Boletín
UNAM-DGCS-830
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
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El Instituto de Biotecnología desarrolló un
proyecto para producir el antídoto Africamyn
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Protege contra el veneno de aproximadamente
85 por ciento de las especies de ofidios de ese continente
La UNAM, a través del Instituto de
Biotecnología (IBt), desarrolló un proyecto para producir el antídoto
Africamyn, que protege contra el veneno de aproximadamente 85 por ciento de las
especies de serpientes africanas.
“Africamyn se elaboró a partir
de fragmentos de anticuerpos de caballo –explicó Alejandro Alagón Cano,
corresponsable del proyecto e investigador del IBt–. Su presentación es en
polvo, lo que permite un fácil manejo y una mejor distribución en zonas
alejadas. Empezará a comercializarse en los primeros meses de 2007 y su costo
será accesible. Las primeras tres mil dosis ya fueron enviadas a la República
de Benín para su evaluación”.
Esta iniciativa nació luego de que hace
casi siete años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una
convocatoria para solucionar el problema de la escasez de antivenenos en
África. En ese continente, 500 mil hombres y mujeres son mordidos cada año por
serpientes venenosas; de ellos, alrededor de 20 mil mueren.
Un número igual o mayor de personas
pierden un dedo, una mano o una pierna, porque no reciben a tiempo un antídoto
que impida que se desencadene una necrosis y se gangrene el músculo del miembro
mordido. Así, quedan incapacitadas el resto de sus días. La mayoría es gente
que trabaja en el campo y, con la pérdida de uno de sus miembros corporales,
compromete su medio de vida y el de su familia.
Este año concluyó la primera
fase del estudio clínico con Africamyn en la República de Benín, donde se
aplicó, con resultados positivos, a más de 300 pacientes.
“También se verificaron en
caballos y conejos, con buenos resultados, las reacciones inmunológicas
cruzadas de 32 venenos de serpientes africanas de las familias de los vipéridos
(víboras de cascabel y nauyacas) y de los elápidos (cobras y mambas) con este
antídoto”, señala el investigador.
El próximo año se realizará la
segunda fase en Burkina Faso. El IBt, en colaboración con el Instituto Bioclon
del Grupo Silanes, pretende llevar este proyecto a 10 ó 12 países de la parte
oeste del continente africano, en un plazo de tres a cinco años, dependiendo de
las prioridades establecidas por la OMS.
Luego de la convocatoria de
dicha instancia surgieron dos iniciativas: una del Instituto Clodomiro Picado de Costa Rica y un
grupo de investigadores ingleses; y otra del IBt de la UNAM, en colaboración
con el Instituto Bioclon del Grupo Silanes y el Instituto de Investigación para
el Desarrollo (IRD, por sus siglas en francés) de Francia.
Esta unión de esfuerzos fue
fructífera. Como se sabe, México es el mayor productor de antivenenos en el
mundo, debido a que, por un lado, tiene una gran incidencia de picaduras de
alacrán y, por el otro, a que cuenta con una tecnología depurada, segura,
efectiva y de bajo costo.
Además, el grupo científico
francés poseía todas las estadísticas y los datos de ensayos clínicos en África
con antídotos; incluso tenían acceso a los venenos de las diferentes especies
de serpientes africanas.
“A estos esfuerzos –apuntó
Roberto Stock, del IBt y otro corresponsable del proyecto– también se sumaron
la Facultad de Ciencias de la Salud de Cotonú (Benín), el Hospital Principal de
Dakar (Senegal) y la Escuela de Medicina de Bamako (Malí). Ello permitió
conocer el avance de las investigaciones y de los estudios clínicos efectuados
en África”.
Incluso, Roberto Stock vivió
un año en Senegal, donde realizó una serie de estudios de acciones cruzadas de
los antídotos para neutralizar los venenos de alrededor de 40 especies y sacar
uno polivalente (Africamyn) que cubriera 85 o 90 por ciento de las serpientes
de esa región. De hecho, precisó, no se puede diseñar un antiveneno para cada
especie; hay que tomar en cuenta que muchas veces las personas no saben qué
tipo de animal los mordió.
Durante su estancia en África,
observó que no todas las serpientes resultan importantes desde el punto de
vista médico: algunas son venenosas, pero jamás se acercan a los sitios donde
hay gente; otras pueden ser mortíferas, pero nunca muerden.
En cambio comprobó que otras
más no son tan ponzoñosas, pero acostumbran meterse en las casas o colonizar
determinadas plantaciones donde la gente trabaja, por lo que su presencia cobra
gran importancia desde el punto de vista médico (es alta la probabilidad de que
alguien que labore en el campo sea mordido por una de ellas).
“Noventa por ciento de los
individuos mordidos no mueren, aunque corren el riesgo de perder un miembro,
pues, sin tratamiento, se les tiene que amputar. Ahora bien, la mayor parte de
los ataques (70 por ciento) es en las piernas”, informa Stock.
En opinión de este
investigador, una de las tres serpientes más venenosas del mundo, la mamba
negra (africana), mata a ocho de cada 10 personas que muerde. Algunos
individuos que son atacados por las serpientes más agresivas (de los géneros
Echis y Bitis) y que no reciben tratamiento, mueren; otros quedan
incapacitados.
Con tratamiento se curan
todos, a menos que se presenten tardíamente en una clínica, con una gangrena
tremenda, dijo Roberto Stock, y concluyó: En esos casos, el antiveneno no podrá
regenerar la zona destruida. Hay que considerar que poco veneno en mucho tiempo
puede hacer más daño que mucho veneno en poco tiempo. De ahí la importancia de
atenderse rápidamente.
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FOTO 01
Alejandro Alagón
Cano, investigador del IBt de la UNAM, dijo que Africamyn se elaboró a partir
de fragmentos de anticuerpos de caballo y su presentación es en polvo, lo que
permite su fácil manejo.
FOTO 02
Roberto Stock,
del IBt de la UNAM, realizó acciones cruzadas de antídotos para neutralizar los
venenos de alrededor de 40 especies y obtener uno polivalente, que cubriera
hasta 90 por ciento de los ofidios de África.
FOTO 03.
El IBt de la UNAM desarrolló un
proyecto para producir el antídoto Africamyn, que protege contra el veneno de
aproximadamente 85 por ciento de las especies de serpientes africanas.
FOTO 04
En la UNAM
realizaron estudios con 32 venenos de serpientes africanas de las familias de
los vipéridos (víboras de cascabel y nauyacas) y elápidos (cobras y mambas),
para obtener un antídoto.
FOTO 05
Unidades médicas
de Benín involucradas en los estudios de científicos de la UNAM, para obtener
un antídoto contra el veneno de 80 por ciento de las especies de ofidios
africanos. Además se recibió apoyo de Senegal y Malí.