12:30  hrs. 24 de Diciembre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-923

Ciudad Universitaria

 


Fabiola Zacatelco

Pie de fotos al final del boletín

 

CARECE MÉXICO DE PROGRAMAS PARA DETECTAR NIÑOS CON CREATIVIDAD SOBRESALIENTE

 

 

Entre 3 y 7 por ciento de los alumnos de educación primaria en México, sobre todo de los primeros grados, tiene creatividad sobresaliente o son talentosos; sin embargo, no se cuenta con programas de detección temprana ni de atención, aseguró Fabiola Zacatelco Ramírez, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM.

 

Advirtió que en nuestro país los profesores de nivel básico no poseen la información adecuada para identificar a menores con potencial, “que no necesariamente es académico, puede ser deportivo, artístico, cultural, de liderazgo u otro”. A veces, se le llega a catalogar como un niño con problemas de aprendizaje o conducta.

 

Por ello, la responsable interina de la Residencia en Educación Especial del Programa de Maestría y Doctorado en Psicología, señaló que trabajan en la elaboración de un manual para los mentores, que permita descubrir a los infantes que poseen habilidades, con el fin de aprovecharlas.

Por lo general, explicó, los maestros pasan mucho tiempo con ellos, por lo que si se les proporcionan las capacidades necesarias, pueden hallar en el salón de clase a los que tengan talento. Así, estarán en posibilidades de canalizarlos de manera específica.

 

Dijo que un niño con creatividad sobresaliente suele ser inquieto, terminar pronto sus tareas y leer. Además, tiene mucha información y cuestiona al docente, por lo que a veces se genera cierta problemática en el aula, sobre todo cuando el profesor no está enterado del tema, y lo llega a catalogar como un infante disruptivo, con falta de atención y problemas de conducta, cuando en realidad está pidiendo más conocimiento.

 

“Si recibe una preparación por medio de un manual, folleto o cuestionario donde corrobore con una lista las características de un pequeño en esta situación, tendrá las capacidades para detectarlo y estimularlo”, detalló.

 

Cuando el infante no recibe los estímulos que requiere empieza a conformarse, a adecuarse a la norma, se retrae y no manifiesta su potencial. Es decir, comienza a apartarse, ya no cuestiona, transige con lo que le dan o se integra a un grupo en el que actúa como alumno promedio, añadió.

 

Fabiola Zacatelco mencionó que esta situación repercutirá en su desarrollo profesional, porque podría haber sido un buen escritor, atleta o matemático. Pero se le frenó en algún momento y su virtud ya no se expresa como antes.

 

La psicóloga universitaria, quien junto con profesoras y alumnas del posgrado realiza su labor en primarias de Iztapalapa, subrayó que pese a que en la zona hay muchas carencias en las aulas y los mentores laboran con herramientas limitadas, se detectan niños con atributos sobresalientes.

 

Se busca, apuntó, que los chicos desarrollen sus capacidades de manera natural. Uno de los propósitos de la educación especial es trabajar en escenarios naturales y que el menor no sea segregado, sino que se integre a su aula y comunidad, y cuente con el apoyo requerido dentro de la escuela.

Reconoció que sería complicado sacarlos de su ámbito, porque “no se tienen instituciones que los apoyen de manera específica”. Podría crearse una que les brindará ayuda pero al pasar a secundaria, preparatoria o licenciatura, sería difícil tener instituciones de ese tipo, que abarcaran todos los grados escolares. Se deben desenvolver y potenciar sus habilidades donde están.

 

Por su parte, Aurora González Granados, académica de la misma Facultad, resaltó que se ha trabajado en el bajo aprovechamiento en aritmética, específicamente con fracciones, y en rechazo escolar. Al detectar las dificultades más serias que se presentaban se encontró que tenían rezagos en español y matemáticas, sobre todo en quinto y sexto grado.

 

Respecto al segundo fenómeno, expuso que trabajan sobre el tipo de acontecimientos que pueden provocar que el alumno no quiera ir a la escuela o en ella no realice las actividades solicitadas. “Se busca proporcionarles estrategias para superar sus problemas académicos, ofreciendo apoyos a la comunidad escolar y a la familia que favorezcan este tipo de tácticas y superar su situación en vez de esquivarla”.

 

Por lo general, el niño que no quiere asistir a las aulas es por algún tipo de limitación. En ocasiones se debe a que el profesor no favorece su integración al grupo, pero sobre todo a que, por algún motivo, no cumple con las demandas de la institución, expresó.

 

Ello puede representar un desarrollo positivo, que el estudiante, al sentirse limitado, analice qué está haciendo mal, qué le falta y qué tipo de habilidades requiere para empezar a generar cambios. Ello depende de los alicientes que le den en la familia, la iniciativa propia, sus niveles de inteligencia y otros factores, aclaró.

 

En ocasiones se siente incapaz de superar sus limitaciones, y puede optar por no intentar superar su situación académica, pero sí buscar el apoyo de otros, o destacar en otras áreas o situaciones. Otros se alejan, encuentran satisfactores más para sentirse valorados en otros contextos y se ausentan o desertan, indicó.

 

En la medida en que sea posible ofrecer a lo profesores orientaciones y estrategias para trabajar con estos alumnos se pueden tener buenos logros, concluyó González Granados.

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FOTO 1.

 

México no cuenta con programas para atender a niños con creatividad sobresaliente, aseguró Fabiola Zacatelco, académica de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM.

 

 

FOTO 2

 

Fabiola Zacatelco, de la FES Zaragoza de la UNAM, informó que elaboran un manual para que profesores de educación básica detecten a niños con creatividad sobresaliente, a fin de potenciarlos.