06:00  hrs. 24 de Enero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-046

Ciudad Universitaria

 


Héctor García Lozada

Pies de foto al final del boletìn

 

EXPUESTAS A PARTÍCULAS POR ENCIMA DE LO PERMISIBLE, 84 MILLONES DE PERSONAS EN AMÉRICA LATINA

 

 

Cerca de 84 millones de personas en América Latina están expuestas a concentraciones de material particulado respirable por encima de los límites permisibles, afirmó en la UNAM el especialista Héctor García Lozada.

 

Al dictar la conferencia Proyecto de Tesis Doctoral: Políticas Energéticas y salud pública en áreas urbanas de Colombia, en el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), el experto señaló que por un lado se trata de evaluar el impacto del uso de la energía en la salud pública mediante la matriz energética y, por el otro, se toma en cuenta el efecto de los contaminantes sobre la población.

 

Ello da la idea de la visión fragmentada en las relaciones entre energía y salud. Las tendencias son, por una parte, que los planificadores determinan patrones en función de costos y disponibilidad de combustibles; y por otra, quienes trabajan en la salud pública parten de la presencia de contaminantes en el aire para establecer sus impactos en el bienestar de la gente, apuntó el académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia.

No existe una visión integral del problema y de cómo, desde la formulación de las políticas energéticas, se podrían tener en cuenta los impactos en la salud. Desde una perspectiva más global, se podría incorporar la categoría de salud pública, para que desde ahí se tengan en cuenta los costos y beneficios para la colectividad, advirtió.

 

Explicó que la energía puede tener fuentes de tipo convencional o no convencional, y ser renovable o no renovable; es posible generarla a partir de agua, carbón, gas, petróleo, reacciones nucleares o viento. En la sociedad actual se ha incrementado el consumo per cápita en una forma tan dramática que, por ejemplo, en la era primitiva era de dos mil kilocalorías por persona al día y actualmente es de 230 mil.

 

Ello “ha propiciado una fuerte presión sobre la disponibilidad y el tipo de combustibles presentes en el planeta”, abundó el científico. Tan sólo entre 1970 y 1980 creció alrededor de ocho por ciento el uso mundial; entre 1990 y 2002, en 18 por ciento, y se proyecta que cada década pueda crecer al 20.

 

La mayor proporción se deriva de los fósiles. Esa es la matriz mundial: carbón, gas natural y petróleo representan 86 por ciento del total del consumo, y sus proyecciones de crecimiento son más acentuadas que para los renovables, adelantó.

 

En la cadena de producción de los hidrocarburos, desde el yacimiento hasta el usuario final, pasando por la explotación, extracción, transporte, refinación y almacenamiento, se genera una gran cantidad de contaminantes, sustancias químicas con diferente grado de toxicidad, que implican riesgos cuando entran en contacto con las personas o con los sistemas ecológicos, detalló.

 

Paralelo a ello se ha dado un proceso de urbanización. Es decir, la población se concentra en las ciudades entre 60 y 70 por ciento; y la presencia de polución en las mismas áreas incrementa el riesgo de afectación. Otro factor son los desplazados, quienes viven en condiciones marginales en los cinturones de miseria citadinos, y tienen un mayor riesgo a la exposición por sus características nutricionales, genéticas y de vivienda, dijo.

 

Ante ese panorama, los factores de peligro y la población urbana son motivo de preocupación desde la perspectiva de la salud pública, añadió Héctor García.

 

De la gama de contaminantes, refirió, las llamadas PM10 –partículas que por su tamaño, diez micras, pueden ingresar al tracto respiratorio humano– destacan por su importancia epidemiológica y porque se ha demostrado su asociación con tasas de morbilidad y mortalidad.

 

Estudios toxicológicos y de investigación clínica dan cuenta de sus efectos negativos. Al ingresar, las partículas más pequeñas penetran más profundamente en el organismo y pasan al torrente sanguíneo y afectan el sistema linfático, el cerebro, sistema vascular y al corazón mismo, reveló.

 

De aquí, puede derivarse una serie de enfermedades o acentuarse otras. “En términos generales se puede esperar un incremento de uno por ciento en la mortalidad a consecuencia de un aumento de 10 microgramos por metro cúbico en el material particulado menor a 10 micras”, aseveró.

 

La Organización Mundial de la Salud estima que, a escala planetaria, se pueden generar cerca de 800 mil muertes al año por exposición a partículas menores a 10 micras. Frente a tales cifras, finalizó, se requiere una planeación energética con una  visión integral en todos los países.

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FOTO 1

El experto colombiano Héctor García Lozada dijo en la UNAM que cerca de 84 millones de personas en América Latina están expuestas a concentraciones de partículas por encima de los límites permisibles.

 

FOTO 2.

El especialista Héctor García dictó la conferencia Proyecto de Tesis Doctoral: Políticas Energéticas y salud pública en áreas urbanas de Colombia, en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.