12:30  hrs. 24 de Diciembre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-922

Ciudad Universitaria

 


Blanca Estela Barcelata

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TIENEN LAS FAMILIAS EXTENSAS MAYOR CAPACIDAD PARA ENFRENTAR EVENTOS ESTRESANTES

 

·        Explicó Blanca Estela Barcelata Eguiarte, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM

·        La elasticidad o resilencia es la habilidad para sobrellevar las diversas circunstancias que debe atravesar a lo largo de sus ciclos y superarlas, dijo

·        Los elementos que la vuelven mucho más resistente son el sentido de pertenencia, el tener buena comunicación y la percepción de apoyo social, aseveró

 

 

La estructura familiar extensa, prevaleciente en México, tiene mayor capacidad para enfrentar eventos altamente estresantes o impactantes, adaptarse a circunstancias adversas y aprender de ellas para salir fortalecida, aseveró Blanca Estela Barcelata Eguiarte, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

Esta característica, también llamada elasticidad o resilencia –vocablo que la psicología toma prestado de la física y lo reconceptualiza–, es la habilidad para que este sistema doméstico sobrelleve las diversas circunstancias por las que atraviesa a lo largo de sus ciclos y superarlas, aunque algunas de ellas estén fuera de lo habitual, explicó.

 

La especialista señaló que a los acontecimientos normalmente esperados se les llama normativos, y a los inesperados, no normativos. Los primeros, por su predicción, son mucho más controlables y suelen tener menor impacto. Los segundos frecuentemente son causa de emergencia, de grandes cantidades de estrés.

 

Con estos últimos la cohesión familiar se pone a prueba, quien “tendrá que dar cuenta de todos los recursos que ha recopilado, los cuales serán la base para tener una buena capacidad de adaptación a esas nuevas circunstancias”, resaltó.

 

La también tutora del Programa de Posgrado en Psicología de la UNAM –en dos programas de maestría: la residencia de Terapia Familiar y Psicoterapia de Adolescentes– hizo una analogía: “es como si se metieran a todos sus miembros en una liga. La clave de la elasticidad radica en lo amplia y fuerte que sea para contener y sostener las demandas al interior de la misma”. Cuando se rompe ya no la hubo para ese núcleo.

 

Los elementos que la vuelven mucho más resistente –dándole posibilidades de poder adaptarse a las circunstancias, pero que logre regresar a su estado original y retomar su vida–, son “el sentido de pertenencia, el tener buena comunicación y la percepción de apoyo social”, recalcó.

 

Otro criterio es su capacidad o estilo de “afrontamiento”. Hay unas mucho más activas y otras pasivas. Por lo regular, las primeras permiten su acomodo. Dos variables más son generar redes de apoyo y flexibilizarse: las familias cuya estructura es rígida y no buscan alternativas –las más “acartonadas”– no colaboran en dicho proceso, detalló.

 

Asimismo, está la cohesión. Las más unidas son más hábiles para salir adelante. Pero las que lo son demasiado y no permiten que cada una de las individualidades se exprese, tampoco son elásticas, porque sus límites son tan rígidos hacia el exterior que no hacen redes sociales adecuadas y, cuando llegan a tener algún conflicto, la solución la quieren encontrar sólo en ese núcleo, añadió.

 

Pero la base de todos los criterios anteriores es la autoestima familiar y su sistema de creencias. De hecho, se ha observado que la espiritualidad tiene un papel importante para salir adelante y, al contrario, “si no es capaz de escuchar otras posibilidades, de recurrir incluso a otro tipo de creencias religiosas, por ejemplo, se hace más difícil”, aseveró.

 

Un punto importante, dijo, es que las familias resilientes han desarrollado múltiples habilidades para enfrentar la vida, y ello depende de los líderes naturales, de los padres, porque son ellos quienes generan los patrones de adaptación con su ejemplo, y de manera explícita o implícita modulan la expresión de afectos o enojo.

 

Lo anterior es importante, porque ante una situación de pérdida habrá una mezcla de sentimientos, donde puede haber desde odio, coraje, depresión, tristeza, las cuales se acompañan de expresiones corporales, llanto, golpes, gritos, y hay familias que no lo permiten, y provocan una gran represión.

 

Las habilidades psicosociales dependen de la comunicación afectiva, es decir, de expresar los sentimientos ante las circunstancias con la intensidad que amerite, con respeto siempre hacia la tercera persona; otro subingrediente es la comunicación asertiva.

 

También es necesaria la capacidad para tomar decisiones, la cual se desarrolla a través de la diversidad y la discrepancia que, a su vez, lleva a otra subcapacidad: la de escucha reflexiva, es decir, de aprender a oír lo que se dice y lo que no, lo verbal y no verbal.

 

Concluyó al decir que se debe tomar en cuenta, cuando se habla de resiliencia familiar, de la etapa en que se encuentra cada núcleo y los subsistemas que lo conforman: fraterno, parental y conyugal, siendo todos importantes. “Dependiendo del ciclo vital por el que atraviese cada uno tendrá mayor importancia”.

 

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FOTO 1

 

Las estructura familiar extensa, prevaleciente en México, representa una gran ventaja en términos de resiliencia, indicó Blanca Estela Barcelata Eguiarte, de la FP de la UNAM.

 

 

FOTO 2.

 

La profesora de la UNAM Blanca Estela Barcelata destacó que la resiliencia es la capacidad de la familia para hacer frente a las diferentes circunstancias que atraviesa.