14:30  hrs. 18 de Enero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-035

Ciudad Universitaria

 

 


Jorge Eduardo Navarrete

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NECESITA CHINA MODIFICAR SU MODELO  DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL

 

·        Señaló Jorge Eduardo Navarrete, del CEIICH de la UNAM, quien dijo que de afianzarse esa orientación, mantendría su crecimiento, el cual sería ambientalmente sostenible y con factores de distribución

·        Aliviaría la actual pugna por el control de suministros básicos, principalmente energía, y respondería a las demandas sociopolíticas de la población, abundó

·        Participó en el Seminario de discusión China: la tercera inflexión. Del crecimiento acelerado al desarrollo sostenible

 

La decisión china de modificar su modelo de desarrollo económico y social a fin de asegurar su sostenibilidad en el tiempo, es crucial no sólo para el futuro de esa nación, sino para los equilibrios globales, económicos y geopolíticos del siglo XXI, aseguró Jorge Eduardo Navarrete, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.

 

Si se afianza esa inflexión, el crecimiento de ese país oriental sería “lento” (entre 6 y 7 por ciento al año). Aunque, aclaró el experto, no se trata de sacrificar la dinámica de desarrollo y llegar a tasas europeas o norteamericanas de 3 o 4 por ciento anual, sino de poner un freno que atienda a los factores de distribución, que sea ambientalmente sostenible y que diminuya las tensiones derivadas del avance “desbocado”.

 

En el Seminario de discusión China: la tercera inflexión. Del crecimiento acelerado al desarrollo sostenible, organizado en esa dependencia universitaria, con la presencia de su titular, Daniel Cazés Menache, abundó que se aliviaría la actual pugna por el control de suministros básicos, principalmente energía; disminuiría el deterioro ambiental y habría una mayor oportunidad de responder a las demandas sociopolíticas de la población.

 

Fuera de sus fronteras, se registraría una disminución de la percepción de China como amenaza global en este momento, donde  Estados Unidos y Europa tienen políticas cuyo objetivo central es contener al país asiático, añadió.

 

El especialista recordó que la primera de esas “inclinaciones” se produjo con la reforma y apertura de ese territorio a finales de los años 70, cuando decidió tomar una vía de crecimiento rápido, sostenido y proyectarse mundialmente.

 

La segunda ocurrió a principios de la década de 1990, cuando se consolidó la reforma y la apertura, y se adoptó el concepto de “socialismo de mercado” o “economía de mercado socialista”, que permitió profundizar, acelerar y diversificar el crecimiento, aclaró.

 

Por último, puntualizó, en 2006 se inició la tercera inflexión, porque se advirtió que la nación necesita modificar su modelo de desarrollo económico y social a fin de asegurar su sostenibilidad en el tiempo.

 

De tal forma, en marzo del año pasado, la legislatura china adoptó la decisión política de ir hacia un progreso armonioso, basado en un reconocimiento de que es insostenible la continuidad del avance a ritmos anuales superiores al 10 por ciento, indicó.

 

“Han aparecido y se manifiestan riesgos para la estabilidad política y social de largo plazo del sistema chino, los cuales se derivan, en buena medida, de su propia dinámica. Una sociedad que se transforma de esa manera en lo económico, difícilmente puede evitar cambiar en lo social y lo político”, expuso Jorge Eduardo Navarrete.

 

El presente, anunció, será un año importante. Se esperaría que se confirme la tercera inflexión y que se dé prioridad a la sustentabilidad en lugar del crecimiento rápido.

 

Ello sería deseable, abundó, ya que la expansión económica y el superávit comercial se han vuelto insostenibles. En el presente siglo, cuatro de los seis años, el primer factor ha estado en dos dígitos con tendencia de aceleración. Esa expansión se ha traducido en un superávit creciente que es motivo de fricción política, sobre todo, con EU.

 

Hasta 2004, refirió el universitario, ese superávit era manejable; representaba menos del 5 por ciento del valor del comercio exterior total, pero la historia cambio los dos últimos años, en que el excedente comercial se duplicó o triplicó de 32 mil millones en ese año, a 102 mil millones en 2005, y a 177 mil millones en 2006.

 

También resulta insostenible el uso de energía. China no sólo es el segundo consumidor más grande del mundo, después de EU, sino que es ineficiente. Por unidad de producto utiliza casi ocho veces más que Japón y cuatro más que la Unión Americana, advirtió.

 

Además, no produce los insumos que demanda su rápido desarrollo. Se está convirtiendo en un comprador dominante, lo cual “desata reacciones”. Sus suministros provienen, sobre todo, de las importaciones, agregó.

 

En cuanto a los riesgos para la estabilidad sociopolítica, mencionó que China tiene una historia de abatimiento de la pobreza. Entre 1978 y 2000, el porcentaje bajo el límite de miseria se redujo de casi un tercio de la población a sólo 3 por ciento. Asimismo, el índice de desarrollo humano ha tenido un mejoramiento, con una posición actual mediana, en el número 81 de 177 naciones, cerca de Brasil y Rusia.

 

No obstante, apuntó, la brecha entre los ingresos rurales y urbanos se expandió. Es decir, el crecimiento permitió abatir la pobreza pero al mismo tiempo alentó la desigualdad, tanto como en Latinoamérica. Hay áreas como Pekín, con niveles de desarrollo humano similares a Portugal, y otras con índices comparables a países africanos. Eso empieza a crear tensiones políticas y sociales.

 

De ahora en adelante, el desarrollo se podría focalizar en áreas rurales y evitar la expansión de la desigualdad, aunque “a menos de un año del anuncio de la reorientación, es difícil saber si funcionará en la práctica”, expuso.

 

Se tomarán medidas como pasar de la manufactura (hecho en China), a la innovación (inventado en China), lo cual significa transformar el sector industrial. Ya desde ahora, aquél es uno de los países que más gasta en desarrollo científico y tecnológico, por encima del 3.5 del PIB.

 

Asimismo, finalizó Jorge Navarrete, habrá una evolución imparable del sistema político chino. Una población con mayor nivel de ingreso, mejor empleo y acceso a los medios de comunicación, será más demandante. Por ello, además de elevar los niveles de vida, hay que mejorar las opciones políticas; así lo ha reconocido aquella nación, y así lo hará, a su manera y ritmo.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01

 

Jorge Eduardo Navarrete y Daniel Cazés durante el Seminario de discusión China: la tercera inflexión. Del crecimiento acelerado al desarrollo sostenible, organizado en el CEIICH de la UNAM.

 

 

FOTO 02.

 

Jorge Eduardo Navarrete, adscrito al CEIICH de la UNAM, afirmó que la decisión china de modificar su modelo de desarrollo económico y social es crucial para los equilibrios geopolíticos del siglo XXI.