Boletín
UNAM-DGCS-050
Ciudad
Universitaria
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EN PELIGRO DE MUERTE, ENTRE CINCO Y DIEZ POR CIENTO DE QUIENES PADECEN ANOREXIA EN EL MUNDO
Entre cinco y diez por ciento
de quienes padecen anorexia en el mundo mueren a consecuencia de alteraciones
electrolíticas graves, infecciones, complicaciones gastrointestinales y
desnutrición extrema, además del suicidio, indican datos del Departamento de
Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
De acuerdo con la misma
fuente, las tasas de recuperación de las personas con este mal van del 40 al 70
por ciento, después de dos a cinco años de evolución de padecer la enfermedad.
De hecho, las complicaciones médicas que provoca son potencialmente
irreversibles, como retardo en el crecimiento y en el desarrollo puberal,
inadecuada adquisición del pico de masa ósea máxima y riesgo de padecer
osteoporosis.
Si bien en México este
trastorno de la conducta alimentaria aún no es considerado un problema de salud
pública, ya no sólo afecta a mujeres o adolescentes, sino a personas de uno y
otro sexo, cuyas edades oscilan entre 9 y 25 años, agrega.
Al respecto, Gilda Gómez
Peresmitré, profesora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, explicó que
en diferentes etapas de su vida las personas pueden presentar actitud negativa
hacia la obesidad y hacia la comida, dietas restringidas, preocupación por el
peso, lipofobia o temor a engordar y distorsión de la imagen corporal.
Todos estos factores pueden
originar bulimia o anorexia. De hecho, ya se tienen casos de menores de 13 años
con estos problemas; sin embargo, en el país no se cuenta con hospitales
públicos que atiendan a menores de edad con este trastorno, subrayó.
Dichos riesgos, aclaró la
psicóloga, no conducen por sí solos a esa patología, “se tienen que combinar
con otras condicionantes biológicas, psicológicas y sociales. La depresión o
las tendencias suicidas, por ejemplo”.
La especialista informó que en
una muestra de 8 mil 673 hombres y mujeres de tres diferentes grupos:
pre-puberal (de 6 a 9 años), puberal
(10-12 años) y adolescencia (13-19 años) de escuelas públicas y privadas
de la Ciudad de México y zona conurbada, se encontró que a los seis años ya hay
una actitud negativa hacia la obesidad.
Dichas estadísticas,
realizadas en el posgrado de la FP, señalan que 60 por ciento de los
pre-púberes encuestados no desear estar gordos porque los obesos son feos,
prietos y tontos, es decir, le dan los atributos más negativos a estas
personas, detalló.
A los ocho años, abundó, hay
datos de niños con intenciones de hacer dietas, las cuales consisten en dejar
de cenar o no comer dulces, “porque están insatisfechos con su imagen
personal”.
A su vez, María del Carmen
Iñárritu Pérez, profesora de la FM, apuntó que la anorexia es uno de los
problemas de la conducta alimentaria, un trastorno psicológico que se refiere a
cómo se comporta la gente frente a la comida.
El DSM4, un manual de
enfermedades mentales, considera ciertos criterios para establecer la anorexia
y habla de un rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor
mínimo normal establecido para edad y talla, es decir, el peso de los
anoréxicos es de menos de 85 por ciento del que deberían tener, aclaró.
También, añadió, existe miedo
intenso a ganar peso y convertirse en obeso, alteración en la percepción de la
silueta y tendencia a autovalorarse siempre por la figura. Además, en las
jóvenes se presenta la pérdida de menstruación en tres periodos seguidos o más.
Generalmente estas personas
son selectivas en sus alimentos, cada vez comen menos y sólo consumen lo que
consideran nutritivo, aunque en muchas ocasiones no les aporta energía. “A
quienes padecen anorexia sí les da hambre, pero poseen un autocontrol
importante. Se aíslan, bajan su rendimiento escolar y evitan estar con gente a
la hora de las comidas para que no las obliguen a ingerir”, señaló.
Asimismo, dijo, si les dan un
plato con porciones las cortan en pequeños pedazos y dispersan para dar la
impresión de haber comido; además ayunan y hacen mucho ejercicio, se imponen
dietas mal balanceadas, las cuales pueden causar deficiencias de vitaminas,
minerales y proteínas, y a largo plazo daños irreversibles a la salud.
En la actualidad, la anorexia
se presenta en gente de todos los estratos; de hecho, se dice que este problema
es de contagio social, pues se difunde y promueve un estereotipo de mujer delgada
y alta, el cual se asocia con cualidades como control, éxito e inteligencia.
Sin embargo, genéticamente las
mujeres mexicanas no son así y las jovencitas buscan tener una figura
considerada socialmente atractiva. De ahí se deriva el temor a ser gordas, lo
cual podría conducirlas a dicha patología, refirió Gómez Peresmitré.
Aseveró que la bulimia se
presenta con mayor frecuencia que la anorexia, pero ambas afectan tanto a
hombres como a mujeres. “No obstante, nos hemos concentrado más en atender a
mujeres y hemos dejado a un lado a los hombres, entre otras causas porque ellos
lo ocultan y piensan que se trata de un padecimiento del sexo opuesto”.
Al respecto, el Departamento
de Salud Pública de la FM sostiene que en los últimos años los varones también
se preocupan por su imagen corporal, aunque en ellos se ha descrito una
condición de distrofia muscular o vigorexia, la cual consiste en que a pesar de
estar musculosos se perciben delgados y poco desarrollados.
Este desorden se asocia con una baja autoestima,
ansiedad, cambios de humor y trastornos alimentarios. Además, para un aumento
de masa muscular los jóvenes abusan en el consumo de esteroides y anabólicos,
sin percatarse de sus graves consecuencias.
De hecho, los trastornos de la
conducta alimentaria afectan principalmente a determinados profesionistas,
porque “cuando el cuerpo es instrumento de trabajo hay una alta posibilidad de
que se desarrollen bulimia y anorexia”. Así, acotó Gómez Peresmitré, entre los
deportistas que practican la gimnasia y la natación, así como en las modelos y
artistas, es donde más se encuentra este problema.
Al estudiar la anorexia
también se ha encontrado que la familia es un factor determinante en el
desarrollo de este trastorno. Por ejemplo, “es común que entre amigos y
familiares se tienda a señalar la obesidad. Esta presión social también
ocasiona que un mayor número de jóvenes caiga en este padecimiento”, aseguró
Iñárritu Pérez.
Por su parte, Gilda Gómez
resaltó que la madre o hermanas mayores son importantes, pues si están
descontentas con su figura o todo el tiempo están a dieta pueden influir en sus
hijas o hermanas menores. Asimismo, se ha podido constatar que los enfermos
pertenecen a familias conflictivas, cuyos integrantes son incapaces de establecer
relaciones de mutua ayuda y comprensión.
Al hablar de la prevención de
la anorexia, Gómez Peresmitré manifestó que “debe hacerse idealmente en la
preprimaria, primaria y secundaria; pero no basta con dar información, además
se deben desarrollar capacidades y habilidades, es decir, darles poder para que
se defiendan de estos trastornos”.
Es importante enseñar a niños
y jóvenes a tener una recepción crítica, que vean qué hay atrás de los
mensajes, cómo buscan el consumo y si efectivamente los productos pueden hacer
lo que anuncian. Otra forma sería el desarrollo de la asertividad. Las niñas a
estas edades buscan una identidad y, por lo tanto, deben aprender a decir no, a
elevar su autoestima y establecer relaciones sociales sanas, enfatizó.
Por su parte, María del Carmen
Iñárritu afirmó que el tratamiento de la anorexia es caro al ser
multidisciplinario y a largo plazo. Debe incluir atención médica, psicológica,
psiquiátrica y nutricional. El médico revisa todas las afecciones físicas, pues
una vez que las personas bajan tanto de peso, empiezan a presentar
osteoporosis, hiperactividad o enfermedades crónico-degenerativas.
A su vez, el nutriólogo es el
responsable de cambiar en el paciente esa forma de comportarse frente a los
alimentos, le enseña a perder el miedo a comer y siempre le debe hablar de que
van a recuperar su masa muscular y energía sin que necesariamente engorde,
precisó.
Se les debe demostrar que no
hay alimentos malos y se puede comer de todo con moderación y variedad; se les
recomienda hacer ejercicio de forma recreativa, no sólo por las calorías que
queman; así como a valorarse por otros aspectos y no sólo por el físico,
expuso.
En este proceso es
recomendable que los familiares participen, pues necesitan saber cómo hablarle
a los pacientes para no lastimarlos, de qué forma darles los alimentos y
concientizarlos de la importancia de estar con ellos en la comida y tener un
ambiente tranquilo, recalcó.
Gilda Gómez expresó que en el
plano psicológico, las terapias que más se siguen son las
cognitivo-conductuales, para hacer una reestructuración de las formas de
razonar, es decir, se enseña a las personas anoréxicas a pensar de otra manera
y se castigan las ideas que van en contra de su salud y bienestar.
Además, puntualizó que así
como en la Internet hay grupos pro bulimia y anorexia, donde las jovencitas
juegan “carreras de la muerte” para ver quién logra bajar más kilos en un fin
de semana, también hay páginas de autoayuda eficientes, cuyo propósito es brindar
apoyo en el tratamiento de estos padecimientos.
Por supuesto, la familia
también debe participar e ir a terapia, porque se trata de reestablecer otra
vez los lazos y la comunicación en ese núcleo, y lograr que el paciente se
sienta querido y aceptado, concluyó.
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FOTO 1
Gilda Gómez
Peresmitré, profesora de la FP de la UNAM, informó que investigaciones en el
posgrado de esa entidad revelan que a los seis años los niños ya tienen una
actitud negativa hacia la obesidad.
FOTO 2.
Entre 5 y 10 por
ciento de quienes padecen anorexia en el mundo mueren por complicaciones
gastrointestinales y desnutrición extrema, entre otros factores, indica la
Facultad de Medicina de la UNAM.
FOTO 3
Los trastornos de
la conducta alimentaria afectan principalmente a determinados profesionistas,
como deportistas, modelos y artistas, aseguraron especialistas de la UNAM.
FOTO 4
María del Carmen
Iñárritu Pérez, profesora de la FM de la UNAM, apuntó que la anorexia es un
trastorno psicológico que se refiere a cómo se comporta la gente frente a la
comida.