Boletín
UNAM-DGCS-063
Ciudad Universitaria
Pies de foto al final del boletín
OBTIENEN
INVESTIGADORAS DE LA UNAM RECONOCIMIENTO A LA CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA
2006
Valeria Souza Saldívar, del
Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, recibió el Reconocimiento a la
Conservación de la Naturaleza 2006 Maestro Efraín Hernández Xolocotzi-Guzmán en
la categoría académica y/o investigación, por su labor en pro de la protección
de la biodiversidad en nuestro país.
Asimismo, Laura
Barraza Lomelí, adscrita al Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco),
obtuvo mención honorífica del mismo galardón, que cada año otorga la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de la Comisión Nacional de
Áreas Naturales Protegidas.
Souza Saldívar mereció esta
distinción por sus esfuerzos para preservar Cuatro Ciénegas, Coahuila, un área
natural protegida que guarda el secreto del origen de la biodiversidad en
nuestro planeta y de cómo se produjo el oxígeno que la generó, pero que se
encuentra en peligro de desaparecer.
La investigadora señaló que
con estos dos reconocimientos la Universidad Nacional se ubica, una vez más, en
la frontera y como punta de lanza de casi cualquier actividad no sólo
científica, sino también de conservación y de política ambiental en México.
Refirió que Cuatro Ciénegas es
un lugar extraordinario, ya que posee 300 pozas que son un oasis en esa aridez,
y es el sitio con mayor endemismo por kilómetro cuadrado en América del Norte.
Además, “prácticamente todas las bacterias que se encontraron en ella son
nuevas y tienen procesos bioquímicos novedosos”.
Se tiene,
comentó, “un sitio que contiene poco fósforo en medio del desierto de Coahuila,
que está copiado del mar de hace miles de millones de años, donde los
estromatolitos (bacterias) eran abundantes, y que además tiene unos 200
millones de años”.
La investigadora universitaria
y también secretaria académica del IE recordó que Cuatro Ciénegas es un “tesoro
que nos tocó cuidar a todos los mexicanos, pero no todos hacen su trabajo,
porque como buen oasis en el desierto está bajo las presiones extremas del
agua”.
Explicó que el principal
problema es que las tierras cercanas a esta área protegida han sido
sobreutilizadas para actividades agrícolas, en especial para la siembra de
alfalfa. Sin embargo, un metro cuadrado de esa planta requiere dos metros
cúbicos de líquido para crecer, y ello no es sustentable.
No obstante, añadió, ese
recurso no proviene de las precipitaciones, porque caen 150 milímetros al año y
por más sierras que haya en la región no captan tal cantidad. De hecho, el
nivel de recaptura es menor a cero, porque la vegetación absorbe toda la
humedad.
Aclaró que el agua para
agricultura en esa región proviene de un mar que se formó en el Jurásico y de
un México mucho más húmedo; de los deshielos, cuando los glaciales de
Norteamérica se fundieron y formaron grandes lagos en Cuatro Ciénegas. Ese
líquido, al entrar al subsuelo, hace una buena recarga, que es la que se usa, y
que ya no se recuperará.
Valeria Souza
resaltó que al resguardar Cuatro Ciénegas se trata de salvar el norte de la
República Mexicana, porque no es posible que en el siglo XXI y ante el cambio
global experimentado, se usen los veneros de esa manera.
Por ello, dijo que
han iniciado labores para educar a la población en desarrollo sustentable,
riego por goteo, cultivos acordes a la región, y con ello garantizar que tenga
agua para beber.
Indicó que para salvaguardar
esta zona han implementado un plan que incluye cerrar los canales no
utilizados, vigilar los niveles de los manantiales y las lagunas, modificar los
cultivos para los ejidatarios, y que si se va a continuar con la siembra de
alfalfa sea por goteo.
Informó que en febrero
visitarán la región especialistas e interesados en el tema, provenientes de
diversos lugares: prestigiados investigadores en ecología, evolución y
conservación, la BBC de Londres, la agencia Reuters y Los Ángeles Times, “con
el fin de apoyar en esta labor ante el gobierno de México, para proteger Cuatro
Ciénegas como un sitio fundamental para la humanidad”.
Por su parte,
Laura Barraza Lomelí, reconocida por su labor en pro de la conservación de la
biodiversidad en México durante más de 25 años, afirmó que a lo largo de su
carrera, uno de sus principales intereses en su mantenimiento es impulsar este
campo en la pedagogía ambiental en México.
Por ello, agregó, en años
recientes se ha dedicado a evaluar el nivel de conocimientos en la materia; así
como las actitudes y percepciones de niños de preescolar, primaria, secundaria
y bachillerato, con maestros y padres de familia, en diferentes contextos y
situaciones, a fin de encontrar mecanismos y propuestas que fortalezcan el
sistema educativo nacional.
Ha sido un reto importante
porque, de forma paralela a las investigaciones, “he realizado un diagnóstico
de la educación en el país, con el propósito de tener sustento para realizar
propuestas ante la Secretaría de Educación Pública, a fin de enriquecer y
fortalecer la currícula”, acotó.
Precisamente, por primera vez
en la historia científica de México, Laura Barraza organizó, junto con Bárbara
Bodenhorn, antropóloga social de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, el
primer intercambio científico internacional entre jóvenes de comunidades
indígenas de México y Alaska.
Se trata, abundó, de un proyecto ambicioso, para el cual
se obtuvo financiamiento de la National Science Foundation (NSF), una
prestigiada institución en el mundo, que consistió en llevar, durante un mes a
Alaska, a cuatro estudiantes de bachillerato y un maestro de cada una de las
comunidades forestales con las que el CIEco trabaja: en Ixtlán, Oaxaca, y San
Juan Nuevo, Michoacán.
Durante ese
tiempo, los jóvenes estuvieron adscritos a un centro de investigación para que
pudieran participar en trabajos científicos relacionados con problemas
ambientales, como el cambio global. “Para ellos ha sido una gran experiencia,
porque les modificó la visión y el entendimiento de los problemas ambientales”,
resaltó.
Informó que los bachilleres
mexicanos intercambiaron el idioma, las actividades de índole cultural y
científicas, ya que obtuvieron muestras del suelo y observaron los efectos de
la tundra y el deshielo.
Al concluir esa práctica,
cinco jóvenes esquimales estuvieron dos semanas en San Juan Nuevo y dos en
Ixtlán, conociendo la biodiversidad mexicana, los problemas ambientales, la
forma y el manejo forestal que se hace en las dos comunidades, ya que cuentan
con prestigio y reconocimiento internacionales, porque hacen un buen uso de sus
recursos, refirió.
Haber recibido el galardón es
importante porque al trabajar en investigación educativa aplicada al manejo de
ecosistemas, le permite posicionar a la educación en ese ámbito; es decir, “si
bien esta área es fundamental siempre recibe menos apoyo. En el discurso todo
mundo habla de lo importante de la educación, pero no hay recursos para ello”,
concluyó.
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FOTO 01.
Cuatro Ciénegas
posee 300 pozas que son un oasis en esa aridez, y es el sitio con mayor
endemismo por kilómetro cuadrado en América del Norte, señalan investigadores
de la UNAM.
FOTO 02
Valeria Souza Saldívar, del IE de la UNAM, recibió el Reconocimiento a la Conservación de la Naturaleza 2006 Maestro Efraín Hernández Xolocotzi-Guzmán en la categoría académica y/o investigación.