Boletín
UNAM-DGCS-008
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Señaló Alfonso Romo de Vivar Romo, investigador
del Instituto de Química de la UNAM
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Ello sólo ha sucedido con aquellas que tienen
características de utilidad, indicó
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En México existen alrededor de 26 mil variedades,
lo cual representa el 10.4 por ciento de las 260 mil del mundo, apuntó
Menos del cinco por ciento de las
plantas de nuestro país ha sido investigado en su química, y ello sólo ha
sucedido con aquellas que tienen características de utilidad, indicó Alfonso
Romo de Vivar Romo, investigador del Instituto de Química (IQ) de la UNAM.
“Medicinalmente, el primer
alcaloide que se aisló fue el del opio (morfina); se utilizaba como analgésico;
después el de la quina (antimalárico), por ejemplo”, añadió.
El especialista informó que en el
mundo hay alrededor de 260 mil especies de plantas; de ellas, posiblemente se
han estudiado entre 15 mil y 20 mil, es decir, siete por ciento. En México se
considera que existen alrededor de 26 mil variedades, lo cual representa el 10.4
por ciento de las que crecen en el planeta.
La nuestra es una nación
megadiversa, como Brasil, Colombia y Chile, es decir, de las que tienen más
ejemplares nativos, muchos de los cuales se usan como alimentos o para la
curación de algunos males. Otros, incluso, han sido llevados a otros lugares,
como cacao, vainilla, papaya, aguacate, maíz y frijol, subrayó.
El trabajo vinculado a la química
de la flora, detalló, es difícil, entre otras cuestiones, porque lleva mucho tiempo.
Si se quiere estudiar una planta, explicó, hay que determinar dónde crece,
recogerla; un botánico debe atestiguar que es la correcta y se precisa entonces
una muestra donde se determinen sus constantes físicos.
Después se debe depositar en algún
herbario para que, en algún momento dado, la gente pueda verificar su
identidad; luego debe secarse, extraerle con distintos disolventes los
extractos, ponerlos en placas y ver cuántos componentes tiene. Posteriormente,
se aíslan los compuestos, agregó.
No obstante, advirtió Romo de Vivar
Romo, “puede suceder que se trabaje mucho y llegue a la determinación de la
estructura química y que ésta ya era conocida”. En caso contrario, se hace el
estudio correspondiente, un escrito o paper, el cual se manda a publicar.
Para la realización de ese tipo de
labor se tiene un completo equipo en el IQ: aparatos de espectroscopia de masas
de alta resolución, rayos X y resonancia magnética nuclear, entre otros, aunque
la tecnología siempre está en constante evolución y cada vez permiten ir “a los
componentes más abundantes de la planta, pero también ya hay los que se van a
los menores, es decir, que observan hasta las cosas más pequeñas, las cuales
pueden ser importantes”, puntualizó.
En cuanto a las variedades
medicinales, por ejemplo, se puede aislar el principio activo, pero a veces no
es tan eficiente solo como en el conjunto de la planta. “Puede ser, por tanto,
que el efecto se logre gracias a que éste sea ayudado por pequeñas cantidades
de otras sustancias”, enfatizó.
De este modo, la actualidad en el
análisis de la química de la flora es poder saber su composición con mucho más
detalle, aseguró el investigador universitario.
En el futuro, lo que debe hacerse
es abordar más ejemplares, porque se conocen pocas del total. Mientras más
pronto se haga mejor, porque se destruyen muchas especies que pudieran ser
valiosas; las que estén en vías de extinción debe procurarse su conservación,
concluyó.
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La nuestra es una nación megadiversa, de las que tienen
más ejemplares nativos, indicó Alfonso Romo de Vivar Romo, investigador del
Instituto de Química de la UNAM.
FOTO V 02.
El investigador de la UNAM Alfonso Romo de Vivar reconoció que el trabajo vinculado a la química de la flora es difícil, entre otras cuestiones, porque lleva mucho tiempo.