13:00  hrs. 7 de Noviembre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-820

Ciudad Universitaria


Juliana González

Pie de fotos al final del boletín

 

INADMISIBLE, EL DESPLAZAMIENTO DE LAS CIENCIAS Y LAS HUMANIDADES POR TENDENCIAS TECNOCRÁTICAS

 

 

Es inadmisible el desplazamiento de las ciencias y las humanidades generado por las tendencias tecnocráticas y econocráticas de nuestro tiempo, y por las políticas de ciencia y educación, aseguró Juliana González, profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

 

De ahí que sea un imperativo ético atender estos hechos, mantener clara la conciencia y firme la voluntad en la defensa de los valores intrínsecos de dichos campos del conocimiento, indicó durante el Coloquio Ciencia y ética en la globalización, donde estuvo presente Rosalba Casas, directora del Instituto de Investigaciones Sociales.

 

En la sesión Interculturalidad en la Aldea Global, Juliana González recordó que no se trata de dos ámbitos: ciencias y humanidades, pues ambas se definen por la búsqueda de postulados que no tienen por sí mismos un empleo práctico, económico, material o estrictamente productivo.

 

Si acaso, abundó, podría hablarse de dos “utilidades”: la pragmática, es decir, la que produce cosas, y la estrictamente cultural, que da bienes que contribuyen a salir de la ignorancia.

 

En su oportunidad, Ambrosio Velasco, director de la FFyL, destacó que si no se logra reconstruir republicanamente a las democracias liberales actuales y redefinir la concepción y valoración de la ciencia, la tecnología y la tecnociencia en el contexto de la multiculturalidad, entonces contribuirán a ahondar la injusticia social y el desconocimiento de la diversidad.

 

Con ello se producirán no sólo sociedades injustas, sino también hombres y pueblos indiferenciados, carentes de personalidad propia y en, última instancia, de libertad personal y colectiva, añadió.

 

Por tanto, sugirió, se trataría de promover un amplio y plural espacio público para la comunicación y difusión de saberes y tradiciones diversas, los cuales constituyen también oportunidades de acuerdos y consensos sobre el desarrollo de sistemas científicos y tecnocientíficos, que incorporan los valores y consideraciones de las comunidades concretas que han de ser afectadas.

 

Ello en contra de la idea que ha prevalecido a lo largo de la historia de la filosofía, de que el conocimiento científico y la participación democrática no son compatibles. “La pregunta es bajo qué condiciones el avance científico y tecnológico pueden no sólo  congeniar, sino ser conveniente y necesario para la democracia republicana y el multiculturalismo”, asentó.

 

Por su parte, Fernando Salmerón, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, se centró en el problema de la ética en las disciplinas sociales, y enfatizó diversos ámbitos de responsabilidad: como individuo dedicado a la investigación, como empleado y recipiendario de fondos, como interventor con potencial disruptivo en una comunidad a partir de la que va a construir conocimiento, como miembro de una sociedad científica y en un conjunto mayor que sostiene su actividad.

 

Con la globalización, apuntó, ha habido cambios, se han agudizado las tensiones en los rubros anteriores, pues hay mayor presión; las comunidades de estudio tienen mayor conciencia de la responsabilidad de los investigadores, de las potencialidades y riesgos de su actividad; las transformaciones ocurren a mayor velocidad y también las consecuencias de violaciones éticas, y las exigencias de la sociedad para lograr beneficios de orden general son mayores.

 

Adicionalmente, comentó, existen elementos que tienen que ver con la situación social de los expertos y la propia actividad científica en la colectividad, como su posición sobre qué es la realidad y cuáles son los criterios de verdad en la construcción del objeto científico.

 

Por su parte, Antonio Peña, del Instituto de Fisiología Celular, señaló que el medio científico está dominado por personajes que no pueden ver en la ciencia más que un instrumento para hacer dinero, ser más competitivos en la producción de bienes y en posibles ganancias. Se olvida que es, o debe ser, parte central de la cultura.

 

Se obvian, agregó, las razones que los impulsaron a ser científicos, pues cuando se optó por dedicarse a ello no se pretendía resolver grandes problemas, sino la simple curiosidad por conocer un tema y luego el afán de volverse parte activa de su desarrollo.

 

Al tomar la palabra, Andrew Roth, del Colegio de Michoacán, informó que el conocimiento tiene calidad histórica y social, “especialmente el desarrollado de acuerdo con dimensiones de diferencia construidas”, que son indicios de problemas para el estudio científico, incluyendo los que emergen en la sociedad y se extienden hacia la ciencia durante el proceso de globalización.

 

Esta última presenta desfases entre la capacidad de carga de la biosfera y los proyectos y desarrollos desiguales del capitalismo global; entre el dinero como medida de valor y las decisiones culturales, sociales y simbólicas; entre el producto acumulado de trabajo social y las formas más y más globalizadas de enajenarlo, y entre mercados que operan sobre ofertas y demandas, y las que lo hacen a partir de la reflexividad, concluyó.

 

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FOTO 01.

Fernando Salmerón, Ambrosio Velasco, Juliana González, Rosalba Casas, Francois Simondon, Antonio Peña y Andrew Roth en el Coloquio Ciencia y ética en la globalización, en la UNAM.

 

FOTO 02

Juliana González, profesora emérita de la UNAM, afirmó que es inadmisible el desplazamiento de las ciencias y las humanidades, generado por tendencias tecnocráticas y econocráticas.

 

FOTO 03

Ambrosio Velasco, director de la FFyL de la UNAM, resaltó que se busca promover un amplio y plural espacio público para la comunicación y difusión de saberes y tradiciones diversas.

 

FOTO 04

Antonio Peña, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, señaló que el medio científico está dominado por personajes que no pueden ver en la ciencia más que un instrumento para hacer dinero.

 

FOTO 05

El especialista Fernando Salmerón apuntó en la UNAM que existen elementos que tienen que ver con la situación social de los expertos y la propia actividad científica en la colectividad.