06:00  hrs. 05 de Enero de 2007

 

 

Boletín UNAM-DGCS-010

Ciudad Universitaria 

            Pie de fotos al final del boletín

 

EL 80 POR CIENTO DEL MAÍZ  QUE SE CONSUME EN MÉXICO ES EXTRANJERO

 

·        Señaló Sobeida Sánchez Nieto, profesora de la Facultad de Química

·        Los universitarios estudian el movimiento de carbono, a fin de generar cambios que fortalezcan genéticamente a esta planta y hacerla más resistente, explicó

 

En el Departamento de Bioquímica de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM se analiza la germinación del maíz, particularmente el movimiento de carbono, con el fin de generar cambios que fortalezcan genéticamente a esta planta y hacerla más vigorosa, señaló Sobeida Sánchez Nieto, profesora de esa entidad.

 

Además, se busca aumentar la concentración de algunos compuestos como proteínas o carbohidratos, o utilizar algunos de los que posee como marcadores de que ocurre bien dicho proceso, añadió.

 

Estos estudios cobran mayor importancia dado que nuestro país es un alto consumidor de este grano, aunque 80 por ciento de ese volumen viene del extranjero, pues no se tiene un abasto adecuado. La investigación pudiera ayudar en un futuro, “pues al tratar de regular el aporte de carbohidratos sería posible tener mejores plantas”, argumentó.

 

México está entre las seis naciones del mundo con mayor producción de maíz, sólo después de Estados Unidos, China y Brasil, y le siguen Francia y Argentina. Es el cultivo más importante y cerca de 90 por ciento de lo cosechado es de tipo blanco, destinado al consumo humano.

 

En nuestro territorio se producen alrededor de 18.2 millones de toneladas en una superficie de 8.5 millones de hectáreas; y de los cuatro millones de productores agrícolas existentes representa al mayor número: 3.2 millones.

 

Hay dos tipos de productores. El primer grupo, donde se encuentra la mayoría (92 por ciento), posee predios hasta cinco hectáreas, y aporta 56.4 por ciento del total. En general, más de la mitad de su cosecha se dedica al autoconsumo (52 por ciento) y sus rendimientos fluctúan entre 1.3 y 1.8 toneladas por hectárea.

 

Dentro del segundo grupo está el 7.9 por ciento restante, con predios por arriba de cinco hectáreas por productor, que aportan el 43.6 por ciento de la producción. Sus rendimientos van de 1.8 a 3.2 toneladas por hectárea. Únicamente destinan 13.55 por ciento para autoconsumo.

 

A partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte las importaciones provenientes de Norteamérica han aumentado, hasta llegar a los seis millones de toneladas.

 

Explicó que la germinación permite el establecimiento de las plantas, pues una vez que lo consiguen tienen la capacidad de completar el proceso, como formar hojas y ramas, para ello es necesario  el movimiento del carbono.

 

No obstante, agregó, hay pocos avances en el estudio del movimiento de carbono en plantas adultas, debido a diversas complicaciones, técnicas en su mayoría. En ocasiones, porque el tejido involucrado es difícil de trabajar; además, obtener las cantidades necesarias de proteína implica mucho tiempo.

 

Generalmente, expuso, se hace este tipo de investigaciones en plántulas o plantas adultas, pero “resulta inconveniente trabajar con ellas porque ya hay muchos más tejidos involucrados”. Durante la germinación de la semilla de maíz interviene menos material y esto nos ayuda a comprender “qué pasa entre  los que donan los carbohidratos y de los que requieren utilizarlos”.

 

Aún faltan pruebas  adicionales para determinar que la producción maicera se pueda optimizar. Lo que se hace, dijo, “es ciencia básica, más adelante se podrá llevar a la práctica”.

 

Este trabajo tiene mucho que dar, afirmó la especialista. Está realizado in vivo, cuando muchos de los análisis que se hacen en el mundo son in vitro. La actividad del transporte de carbohidratos, en general, se analiza en células de rana o levadura. En la FQ se hacen “con lo que la planta tiene, lo cual es más complicado, pero es una herramienta para tener información a buen nivel sobre este proceso”.

 

Sánchez Nieto refirió que para realizar esta labor se ha apoyado en la utilización de diferentes técnicas: de inmunohistoquímica, bioquímica y biología molecular, entre otras.

 

Particularmente, analizan el movimiento de carbohidratos, entendiéndolo como su transporte y metabolismo. Mide el tránsito de sacarosa y hexosas (glucosa, por ejemplo). Se observa “el papel que juegan esos compuestos”. En cuanto a germinación no hay ningún otro grupo en México que aborde este proceso, confirmó.

 

La movilización de los carbohidratos se tiene que dar para que crezcan las partes de la semilla. Si no hay suficiente concentración de los mismos, entonces empieza a haber una disminución en su desarrollo, precisó.

 

La semilla “almacena mucho almidón durante el proceso en que se formó y, para germinar, es decir, para pasar al siguiente estadio, debe degradarlo y formar glucosa; pero también tiene sacarosa, y de ella, también se forma glucosa”, especificó.

 

 

 

Además está la regulación. En las plantas, los propios carbohidratos hacen que se induzca más de la actividad de los transportadores o las enzimas.

 

Respecto al grado de avance en su investigación, concluyó que está a la mitad tanto en lo que refiere a las enzimas hexocinasa e invertasa –“de observar cuál es la involucrada en respuesta a glucosa”– y a la regulación –se sabe qué transportadores están involucrados, al menos uno de sacarosa, y de las enzimas a la hexocinasa y a la invertasa; debe haber otros más, pero éstas son importantes–.

 

 

-oOo-

 

 

FOTO 01

 

Sobeida Sánchez Nieto, profesora de la Facultad de Química de la UNAM, estudia el proceso de germinación del maíz, particularmente el movimiento de carbono.

 

 

FOTO 02.

 

Hay pocos avances en el estudio de la germinación del maíz debido a diversas complicaciones, técnicas en su mayoría, dijo Sobeida Sánchez Nieto, profesora de la Facultad de Química de la UNAM,