Boletín
UNAM-DGCS-064
Ciudad
Universitaria
Pies de foto al final del boletín
AGUDIZA EL
VIH-SIDA LA DESIGUALDAD Y DISCRIMINACIÓN DE LOS MIGRANTES
La infección por VIH-Sida
agudiza las condiciones de desigualdad y discriminación social de los migrantes
ilegales, en función de sus menores recursos económicos, señaló en la UNAM el
antropólogo Daniel Hernández Rosete.
En el Seminario Permanente de
Salud en el Trabajo –organizado por la Facultad de Medicina–, el especialista
adscrito al Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto
Politécnico Nacional hizo énfasis en la relación entre migración y violación de
derechos humanos, como un factor asociado al riesgo de adquirir ese virus.
Desde un estudio cualitativo etnográfico
y fenomenológico, que retome un enfoque
estructural y geopolítico, en donde la pobreza sea concebida como factor
detonante de movilidad poblacional hemisférica de sur a norte, la humillación,
aislamiento y marginación son constantes en los migrantes quienes, además,
explicó, tienen problemas de adicción severos, como el alcoholismo, a la
marihuana y a una anfetamina sintética conocida como cristal.
La intención es comprender por
qué la migración clandestina favorece contextos de vulnerabilidad para el VIH,
sin que se asegure que las poblaciones móviles, ni mucho menos los
connacionales sin papeles, sean un grupo de riesgo, aclaró.
Sin embargó, agregó, “es la
condición estructural que expresa el daño potencial a la salud en personas sin
poder social; se trata, por lo tanto, de violación de derechos humanos en razón
de menores recursos económicos sociales y legales”.
El científico social expuso
que el problema del VIH y la migración no debe abordarse desde el punto de
vista epidemiológico o viral, sino desde los derechos humanos y su relación con
la descomposición que se vive en México a partir del modelo económico que
determina este flujo, en particular de estos tipos de discriminación.
Es decir, añadió Hernández
Rosete, aquellos con menos capacidades para responder ante una agresión son
precisamente quienes entran a otra nación en la clandestinidad y abaratan su
quehacer. Ello significa que a mayor cantidad de contingentes ilegales hay una
sobresaturación de oferta de fuerza de trabajo y entonces los precios locales
de ese mercado tienden a bajar.
Ello da lugar a estilos de
vida basados en la deportación y, sobre todo, de sentimiento del fracaso.
También hay formas de segregación y xenofobia que favorecen la depresión entre
los migrantes, advirtió.
El sociólogo también recordó
que la posibilidad de ser expulsado existe en función de las necesidades de
mano de obra barata en los ámbitos laborales. Es un recurso legal en el proceso
productivo mismo; se enmarca y forma parte elemental en la generación de
riqueza para los dueños de las plantaciones.
Por lo tanto –detalló– está
ligada a los ciclos agrícolas, lo que evidencia la existencia de acuerdos entre
los dueños de los centros agrícolas e industriales, y de las autoridades
locales de migración.
No obstante, los
indocumentados tiene derechos civiles en Estados Unidos, pero al no conocerlos
ni ponerlos en práctica se ubican en condiciones de clandestinaje y
vulnerabilidad, refirió.
“Constituida desde el
lenguaje, la violencia se ejerce y experimenta en una suerte de invisibilidad
social que estigmatiza, pero que sobre todo discrimina a partir de un acto que
no puede ser denunciado tan fácilmente pero que logra afectar la capacidad de
autoestima”, indicó el especialista.
Contextos de esta naturaleza,
concluyó Daniel Hernández, sugieren que las políticas gubernamentales
antimigratorias favorecen la existencia de prácticas sexuales que ponen en
riesgo la salud reproductiva de la población móvil indocumentada.
-oOo-
FOTO 01
El antropólogo
Daniel Hernández Rosete dijo en la UNAM que el Sida agudiza las condiciones de
desigualdad y discriminación social de los migrantes, en función de sus menores
recursos económicos y legales.
FOTO 02.
El problema del VIH
y la migración no debe abordarse desde el punto de vista epidemiológico o
viral, sino desde los derechos humanos, afirmó en la UNAM el especialista
Daniel Hernández Rosete.