12:30  hrs. 21 de Enero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-041

Ciudad Universitaria


Humberto Bravo

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PRESENTA LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE EL TAJÍN ALTOS NIVELES DE ACIDEZ EN MÉXICO

 

 

 

 

El aire de la zona arqueológica de El Tajín, Veracruz, presenta uno de los mayores niveles de acidez en México, lo que provoca el deterioro del patrimonio cultural que ahí se localiza, afirmó Humberto Bravo Álvarez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

 

Durante la Reunión Preparatoria del Segundo Taller Internacional sobre La Influencia de la Calidad del Aire en las Zonas Arqueológicas Mayas en Mesoamérica –al cual dio la bienvenida Carlos Gay García, director del CCA–, el investigador habló del proyecto que dio lugar a dicha conclusión y advirtió que de no tomarse las medidas preventivas los jeroglíficos podrán desaparecer en cien años.

 

Bravo Álvarez informó que junto con un equipo de trabajo se verificó el nivel de pH en el aire del mencionado lugar y, una vez determinado, lo caracterizaron. Para ello se centraron principalmente en la lluvia, tanto seca (polvos) como húmeda (precipitación de agua).

 

Para conocer sus efectos en los monumentos, indicó el jefe de la Sección de Contaminación Ambiental del CCA, primero midieron diversos parámetros relacionados por alrededor de cuatro años: cloro, sulfatos y nitratos, así como la cantidad de agua y los milímetros que caen, entre otros.

 

Una vez que conocieron su contenido, se fabricó “una lluvia sintética”, a la que expusieron especímenes proporcionados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es decir, apuntó, pedazos de roca de El Tajín. También se simuló la temperatura del lugar, la radiación solar y la cantidad de precipitaciones.

 

“Ahora se puede decir que se pierden 10 micras por año”. Una micra, explicó, es la milésima parte de un milímetro, por lo que puede no parecer preocupante, “pero se habla de un patrimonio de nuestra herencia cultural y si no se hace nada al cabo de 10, 20 ó cien años los jeroglíficos desaparecerán” si continúa la industrialización.

 

El especialista precisó que se establecieron ya las fuentes de contaminación, y entre las principales se encuentran las termoeléctricas y refinerías. Incluso se ha detectado el transporte de polución de otros sitios a la zona arqueológica en estudio. “Al hacer diversas trayectorias de retroceso –señaló– se cree que provienen de Monterrey, Tuxpan y la zona petrolera de Campeche”.

 

El Tajín es un sitio totonaco, pero el material de construcción del lugar, que es carbonato de calcio, presenta las mismas características de las zonas mayas, cuya calidad de aire no ha sido propiamente determinada bajo los parámetros utilizados, advirtió.

 

Este equipo, agregó Bravo Álvarez, se ha ocupado de la parte físico-química. Ahora, junto con Benjamín Otto Ortega, de la Universidad Autónoma de Campeche, se introducirá en esta entidad federativa el efecto de ciertas bacterias en los monumentos arqueológicos. Con Dennis Fitz, de la Universidad de California, en Riverside, medirán el ácido nítrico y las partículas ácidas.

 

Sobre la relevancia de estos estudios, el especialista de la UNAM destacó que México tiene un gran acervo cultural, “y a través de ellos se podrá preservar este tipo de monumentos”.

 

Cabe señalar que también se presentaron los temas: Interés del gobierno federal en los estudios sobre contaminación atmosférica por deposición ácida en el patrimonio cultural mesoamericano; Estudios sobre deterioro, y Meteorología y lluvia ácida.

 

Asistieron Adrián Fernández Bremauntz, director del Instituto Nacional de Ecología de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales; María del Carmen Castro, directora de Conservación e Investigación de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y Eddy Hardie Sánchez, director del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología de Guatemala.

 

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FOTO 01.

Los contaminantes que deterioran la zona arqueológica de El Tajín, en Veracruz, provienen de Monterrey, Tuxpan y la zona petrolera de Campeche, señalan expertos de la UNAM.

 

FOTO 02

Humberto Bravo Álvarez, del CCA de la UNAM, informó que los jeroglíficos de la zona arqueológica de El Tajín podrían desaparecer al cabo de 10, 20 ó cien años si continúa la industrialización.