Boletín
UNAM-DGCS-912
Ciudad
Universitaria
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IRREVERSIBLE, LA INCORPORACIÓN DE LAS MUJERES MEXICANAS AL MERCADO LABORAL
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Indicó Patricia Rodríguez, del Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM
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En
20 años la Población Económicamente Activa femenina llegará al 45 por ciento,
adelantó
·
Cada
vez se suman más mujeres al aparato productivo, principalmente en el periodo de
edad comprendido entre los 20 y 40 años, señaló
La incorporación de
las mujeres al mercado laboral es una tendencia irreversible en México y aunque
no tienen las mejores condiciones, el trabajo les da reconocimiento social y la
posibilidad de que sus hijos tengan mayores niveles de educación y una mejor
calidad de vida, afirmó Patricia Rodríguez, del Instituto de Investigaciones
Económicas (IIEc) de la UNAM.
De hecho, enfatizó,
en el país la Población Económicamente Activa está dividida en 65 por ciento
hombres y el resto mujeres, pero se prevé que en veinte años, en el caso del
sector femenil esta cifra alcance hasta 45 por ciento.
Explicó que se
considera a una persona ocupada si realiza alguna actividad remunerada, al
vender su fuerza de trabajo y recibir un salario. Sin embargo, en el caso de
las mujeres si se dedican a su hogar o a empresas familiares sin sueldo, no se
consideran insertas en el área productiva.
Históricamente, la
proporción siempre ha sido menor, pero a partir de los ochenta se incrementó
porque cada vez se incorporan más a este sector, principalmente en el periodo
de edad comprendido entre los 20 y 40 años, señaló.
Esto se explica,
acotó, por que más mujeres tienen acceso a la educación y, por ende, se agregan
en mayor medida a la fuerza laboral; asimismo, la necesidad ha hecho que salgan
a trabajar para obtener un ingreso económico. No obstante, esta tendencia
comienza a bajar después de los 45 años, de modo que en la tercera edad hay más
hombres económicamente activos.
Asimismo, mencionó,
para que una mujer ocupe un puesto se le exigen mayores estudios en promedio
que a los hombres. Por ejemplo, en el caso de los obreros mientras ellos son
aceptados con primaria a ellas se les pide secundaria.
En niveles
jerárquicos altos, agregó, es mucho mayor la diferencia; sin embargo, en
cualquier caso hay una relación inversa con relación al salario. Por ejemplo,
en 1995 el promedio de escolaridad para ingresar al trabajo en el sexo femenino
era de 7.5 años y de los varones de siete, y en 2004 en ellas era de 8.7 y en
ellos 8.2 años.
Esta situación
también puede verse en las tasas de desempleo, porque las mujeres son más
vulnerables y, por tanto, tienen empleos temporales, con peores condiciones en
cuestión de horarios, prestaciones y carga de trabajo; además, ante un recorte
de personal son las primeras en salir, apuntó.
A estas condiciones
se debe agregar el cuidado del hogar y los hijos, lo cual no puede verse sólo
como una cuestión social sino financiera, porque se necesita criar a los niños
para en un futuro tener mano de obra para activar la economía. Esta labor,
además, contribuye a que el hombre trabaje en mejores condiciones de salud,
aseveró.
La especialista en
macroeconomía comentó que existen condicionantes sociales que las determinan
como género, lo cual se relaciona también con el lugar donde la labor de la
mujer es mayormente demandada. Así, quienes tienen dificultad de conseguir un
puesto se incorporan al mercado informal, el cual además le da la flexibilidad
para cumplir con sus otras tareas.
Esto se refleja en
que se ubican más en el sector servicios. En general la economía de México es
terciarizada, es decir, la mayor parte de la producción, alrededor de 61 por
ciento, está en esta área, la cual incluye comercio, transporte, administración
pública y servicios personales como el doméstico, cuidado de niños, ancianos o
enfermos, y la educación, puntualizó.
Ante esta
situación, cada vez se hace más necesario incorporarlas a todos los campos,
pero en condiciones de igualdad, porque cualquier actividad que hacen las
mujeres, sea o no remunerada, redunda en la bonanza del país, sostuvo.
Si bien conseguir mejores
condiciones de trabajo para el sexo femenino tardará más que su incorporación
total al mercado laboral, el hecho de que ocupe puestos estratégicos ayudará en
esta lucha, concluyó.
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FOTO 1.
A las mujeres, el
tener una actividad económicamente remunerada les da un reconocimiento social y
mejor calidad de vida, indicó Patricia Rodríguez, investigadora de la UNAM.
FOTO 2
En México la incorporación de las mujeres al mercado laboral es una tendencia irreversible, aseveró Patricia Rodríguez, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.