06:00  hrs. 29 de Diciembre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-933

Ciudad Universitaria

 


Rosa María Ramírez Gama

Pie de fotos al final del boletín

 

TRABAJAN EN LA UNAM CON UNA CEPA QUE INCREMENTA LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

 

·        Informó Rosa María Ramírez Gama, de la Facultad de Química

·        Agregó que la bacteria Azospirillum contiene una enzima que reduce los niveles de etileno en las plantas

·        Con ello también disminuye el uso de agroquímicos y la contaminación ambiental

 

Un grupo de investigación de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, encabezado por Rosa María Ramírez Gama, estableció mediante ensayos in vitro que algunas cepas de la bacteria Azospirillum lipoferum contienen la enzima ACC-deaminasa, que  reduce los niveles de etileno en las plantas; asimismo, se ha demostrado que con su inoculación aumenta la producción de vegetales.

 

Dicho compuesto, explicó, es necesario para las plantas, pero en cantidades excesivas es dañino, lo cual llega a suceder cuando están en condiciones de estrés, tales como sequía, presencia de compuestos tóxicos o de organismos patógenos, por ejemplo.

 

Se ha experimentado en campo. Para ello, precisó la jefa del Laboratorio de Microbiología Experimental de la FQ, “hemos tenido interacción con las universidades de Chiapas y la de Tamaulipas, así como con el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, unidad Querétaro, donde se han probado algunas de las cepas seleccionadas”.

En cultivos de jitomate se observó que una de las cepas productoras de esta enzima permitió un mayor rendimiento. “En experimentos de invernadero comercial –sostuvo– logramos reducir hasta en 50 por ciento el uso de fertilizante y conseguir una producción similar a la que se obtiene con el cien por ciento del mismo”; así como alcanzar una mayor producción, que fluctuó entre 18 y 35 por ciento más, dependiendo de la cepa.

 

También se trabajó con sorgo, donde se dieron resultados espectaculares, pues se generaron incrementos en la producción del 60 y 80 por ciento por hectárea, respecto al testigo. Adicionalmente, se han hecho experimentos con maíz, en el que los efectos fueron variables, del uno por ciento hasta el 16.

 

Los microorganismos del suelo, precisó, son los responsables de la productividad del mismo, su calidad y conservación. Lo anterior, resaltó, ha llevado a que se extraigan algunos y se usen posteriormente como biofertilizantes, agentes de control biológico o en biorremediación.

 

Pero para llegar a ese punto aplicativo, indicó, se debe tener un sustento básico. No se extrae cualquiera, sino que se seleccionan aquellos que mediante experimentos in vitro demuestran que tienen la capacidad de efectuar los mecanismos que interesan. Posteriormente, se pasa a una segunda fase que se realiza en invernadero, poniendo a las bacterias en contacto con las plantas, las que se cultivan en hidroponia y en condiciones gnotobióticas.

 

Después de un tiempo, y de acuerdo con las observaciones, se determina cuál microorganismo favoreció de mejor manera su desarrollo, recalcó Ramírez Gama.

 

Tras esa segunda selección, se hizo una tercera, al poner a la bacteria en contacto con la planta pero en presencia de suelo. Aquí se prueba si los microorganismos elegidos son capaces de competir con  los existentes, colonizar las raíces y producir el efecto deseado.

 

Después hay dos caminos. Uno de ellos, la producción masiva de la bacteria para ser aplicada en campo. Segundo, validar las cepas en el campo, “lo que requiere diferentes experimentos, en distintas localidades, con varias plantas y en distintos años”.

 

Hasta ese momento, refirió, se puede decir que se tienen varias cepas que promueven de manera eficiente el desarrollo de algunas gramíneas y hortalizas, lo que ofrece una alternativa para disminuir el uso de agroquímicos y, consecuentemente, la contaminación ambiental.

 

Junto con sus colaboradores se especializa en Rhizobacterias –grupo al que pertenece la Azospirillum–, es decir, que viven en estrecha asociación con las plantas, y que a través de diversos mecanismos favorecen la nutrición vegetal: fijación de nitrógeno, solubilización de fósforo, producción de fitohormonas (auxinas).

 

Mediante los dos primeros aumentan la disponibilidad de estos nutrientes; a través del último, se estimula el desarrollo de las raíces, con lo que se produce  una mayor absorción de nutrimentos y, por lo tanto, mayor crecimiento de las plantas.

 

Finalmente, la especialista subrayó que estas investigaciones han permitido la titulación de varios químicos farmacobiólogos, químicos en alimentos, biólogos y agrónomos, así como la obtención del grado de Ciencias de al menos cinco alumnos.

 

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FOTO 01

 

Rosa María Ramírez, de la FQ de la UNAM, afirmó que algunas cepas de la bacteria Azospirillum contienen la enzima ACC-deaminasa, que  reduce los niveles de etileno en las plantas.

 

FOTO 02.

 

Los microorganismos del suelo son los responsables de la productividad del mismo, su calidad y conservación, explicó la investigadora de la UNAM Rosa María Ramírez Gama.