Boletín
UNAM-DGCS-768
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al final del boletín
OBTIENEN ALUMNAS DE LA UNAM PREMIO NACIONAL DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE
ALIMENTOS 2006
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Carla Karina Pérez Guillén y Karen Ramos López, de la FES
Cuautitlán merecieron esta distinción en la categoría estudiantil
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Por aplicar un
recubrimiento comestible a las fresas que aumenta su vida útil, reduce la
pérdida de peso poscosecha y las protege contra microorganismos
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Fueron asesoradas por María Andrea Trejo Márquez,
responsable del Laboratorio de Poscosecha de Productos Vegetales de esa entidad
Alumnas de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán
(FESC) de la UNAM obtuvieron el Premio Nacional en Ciencia y Tecnología de
Alimentos 2006 en la categoría estudiantil, por la aplicación de un
recubrimiento comestible a las fresas que aumenta su vida útil, disminuye la
pérdida de peso poscosecha y las protege contra el ataque de microorganismos
como los hongos.
Se trata de Carla Karina Pérez Guillén y Karen Ramos
López –asesoradas por María Andrea Trejo Márquez, responsable del Laboratorio
de Poscosecha de Productos Vegetales de la FESC–, quienes presentaron el
trabajo Efecto de la aplicación de un recubrimiento comestible a base de
gelatina en la calidad de fresa (fragaria vesca L.) almacenada en
refrigeración, que fue su tesis de licenciatura para obtener el título de
ingenieras en alimentos.
Las universitarias, seleccionadas por el jurado de entre
más de 80 participantes que se sometieron al concurso, provenientes de todo el
país, fueron distinguidas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, bajo
los auspicios de la empresa Coca Cola.
El Premio consistió en la
entrega de diplomas tanto para la institución, en este caso la Facultad, como
para cada una de las autoras del trabajo y su asesora; así como un estímulo
económico para que continúen sus trabajos de investigación.
Andrea Trejo Márquez, al comentar el trabajo de sus
alumnas, refirió que, por lo general, la fresa en refrigeración tiene una vida
útil de cuatro a cinco días, pero gracias a la aplicación del recubrimiento con
colágeno (obtenido a partir de huesos y pieles) más la refrigeración, se obtuvo
una vida de 9 a 10 días; es decir, se incrementó en 100 por ciento.
Además, agregó, se encontraron
otros efectos positivos como una disminución en el peso que tienen todos los
frutos después de que son cosechados. Es decir, durante su almacenamiento
pierden entre 15 y 20 por ciento de su peso, mientras que con este
recubrimiento llegan a niveles de sólo 6 por ciento.
La académica universitaria
resaltó que gracias a esta investigación se creó en el fruto una barrera física
ante el ataque de microorganismos como los hongos, que también sirvió para
reducir todo su metabolismo.
Ello trajo como consecuencia
el incremento en la vida útil de la fresa, y el decremento de las pérdidas
económicas. Además, otras ventajas es que “el producto es atractivo para el
consumidor; el recubrimiento es comestible y no daña la salud de quienes lo
comen”, explicó.
Lo importante de este trabajo,
precisó, es que es una tecnología de fácil implementación entre los sectores
productivos, sobre todo para los que se encargan de exportar o comercializar a
nivel nacional este fruto.
Es decir, abundó, la
tecnología se puede utilizar en una empacadora normal, en los procesos
iniciales. Desde la selección, lavado, clasificación y empaquetado se puede
introducir el recubrimiento, mediante una inmersión.
Esto sólo implicaría cierto
costo en cuanto a los materiales que se requieren, pero no en lo que se refiere
a la infraestructura. Además, abundó Trejo Márquez, la capa que se le coloca es
a base de gelatina, obtenida a partir de colágeno hidrolizado.
Mencionó que, por el momento,
hay productores interesados en esta tecnología, sobre todo de Michoacán y
Jalisco, a pesar de que en esta última entidad no se produce fresa en gran
cantidad. Quieren utilizar este desarrollo porque saben que en este fruto en
particular hay muchas pérdidas porque es altamente perecedero.
De hecho, dijo, se está en la
elaboración de la patente para que en el mediano plazo se pueda hacer la
transferencia de la tecnología.
Subrayó que el haber obtenido
este Premio es de gran satisfacción porque es una manera de motivar a los
estudiantes, no sólo para que participen en este tipo de concursos, sino que vean
la importancia que tiene para un país como México realizar investigaciones, que
puedan resolver problemas económicos.
Concluyó que para la Facultad
es fundamental la distinción porque la FES Cuautitlán, junto con la Facultad de
Química, son de las pocas entidades que realizan investigación en alimentos.
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FOTO 01
La profesora
María Andrea Trejo Márquez, y las alumnas Karen Ramos López y Carla Karina
Pérez Guillén, de la FES Cuautitlán de la UNAM, previo a la entrega del Premio
Nacional en Ciencia y Tecnología de Alimentos 2006.
FOTO 02.
La profesora
María Andrea Trejo Márquez y las alumnas Karen Ramos López y Carla Karina Pérez
Guillén, en la FES Cuautitlán de la UNAM, en su trabajo de investigación.