06:00  hrs. 2 de Diciembre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-878

Ciudad Universitaria

 


Lucy María Reidl Martínez

Pie de fotos al final del boletín

 

MÁS DE LA MITAD DE LAS MUJERES DE AMÉRICA LATINA HA SUFRIDO AGRESIONES EN SUS HOGARES

 

 

Más de la mitad de todas las mujeres de América Latina ha sufrido agresiones en sus hogares en algún momento de su vida; 33 por ciento fue víctima de abusos sexuales entre los 16 y 49 años de edad, mientras que 45 por ciento recibió amenazas, insultos y la destrucción de objetos personales, señaló Lucy María Reidl Martínez, directora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Durante la inauguración de los actos que se realizan en esta entidad con motivo del Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, detalló que la brutalidad contra este género ha existido desde hace siglos y se podría asegurar “que en todas las sociedades del mundo”. Los motivos han sido tan diferentes y contradictorios que hasta se ha argumentado llegar a matar “por amor”.

Si bien hay investigaciones y esfuerzos en torno a este tema, consideró, no han sido suficientes para la transformación del problema, el cual compete a la superestructura de la población. Se necesitan modelos educativos formales e informales diferentes, en donde la equidad de género sea uno de los ejes y otro, sin duda, el abatimiento a la pobreza y, con ellos, a la desigualdad social.

 

De ahí que Reidl Martínez haya planteado que la atención a la violencia debe ser desde los círculos políticos, empresariales y académicos, ya que sus repercusiones hacia las mujeres han rebasado las fronteras de lo doméstico y familiar, pues han impactado a los ámbitos educativo, laboral, y de la salud.

 

Por su parte, María Eugenia Romero Contreras, directora de Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia de la FP, dijo que la intimidación contra las mujeres es un problema recurrente y extendido, sobre el cual se debe discutir para encontrar formas de lograr su erradicación.

 

En el auditorio Dr. Luis Lara Tapia de esa misma entidad, agregó que los actos más recurrentes son el incesto, pornografía, esclavitud y turismo sexual, y otros más –que no conllevan golpes– son la discriminación laboral y los despidos por embarazo.

 

A su vez, Zoraida Meléndez, del Programa de Sexualidad Humana de la FP, se refirió en la mesa redonda La Violencia vs la no Violencia, al abuso sexual de niños y niñas. Poco se ha hecho para que quienes los agreden dejen de infligirlo. La sociedad se ha enfocado a generar leyes y no se ha hecho prácticamente nada en el sentido de tratamientos o acciones, que permitan hacer conciencia de no llevar a cabo ese tipo de conductas. En este sentido, hay “mucho trabajo”.

 

Para incidir en contra de ese problema, añadió, se debe ver la forma como se coloca a los menores en la colectividad. Generalmente, se les ve a partir de las necesidades de los adultos.

 

También se observa que el maltrato tiene una justificación. Se dice que se les corrige o enseña. Por ello se debe dejar de tolerar la violencia y el agravio en las relaciones. A cambio, se precisa pugnar por el respeto y buen trato.

Otra situación tiene que ver con la relación que prevalece en la sociedad entre poder y sexualidad, ya que ésta, lejos de ser concebida como una forma de conocimiento y vinculación afectiva gozosa y placentera, es vista como un instrumento de control y dominio del otro.

 

Al respecto, Thelma Vilchis, del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, habló sobre violencia en el noviazgo. Dijo que en la práctica cotidiana hay una serie de conductas en donde el principal cómplice es el amor, o lo que se cree que es. Fundamentalmente se da de los hombres a las mujeres.

 

Al comentar algunas manifestaciones, agrupadas en el rubro de lastimar o dañar, enlistó la crítica o comparación negativa, descalificar en público, exagerar defectos, culparla de anticuada o frígida si no cede a propuestas sexuales, amenazar o incluso tener otras mujeres, así como con abandonarla, dejarla plantada y desaparecer por días.

 

En el rubro de imponer resaltó: establecer reglas según su conveniencia (cuándo vernos, con qué frecuencia, en dónde), obligar a tener relaciones sexuales con prácticas no convenidas ni deseadas, que causan dolor y sin protección, y ser impulsivo e intolerante.

 

Respecto al abuso de poder: creer que las mujeres son inferiores, que deben de obedecer a los hombres; mostrarse condescendiente y magnánimo poniéndose como ser superior, asegurar saber más y tener más experiencia en todo, tener estallidos de violencia y luego actuar como si no hubiera pasado nada, aclaró.

 

Acerca del control exige explicaciones de todo (a dónde va, con quién, cuánto tiempo), llamadas frecuentes, la forma de vestir o comportarse. En cuanto a la violencia física, se observa si, aunque sea sólo una vez, la empujó, le puso el pie, le torció el brazo, la apretó fuerte, le jaló los cabellos, la aventó o le tiró cosas, especificó.

 

En su turno, Rosalinda Ávila Selvas, de Mujeres Trabajadoras Unidas-Mujeres en Acción Sindical, abordó la violencia familiar. Aseveró que no es natural, por ello hay que desnaturalizarla, visibilizarla y denunciarla, pues hasta 90 por ciento de sus receptores son mujeres, niños y niñas, adultos mayores y personas con discapacidad o enfermas.

Es un grave problema de salud pública, que repercute en la autoestima de las personas, así como en la economía del país, pues provoca ausencias en los trabajos, ejemplificó. Sólo por esta última razón se debería de destinar lo suficiente para atender y prevenirlo.

 

La cuestión es que hay una reproducción intergeneracional de la violencia. Por ello, hizo un llamado a no perpetuarla, a desarticular este paradigma de agresión, a romper los esquemas que permiten su persistencia.

 

Más tarde, Isabel Martínez Torres, del Programa de Sexualidad Humana de la FP, tocó la resolución no violenta de conflictos. En el ámbito cultural, precisó, comúnmente se definen las querellas a través de golpes, opresión, anulación y destrucción. En consecuencia, las emociones que se experimentan son desagradables y desgastantes.

 

No se educa para afrontar y resolver las diferencias positivamente, mediante negociación, lo cual se logra al fomentar en el grupo un ambiente de aprecio y confianza, así como al favorecer tanto la comunicación como la toma de decisiones. 

 

Para lograrlo, propuso resignificar la masculinidad y la feminidad, para que se construyan de tal manera que promuevan posturas más respetuosas de los otros, al promover el buen trato en lo social y consigo mismos, y fomentar actividades que permitan aprender a resolver conflictos, entre otras cuestiones.

 

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FOTO 1.

María Eugenia Romero Contreras y Lucy María Reidl Martínez, previo a los actos que se realizaron en la Facultad de Psicología de la UNAM, con motivo del Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres.

 

FOTO 2

Thelma Vilchis, Zoraida Meléndez, Noemí Díaz, Rosalinda Ávila Selvas e Isabel Martínez Torres, durante las actividades por el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, en la UNAM.