Boletín
UNAM-DGCS-933
Ciudad
Universitaria
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TRABAJAN EN LA UNAM
CON UNA CEPA QUE INCREMENTA LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
·
Informó Rosa María Ramírez Gama, de la Facultad
de Química
·
Agregó que la bacteria Azospirillum contiene una
enzima que reduce los niveles de etileno en las plantas
·
Con ello también disminuye el uso de agroquímicos
y la contaminación ambiental
Un grupo de investigación de la Facultad
de Química (FQ) de la UNAM, encabezado por Rosa María Ramírez Gama, estableció
mediante ensayos in vitro que algunas cepas de la bacteria Azospirillum
lipoferum contienen la enzima ACC-deaminasa, que reduce los niveles de etileno en las plantas; asimismo, se ha
demostrado que con su inoculación aumenta la producción de vegetales.
Dicho compuesto, explicó, es necesario
para las plantas, pero en cantidades excesivas es dañino, lo cual llega a
suceder cuando están en condiciones de estrés, tales como sequía, presencia de
compuestos tóxicos o de organismos patógenos, por ejemplo.
Se ha experimentado en campo. Para ello,
precisó la jefa del Laboratorio de Microbiología Experimental de la FQ, “hemos
tenido interacción con las universidades de Chiapas y la de Tamaulipas, así
como con el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, unidad
Querétaro, donde se han probado algunas de las cepas seleccionadas”.
En cultivos de jitomate se observó que
una de las cepas productoras de esta enzima permitió un mayor rendimiento. “En
experimentos de invernadero comercial –sostuvo– logramos reducir hasta en 50
por ciento el uso de fertilizante y conseguir una producción similar a la que
se obtiene con el cien por ciento del mismo”; así como alcanzar una mayor
producción, que fluctuó entre 18 y 35 por ciento más, dependiendo de la cepa.
También se trabajó
con sorgo, donde se dieron resultados espectaculares, pues se generaron incrementos
en la producción del 60 y 80 por ciento por hectárea, respecto al testigo.
Adicionalmente, se han hecho experimentos con maíz, en el que los efectos
fueron variables, del uno por ciento hasta el 16.
Los microorganismos del suelo, precisó,
son los responsables de la productividad del mismo, su calidad y conservación.
Lo anterior, resaltó, ha llevado a que se extraigan algunos y se usen
posteriormente como biofertilizantes, agentes de control biológico o en
biorremediación.
Pero para llegar a
ese punto aplicativo, indicó, se debe tener un sustento básico. No se extrae
cualquiera, sino que se seleccionan aquellos que mediante experimentos in vitro
demuestran que tienen la capacidad de efectuar los mecanismos que interesan.
Posteriormente, se pasa a una segunda fase que se realiza en invernadero,
poniendo a las bacterias en contacto con las plantas, las que se cultivan en
hidroponia y en condiciones gnotobióticas.
Después de un tiempo, y de acuerdo con
las observaciones, se determina cuál microorganismo favoreció de mejor manera
su desarrollo, recalcó Ramírez Gama.
Tras esa segunda selección, se hizo una
tercera, al poner a la bacteria en contacto con la planta pero en presencia de
suelo. Aquí se prueba si los microorganismos elegidos son capaces de competir
con los existentes, colonizar las
raíces y producir el efecto deseado.
Después hay dos caminos. Uno de ellos, la
producción masiva de la bacteria para ser aplicada en campo. Segundo, validar
las cepas en el campo, “lo que requiere diferentes experimentos, en distintas
localidades, con varias plantas y en distintos años”.
Hasta ese momento, refirió, se puede
decir que se tienen varias cepas que promueven de manera eficiente el
desarrollo de algunas gramíneas y hortalizas, lo que ofrece una alternativa
para disminuir el uso de agroquímicos y, consecuentemente, la contaminación
ambiental.
Junto con sus
colaboradores se especializa en Rhizobacterias –grupo al que pertenece la
Azospirillum–, es decir, que viven en estrecha asociación con las plantas, y
que a través de diversos mecanismos favorecen la nutrición vegetal: fijación de
nitrógeno, solubilización de fósforo, producción de fitohormonas (auxinas).
Mediante los dos
primeros aumentan la disponibilidad de estos nutrientes; a través del último,
se estimula el desarrollo de las raíces, con lo que se produce una mayor absorción de nutrimentos y, por lo
tanto, mayor crecimiento de las plantas.
Finalmente, la especialista subrayó que
estas investigaciones han permitido la titulación de varios químicos
farmacobiólogos, químicos en alimentos, biólogos y agrónomos, así como la
obtención del grado de Ciencias de al menos cinco alumnos.
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FOTO 01
Rosa María Ramírez, de la FQ de la
UNAM, afirmó que algunas cepas de la bacteria Azospirillum contienen la enzima
ACC-deaminasa, que reduce los niveles
de etileno en las plantas.
FOTO 02.
Los
microorganismos del suelo son los responsables de la productividad del mismo, su
calidad y conservación, explicó la investigadora de la UNAM Rosa María Ramírez
Gama.