06:00  hrs. 19 de Diciembre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-912

Ciudad Universitaria

 


Patricia Rodríguez

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IRREVERSIBLE, LA INCORPORACIÓN DE LAS MUJERES MEXICANAS AL MERCADO LABORAL

 

·        Indicó Patricia Rodríguez, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM

·        En 20 años la Población Económicamente Activa femenina llegará al 45 por ciento, adelantó

·        Cada vez se suman más mujeres al aparato productivo, principalmente en el periodo de edad comprendido entre los 20 y 40 años, señaló

 

La incorporación de las mujeres al mercado laboral es una tendencia irreversible en México y aunque no tienen las mejores condiciones, el trabajo les da reconocimiento social y la posibilidad de que sus hijos tengan mayores niveles de educación y una mejor calidad de vida, afirmó Patricia Rodríguez, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

 

De hecho, enfatizó, en el país la Población Económicamente Activa está dividida en 65 por ciento hombres y el resto mujeres, pero se prevé que en veinte años, en el caso del sector femenil esta cifra alcance hasta 45 por ciento.

 

Explicó que se considera a una persona ocupada si realiza alguna actividad remunerada, al vender su fuerza de trabajo y recibir un salario. Sin embargo, en el caso de las mujeres si se dedican a su hogar o a empresas familiares sin sueldo, no se consideran insertas en el área productiva.

 

Históricamente, la proporción siempre ha sido menor, pero a partir de los ochenta se incrementó porque cada vez se incorporan más a este sector, principalmente en el periodo de edad comprendido entre los 20 y 40 años, señaló.

 

Esto se explica, acotó, por que más mujeres tienen acceso a la educación y, por ende, se agregan en mayor medida a la fuerza laboral; asimismo, la necesidad ha hecho que salgan a trabajar para obtener un ingreso económico. No obstante, esta tendencia comienza a bajar después de los 45 años, de modo que en la tercera edad hay más hombres económicamente activos.

 

Asimismo, mencionó, para que una mujer ocupe un puesto se le exigen mayores estudios en promedio que a los hombres. Por ejemplo, en el caso de los obreros mientras ellos son aceptados con primaria a ellas se les pide secundaria.

 

En niveles jerárquicos altos, agregó, es mucho mayor la diferencia; sin embargo, en cualquier caso hay una relación inversa con relación al salario. Por ejemplo, en 1995 el promedio de escolaridad para ingresar al trabajo en el sexo femenino era de 7.5 años y de los varones de siete, y en 2004 en ellas era de 8.7 y en ellos 8.2 años.

 

Esta situación también puede verse en las tasas de desempleo, porque las mujeres son más vulnerables y, por tanto, tienen empleos temporales, con peores condiciones en cuestión de horarios, prestaciones y carga de trabajo; además, ante un recorte de personal son las primeras en salir, apuntó.

 

A estas condiciones se debe agregar el cuidado del hogar y los hijos, lo cual no puede verse sólo como una cuestión social sino financiera, porque se necesita criar a los niños para en un futuro tener mano de obra para activar la economía. Esta labor, además, contribuye a que el hombre trabaje en mejores condiciones de salud, aseveró.

 

La especialista en macroeconomía comentó que existen condicionantes sociales que las determinan como género, lo cual se relaciona también con el lugar donde la labor de la mujer es mayormente demandada. Así, quienes tienen dificultad de conseguir un puesto se incorporan al mercado informal, el cual además le da la flexibilidad para cumplir con sus otras tareas.

 

Esto se refleja en que se ubican más en el sector servicios. En general la economía de México es terciarizada, es decir, la mayor parte de la producción, alrededor de 61 por ciento, está en esta área, la cual incluye comercio, transporte, administración pública y servicios personales como el doméstico, cuidado de niños, ancianos o enfermos, y la educación, puntualizó.

 

Ante esta situación, cada vez se hace más necesario incorporarlas a todos los campos, pero en condiciones de igualdad, porque cualquier actividad que hacen las mujeres, sea o no remunerada, redunda en la bonanza del país, sostuvo.

 

Si bien conseguir mejores condiciones de trabajo para el sexo femenino tardará más que su incorporación total al mercado laboral, el hecho de que ocupe puestos estratégicos ayudará en esta lucha, concluyó.

 

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FOTO 1.

 

A las mujeres, el tener una actividad económicamente remunerada les da un reconocimiento social y mejor calidad de vida, indicó Patricia Rodríguez, investigadora de la UNAM.

 

 

FOTO 2

 

En México la incorporación de las mujeres al mercado laboral es una tendencia irreversible, aseveró Patricia Rodríguez, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.