12:30  hrs. 9 de Diciembre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-894

Ciudad Universitaria


 

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NO PUEDEN QUEDAR LAS UNIVERSIDADES  AL MARGEN DE LA EQUIDAD DE GÉNERO

 

·        Señaló Rosaura Ruiz Gutiérrez, secretaria de Desarrollo Institucional de la Universidad Nacional

·        Para René Drucker, coordinador de la Investigación Científica, en la investigación científica la mujer no está suficientemente representada

·        Participaron en la presentación del libro Presencia de mujeres y hombres en la UNAM: una radiografía

 

Las universidades no pueden quedar al margen de un asunto de gran relevancia como la equidad de género, que constituye una condición sine qua non para el progreso económico, político, social y cultural del país, aseguró Rosaura Ruiz Gutiérrez, secretaria de Desarrollo Institucional de la Universidad Nacional.

 

Durante la presentación del libro Presencia de mujeres y hombres en la UNAM: una radiografía, editado por el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) y la Comisión de Seguimiento a las Reformas de la Equidad de Género en esta casa de estudios, expuso que se debe reconocer que la exclusión, la subordinación y la discriminación sistemáticas son expresión de la violencia contra el sector femenino.

 

“Por ello, abundó, la atención inmediata a este tópico es una prioridad irrenunciable en la agenda nacional”. Las universidades, que sustentan su trabajo académico cotidiano en la reflexión, el análisis y la imaginación, y aportan a la sociedad la creación, transmisión y difusión de conocimientos, no pueden quedar apartadas de esta responsabilidad.

 

La función cultural, científica y humanística que desempeñan parte del principio elemental de que la igualdad es esencial para el desarrollo humano y la paz. “Tanto hombres como mujeres juegan un papel en la construcción de una sociedad más justa, en la que todo el mundo sea igualmente valorado por sus contribuciones”, aseveró la funcionaria.

 

Presencia de mujeres y hombres en la UNAM ofrece un amplio y minucioso panorama estadístico de las diferencias entre ambos géneros de las cuatro poblaciones que integran a la Universidad: personal académico, estudiantes, funcionarios y administrativos.

 

De tal forma, se establece que en el semestre 2006-1 la matrícula de esta casa de estudios fue de 304 mil 230 estudiantes de nuevo ingreso y reigreso en bachillerato, licenciatura y posgrado.  De ellos, 153 mil 263 (50.4 por ciento) mujeres y 150 mil 967 (49.6 por ciento) hombres, lo que refleja una participación equitativa por sexo.

 

Por niveles, en el bachillerato la matrícula fue de 115 mil 899 alumnos: 57 mil 799 (49.9 por ciento) mujeres y 58 mil 100 (50.1) hombres; en licenciatura, 167 mil 584: 85 mil 966 (51.3) mujeres y 81 mil 618 (48.7) varones; y en posgrado 20 mil 747 estudiantes: nueve mil 498 (45.8) mujeres y 11 mil 249 (54.2) hombres.

 

Durante la presentación en la Casa de las Humanidades, René Drucker Colín, coordinador de la Investigación Científica, aseguró que la publicación de esta obra será fundamental en los próximos años, ya que permitirá realizar un análisis de la situación de la equidad de género no sólo en la UNAM sino en toda la sociedad mexicana.

 

Dijo que en la investigación científica la mujer no está suficientemente representada. No obstante, ello es consecuencia de lo ocurrido varias décadas atrás, cuando el sector femenino no estaba presente en la ciencia; es decir, tienen una vida más corta que los hombres en este rubro.

 

Por ello, Drucker Colín advirtió que esta situación no se debe a una discriminación hacia ellas, sino que tiene raíces en lo que ocurría hace 20 ó 25 años, cuando 80 por ciento de la matrícula estaba conformada por varones. Además, hay áreas en donde la población es preferentemente femenina, sobre todo en ciencias naturales.

 

Ello “es preocupante, porque es el problema de una sociedad que no ha generado las condiciones adecuadas para que las mujeres tengan realmente las mismas oportunidades”. Se tienen rasgos que no permiten a dicho sector acceder a ciertas estructuras, lo cual “afortunadamente está cambiando”, afirmó.

 

Por su parte, Marisa Belausteguigoitia, directora del PUEG y coordinadora de la Comisión, señaló que este esfuerzo permitirá continuar la tarea de impulsar medidas de equidad, y su reflexión y concreción tendrán la ventaja de estar sustentadas en una base sólida cuantitativa, lo cual disminuye las especulaciones sobre las condiciones en las que se encuentra la Universidad.

 

Aseveró que una comunidad que produce saber en condiciones de falta de equidad no ha incorporado uno de los efectos más importantes del conocimiento: aplicarlo para favorecer a los propios individuos o grupos marginados de los beneficios que conlleva el estudio, del efecto reparador y alentador obtenido cuando el trabajo realizado se traduce en remuneraciones y reconocimientos justos.

 

En su oportunidad, Martha Lamas, directora de la revista Debate feminista, consideró que con esta radiografía la UNAM retoma la preocupación sobre las consecuencias educativas y laborales que provoca el sistema sexo-género. La complejidad con la que opera la cultura de género hace que no baste con la buena voluntad para lograr avances, se requieren acciones afirmativas.

 

El minucioso análisis muestra cambios y continuidades, pero es evidente que lo que ocurre refleja un patrón general en el país, la indudable relación entre el progreso de las mujeres y la persistencia de su responsabilidad en el cuidado humano, refirió.

 

A su vez, Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, destacó la importancia de que la UNAM aborde el debate sobre equidad de género. “Temas como éste tienen que ser los elementos que ayuden a mantener su liderazgo”.

 

Resaltó que la Universidad juega un papel de locomotora en la educación pública universitaria del país, es un espejo del sistema nacional, reflejo de la sociedad, por eso es fundamental que funcione como locomotora de esa transición democrática y que permita evolucionar.

 

Por último, Jaime Escamilla, de la Dirección General de Planeación de la UNAM, se pronunció por actualizar la obra por lo menos cada dos años, con el fin de incorporar nuevos indicadores.

 

La obra

Presencia de mujeres y hombres en la UNAM: una radiografía, realizada por Ana Buquet Corleto, Jennifer A. Cooper, Hilda Rodríguez Loredo y Luis Bottelo Lonngi, revela que la participación de la mujer dentro de la población estudiantil (bachillerato, licenciatura y posgrado) mostró un notable incremento entre 1980 y 2005, periodo en el cual, en un contexto de bajo crecimiento de la matrícula global, significó no sólo la reducción relativa de la intervención masculina, sino su disminución en números absolutos.

 

Por dependencias, las que tienen mayor porcentaje femenino son: Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (74.7 por ciento), Instituto de Investigaciones Estéticas (67.7), Escuela Nacional de Trabajo Social (66.4), dependencias de extensión (64.9), Instituto de Investigaciones Filológicas (63.2) y Coordinación Universitaria de Educación a Distancia (60).

 

En tanto, las de menor presencia son los institutos de Ciencias Nucleares (14.1 por ciento), de Física (18.1), Investigaciones en Materiales (19.7), Matemáticas (19.8), Astronomía (20.9) y Geofísica (21.1).

 

Respecto al personal académico, éste se encuentra integrado por 32 mil 531 personas, de las cuales 13 mil 229 son mujeres (40.7 por ciento) y 19 mil 302 hombres (59.3 por ciento).

 

La presencia actual de las mujeres en la Universidad expresa equidad en la matrícula, pero no de manera uniforme: en el posgrado hay una importante disminución que refleja la dificultad para continuar los estudios con responsabilidades asociadas al género, con que socialmente se ha identificado al matrimonio y nacimiento de los hijos; eventos que coinciden con las edades de ingreso a este nivel y afectan de manera diferencial.

 

Además, a partir de 1980 en el bachillerato se observa un alza en la participación de las mujeres, que llega a superar la masculina en 2004; sin embargo, a partir de 2005 se detiene para alcanzar en el presente año una relación que las desfavorece ligeramente.

 

De acuerdo con el texto, el mejor desempeño escolar femenino se expresa también en su mayor intervención entre los egresados y en un número más amplio de becas obtenidas. Los indicadores revisados para el bachillerato no permiten detectar segregación por sexo en la formación escolar.

 

En la licenciatura su crecimiento en la matrícula se observó en el sistema escolarizado y no en el abierto; de hecho, desde 1995 este último muestra una disminución en participación relativa.

 

Asimismo, del total de carreras que ofrece la institución, el 36 por ciento son masculinas (cuentan con menos de 40 por ciento de proporción de mujeres); otro 36 son mixtas (tienen una participación de entre 40 y 60 por ciento) y 28 por ciento son femeninas (más del 60 por ciento del alumnado son de ese sexo).

 

La obra revela que en la matrícula de posgrado disminuye la participación de las mujeres respecto de la de bachillerato y licenciatura; sin embargo, es significativa. De esa forma, el grado que cuenta con mayor proporción es el de maestría (47.2 por ciento), le sigue el de especialidad (45.2) y finalmente el de doctorado (con 44.4 por ciento).

 

En cuanto al personal académico, se destaca que la presencia global de la mujer en esta área va en aumento. No obstante, tal tendencia no se mantiene al analizar de manera desagregada cada uno de los nombramientos, pues su  estancia se acrecienta en los de menor jerarquía y disminuye en los de mayor reconocimiento, sobre todo cuando se consideran categorías y niveles.

 

Además, se añade que de los docentes en el Sistema Nacional de Investigadores, a medida que aumenta el nivel disminuye la participación femenina: en el I participan 40.8 por ciento, mientras que en el III disminuye a 20 puntos porcentuales.

 

También hace una revisión a conciencia del personal administrativo, desglosándolo por sexo, tipo de pago, puesto, función, escolaridad, estado civil y antigüedad. Se analiza el personal administrativo de base, de confianza, temporal, por honorarios y funcionarios.

 

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FOTO 01.

Marisa Belausteguigoitia, René Drucker y Ana Buquet durante la presentación del libro Presencia de mujeres y hombres en la UNAM: una radiografía, editado por la Universidad Nacional.

 

FOTO 02

Emilio Álvarez Icaza, Martha Lamas, Ilya Cazés, Marisa Belausteguigoitia, René Drucker, Ana Buquet y Jaime Escamilla comentaron la obra Presencia de mujeres y hombres en la UNAM: una radiografía.