Boletín
UNAM-DGCS-023
Ciudad
Universitaria
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El esquema actual de
regulación para plantas transgénicas no incorpora de manera apropiada y
eficiente la incertidumbre ligada a las evaluaciones de riesgos y, sobre todo,
las preocupaciones que provienen de la sociedad, consideró Elena Álvarez
Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM.
En el Coloquio Ciencia y Ética
en la Globalización planteó que hay un conocimiento insuficiente acerca de los
peligros de los organismos genéticamente modificados, en específico los
ecológicos a largo plazo. Se requiere más investigación, capacidad
institucional para monitoreo y estimación de afectaciones.
Por ello es importante
mantener la moratoria de su liberación al entorno, y proporcionar un acceso
mucho más abierto y completo tanto a información como a materiales; incluso,
señaló, debe evaluarse con tecnologías múltiples y garantizar una participación
más activa de la colectividad y especialistas independientes.
La investigadora reveló que 75
por ciento de los cultivos transgénicos en el ambiente son tolerantes a un
herbicida, 18 a plagas de insectos y siete por ciento combinan ambos
desarrollos. A escala mundial, casi 68 por ciento de estos casos se han dado en
Estados Unidos, y menos de uno por ciento en Europa, donde el tema ha
encontrado escepticismo y sospecha. Hasta ahora sólo se han visto riesgos
públicos y beneficios privados.
Por su parte, Octavio Paredes,
miembro de la Junta de Gobierno, dio también ejemplos de ocasiones en que los
científicos no han sido éticos; empero, no se trataría de tomar medidas
punitivas, sino de ayudar a la toma de decisiones, de analizar a fondo. Se
deben generar los mecanismos para que acciones de esta naturaleza se minimicen
y extingan.
Por lo general, las presiones
asociadas a la consecución o incremento de prestigio y obtención de recursos
económicos, entre otros factores, generan acciones que exigen revisar mejor
estos asuntos, comentó durante la mesa El Caso de la investigación biomédica y
biotecnológica.
Destacó que en Corea fueron
capaces de detectar con rapidez, dar seguimiento y tomar medidas estrictas con
los fraudes relacionadas con la clonación. Una buena parte de la respuesta es
que ese país, para ese momento, ya disponía de comités de ética con alto
entrenamiento y autoridad para actuar.
En su turno, Amanda Gálvez,
directora del Programa Universitario de Alimentos (PUAL), al tocar el problema
de maíz transgénico en México se preguntó sobre las medidas a adoptar si se
sabe que este tipo de cultivos pueden llegar hasta zonas con especies
endémicas, como Oaxaca.
Otra interrogante es si lo
anterior es una dificultad relacionada con la legislación, de control o en
realidad es de ética. En el caso del algodón, por ejemplo, han resuelto
problemas de contaminación por insecticida. Las plantaciones recibían hasta 21
rociadas; con el primer transgénico la cifra bajó a siete, y con el que se
tiene ahora disminuyó a una.
A su vez, Lizbeth Sagols, de
la Facultad de Filosofía y Letras, expresó que al manipular la vida, la ciencia
y la biotecnología afectan al significado y representación que el ser humano
tiene de sí mismo y de los procesos vitales, lo cual ha dado lugar al rechazo
social. Así, la actividad científica ha
reconocido que no es neutral, que está inserta en el ámbito de los valores y
debe aproximarse a una reflexión ético-filosófica para orientarse.
Ante la creciente importancia
que cobra el avance de la tecnología, la ética se ve en la necesidad de
responder a nuevos retos, sin que ello signifique abdicar de su propia
naturaleza en la búsqueda de ideales. Ha volteado la mirada hacia sus elementos
básicos, así como a sus fuerzas reales y de apego al mundo para dialogar con la
ciencia, y ha atendido las opiniones del ciudadano común, refirió.
Uno de los adelantos más
sorprendentes para la comunicación entre ambos campos son las investigaciones
en las células troncales embrionarias del ser humano y su aplicación para la
terapia. De hecho, dijo, es imprescindible que ese diálogo dé razones
fundamentadas sobre la condición ontológica, en términos de ser, de los
embriones sujetos a análisis, pues es necesario aclarar que no se destruyen
individuos con estos experimentos.
En su oportunidad, Roger
Guedj, de la CNRS-Universidad de Niza Sophia Antipolis y miembro del Comité
Consultivo de Deontología y Ética del Instituto de Investigación y Desarrollo
de Francia, apuntó que las reglas éticas en investigación con seres humanos
deben contemplar los siguientes pasos: hacer un trabajo in vitro, es decir, en
células en el laboratorio y en animales, a pesar de que se sabe que sus
respuestas son en varios aspectos diferentes.
La única prueba definitiva es
la utilización de placebos. Aquí las reglas éticas se basan en dos pilares: el
consentimiento informado y la opinión de un comité, añadió.
Habló también de las lecciones
que han dejado los múltiples estudios relacionados con el Sida. Entre ellas,
concluyó, se encuentran que ahora los pacientes ya no son pasivos, sino que son
tomados en cuenta, esto es, hay un mayor diálogo entre ellos y los médicos;
además, hay mayor relación entre los países del norte y sur.
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FOTO 01.
Elena Álvarez
Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, habló del
inadecuado esquema de regulación para plantas transgénicas, que no incorpora
las preocupaciones de la sociedad.
FOTO 02
Octavio Paredes,
miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, dijo que las presiones por el
prestigio y obtención de recursos económicos generan acciones no éticas.
FOTO 03
El investigador
francés Roger Guedj aseveró en la UNAM que las reglas éticas en investigación
con seres humanos deben contemplar el trabajo in vitro, es decir, en células en
laboratorio y en animales.
FOTO 04
Amanda Gálvez,
directora del PUAL de la UNAM, abordó la situación del maíz transgénico en
México, el cual puede llegar hasta zonas con especies endémicas, como Oaxaca.