar, lúdica y eficaz para el aprendizaje de la química orgánica.

 

FOTO 02.

Octachem, fabricado en la FQ de la UNAM, es un prisma octagonal que consta de tres módulos con movimiento independiente; ubica a los grupos más importantes de la química orgánica.

 

FOTO 03

Con el modelo Octachem de la FQ de la UNAM, los alumnos pueden identificar en dos semanas, dar nombre y clasificar todos los compuestos base de la química orgánica, de manera divertida.