06:00  hrs. 01 de Febrero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-064

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

AGUDIZA EL VIH-SIDA LA DESIGUALDAD Y DISCRIMINACIÓN DE LOS MIGRANTES

 

 

La infección por VIH-Sida agudiza las condiciones de desigualdad y discriminación social de los migrantes ilegales, en función de sus menores recursos económicos, señaló en la UNAM el antropólogo Daniel Hernández Rosete.

 

En el Seminario Permanente de Salud en el Trabajo –organizado por la Facultad de Medicina–, el especialista adscrito al Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional hizo énfasis en la relación entre migración y violación de derechos humanos, como un factor asociado al riesgo de adquirir ese virus.

 

Desde un estudio cualitativo etnográfico y fenomenológico, que  retome un enfoque estructural y geopolítico, en donde la pobreza sea concebida como factor detonante de movilidad poblacional hemisférica de sur a norte, la humillación, aislamiento y marginación son constantes en los migrantes quienes, además, explicó, tienen problemas de adicción severos, como el alcoholismo, a la marihuana y a una anfetamina sintética conocida como cristal.

 

La intención es comprender por qué la migración clandestina favorece contextos de vulnerabilidad para el VIH, sin que se asegure que las poblaciones móviles, ni mucho menos los connacionales sin papeles, sean un grupo de riesgo, aclaró.

 

Sin embargó, agregó, “es la condición estructural que expresa el daño potencial a la salud en personas sin poder social; se trata, por lo tanto, de violación de derechos humanos en razón de menores recursos económicos sociales y legales”.

 

El científico social expuso que el problema del VIH y la migración no debe abordarse desde el punto de vista epidemiológico o viral, sino desde los derechos humanos y su relación con la descomposición que se vive en México a partir del modelo económico que determina este flujo, en particular de estos tipos de discriminación.

 

Es decir, añadió Hernández Rosete, aquellos con menos capacidades para responder ante una agresión son precisamente quienes entran a otra nación en la clandestinidad y abaratan su quehacer. Ello significa que a mayor cantidad de contingentes ilegales hay una sobresaturación de oferta de fuerza de trabajo y entonces los precios locales de ese mercado tienden a bajar.

 

Ello da lugar a estilos de vida basados en la deportación y, sobre todo, de sentimiento del fracaso. También hay formas de segregación y xenofobia que favorecen la depresión entre los migrantes, advirtió.

 

El sociólogo también recordó que la posibilidad de ser expulsado existe en función de las necesidades de mano de obra barata en los ámbitos laborales. Es un recurso legal en el proceso productivo mismo; se enmarca y forma parte elemental en la generación de riqueza para los dueños de las plantaciones.

Por lo tanto –detalló– está ligada a los ciclos agrícolas, lo que evidencia la existencia de acuerdos entre los dueños de los centros agrícolas e industriales, y de las autoridades locales de migración.

 

No obstante, los indocumentados tiene derechos civiles en Estados Unidos, pero al no conocerlos ni ponerlos en práctica se ubican en condiciones de clandestinaje y vulnerabilidad, refirió.

 

“Constituida desde el lenguaje, la violencia se ejerce y experimenta en una suerte de invisibilidad social que estigmatiza, pero que sobre todo discrimina a partir de un acto que no puede ser denunciado tan fácilmente pero que logra afectar la capacidad de autoestima”, indicó el especialista.

 

Contextos de esta naturaleza, concluyó Daniel Hernández, sugieren que las políticas gubernamentales antimigratorias favorecen la existencia de prácticas sexuales que ponen en riesgo la salud reproductiva de la población móvil indocumentada.

 

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El antropólogo Daniel Hernández Rosete dijo en la UNAM que el Sida agudiza las condiciones de desigualdad y discriminación social de los migrantes, en función de sus menores recursos económicos y legales.

 

 

FOTO 02.

 

El problema del VIH y la migración no debe abordarse desde el punto de vista epidemiológico o viral, sino desde los derechos humanos, afirmó en la UNAM el especialista Daniel Hernández Rosete.