12:42  hrs. 11 de Enero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-023

Ciudad Universitaria

 

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INADECUADO, EL ACTUAL ESQUEMA DE REGULACIÓN PARA PLANTAS TRANSGÉNICAS

 

 

El esquema actual de regulación para plantas transgénicas no incorpora de manera apropiada y eficiente la incertidumbre ligada a las evaluaciones de riesgos y, sobre todo, las preocupaciones que provienen de la sociedad, consideró Elena Álvarez Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM.

 

En el Coloquio Ciencia y Ética en la Globalización planteó que hay un conocimiento insuficiente acerca de los peligros de los organismos genéticamente modificados, en específico los ecológicos a largo plazo. Se requiere más investigación, capacidad institucional para monitoreo y estimación de afectaciones.

 

Por ello es importante mantener la moratoria de su liberación al entorno, y proporcionar un acceso mucho más abierto y completo tanto a información como a materiales; incluso, señaló, debe evaluarse con tecnologías múltiples y garantizar una participación más activa de la colectividad y especialistas independientes.

 

La investigadora reveló que 75 por ciento de los cultivos transgénicos en el ambiente son tolerantes a un herbicida, 18 a plagas de insectos y siete por ciento combinan ambos desarrollos. A escala mundial, casi 68 por ciento de estos casos se han dado en Estados Unidos, y menos de uno por ciento en Europa, donde el tema ha encontrado escepticismo y sospecha. Hasta ahora sólo se han visto riesgos públicos y beneficios privados.

 

Por su parte, Octavio Paredes, miembro de la Junta de Gobierno, dio también ejemplos de ocasiones en que los científicos no han sido éticos; empero, no se trataría de tomar medidas punitivas, sino de ayudar a la toma de decisiones, de analizar a fondo. Se deben generar los mecanismos para que acciones de esta naturaleza se minimicen y extingan.

 

Por lo general, las presiones asociadas a la consecución o incremento de prestigio y obtención de recursos económicos, entre otros factores, generan acciones que exigen revisar mejor estos asuntos, comentó durante la mesa El Caso de la investigación biomédica y biotecnológica.

 

Destacó que en Corea fueron capaces de detectar con rapidez, dar seguimiento y tomar medidas estrictas con los fraudes relacionadas con la clonación. Una buena parte de la respuesta es que ese país, para ese momento, ya disponía de comités de ética con alto entrenamiento y autoridad para actuar.

 

En su turno, Amanda Gálvez, directora del Programa Universitario de Alimentos (PUAL), al tocar el problema de maíz transgénico en México se preguntó sobre las medidas a adoptar si se sabe que este tipo de cultivos pueden llegar hasta zonas con especies endémicas, como Oaxaca.

 

Otra interrogante es si lo anterior es una dificultad relacionada con la legislación, de control o en realidad es de ética. En el caso del algodón, por ejemplo, han resuelto problemas de contaminación por insecticida. Las plantaciones recibían hasta 21 rociadas; con el primer transgénico la cifra bajó a siete, y con el que se tiene ahora disminuyó a una.

 

A su vez, Lizbeth Sagols, de la Facultad de Filosofía y Letras, expresó que al manipular la vida, la ciencia y la biotecnología afectan al significado y representación que el ser humano tiene de sí mismo y de los procesos vitales, lo cual ha dado lugar al rechazo social. Así, la actividad  científica ha reconocido que no es neutral, que está inserta en el ámbito de los valores y debe aproximarse a una reflexión ético-filosófica para orientarse.

 

Ante la creciente importancia que cobra el avance de la tecnología, la ética se ve en la necesidad de responder a nuevos retos, sin que ello signifique abdicar de su propia naturaleza en la búsqueda de ideales. Ha volteado la mirada hacia sus elementos básicos, así como a sus fuerzas reales y de apego al mundo para dialogar con la ciencia, y ha atendido las opiniones del ciudadano común, refirió.

 

Uno de los adelantos más sorprendentes para la comunicación entre ambos campos son las investigaciones en las células troncales embrionarias del ser humano y su aplicación para la terapia. De hecho, dijo, es imprescindible que ese diálogo dé razones fundamentadas sobre la condición ontológica, en términos de ser, de los embriones sujetos a análisis, pues es necesario aclarar que no se destruyen individuos con estos experimentos.

 

En su oportunidad, Roger Guedj, de la CNRS-Universidad de Niza Sophia Antipolis y miembro del Comité Consultivo de Deontología y Ética del Instituto de Investigación y Desarrollo de Francia, apuntó que las reglas éticas en investigación con seres humanos deben contemplar los siguientes pasos: hacer un trabajo in vitro, es decir, en células en el laboratorio y en animales, a pesar de que se sabe que sus respuestas son en varios aspectos diferentes.

 

La única prueba definitiva es la utilización de placebos. Aquí las reglas éticas se basan en dos pilares: el consentimiento informado y la opinión de un comité, añadió.

 

Habló también de las lecciones que han dejado los múltiples estudios relacionados con el Sida. Entre ellas, concluyó, se encuentran que ahora los pacientes ya no son pasivos, sino que son tomados en cuenta, esto es, hay un mayor diálogo entre ellos y los médicos; además, hay mayor relación entre los países del norte y sur.

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Elena Álvarez Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, habló del inadecuado esquema de regulación para plantas transgénicas, que no incorpora las preocupaciones de la sociedad.

 

 

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Octavio Paredes, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, dijo que las presiones por el prestigio y obtención de recursos económicos generan acciones no éticas.

 

 

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El investigador francés Roger Guedj aseveró en la UNAM que las reglas éticas en investigación con seres humanos deben contemplar el trabajo in vitro, es decir, en células en laboratorio y en animales.

 

 

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Amanda Gálvez, directora del PUAL de la UNAM, abordó la situación del maíz transgénico en México, el cual puede llegar hasta zonas con especies endémicas, como Oaxaca.