12:00  hrs. 12 de Octubre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-758

Ciudad Universitaria


Luis Villoro

Pie de fotos al final del boletín

 

UNA DEMOCRACIA COMUNITARIA SERÍA EL CAMINO PARA LA REGENERACIÓN DE MÉXICO

 

·        Señaló Luis Villoro, profesor de la FFyL de la UNAM, quien también propuso una reforma constitucional para dar fin al presidencialismo

·        No hay un proyecto de nación que funcione si su futuro no depende de una educación de calidad, aseguró Lorenzo Meyer

·        Participaron en el Foro Ejes centrales de un nuevo proyecto de nación, en la FCPyS

 

Avanzar hacia una democracia participativa o comunitaria sería el camino para la regeneración de una nación dañada como México, afirmó Luis Villoro, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

 

Ante estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), durante el Foro Ejes centrales de un nuevo proyecto de nación, el filósofo expuso que para lograr ese fin sería necesaria una reforma de la Constitución.

 

Ello, apuntó, tendría la posibilidad de dar fin al presidencialismo actual; abrir la posibilidad de otra forma republicana, basada en la relación del Ejecutivo con el Legislativo, como en otros países, donde el Congreso nombra un primer ministro y el presidente sólo ratifica esa decisión.

 

También, añadió, modificar la ley electoral, de manera que el próximo mandatario fuera reconocido por una mayoría calificada y no simple como ahora; así como dar satisfacción a los derechos de los pueblos indígenas, al establecer la garantía de un Estado multicultural.

 

El sistema participativo o comunitario, explicó, estaría más allá del actual, basado en el poder del Congreso y de diputados y senadores. “Sólo una nueva democracia radical podría ser un camino que diera fin a la exclusión”.

 

El modelo actual, como se da en México, refirió, no es la única posibilidad, y sí la menos deseable, al haber una crisis de la partidocracia.

 

Aseveró que el mal de la sociedad actual es la segregación de los pueblos indígenas, de los pobres, de los diferentes, donde el remedio es avanzar hacia la realización de una nueva nación que logre vencer los peligros fáciles, como el apresuramiento del caudillismo, y sólo así progresar hacia un nuevo proyecto.

 

“La alternativa, la única posible, es abrir el camino para terminar con las formas de exclusión, hay que hacer camino, sin prisa, pero sin pausa, hacia la paulatina reconstrucción de una nación dañada, desde el pueblo real, no el representado por los congresos, y desde la izquierda entendida como no dominación”, aclaró.

 

Esta tarea tendría que ser pausada, no violenta, estaría basada en las fuerzas unidas contra la opresión de un sector de la sociedad que se sirve del otro; sería una depuración radical, resistencia organizada, acción colectiva hacia un novedoso programa, dijo.

 

Abundó que gran parte de la población en México padece pobreza; así, los dejados fuera de la economía intentan emigrar a otro país, generalmente a Estados Unidos o incluso a Canadá.

 

El remedio de ese mal no sería la violencia de una revolución, porque aunque ya hay ejemplos de rebeliones localizadas, la exacerbación extrema no podría extenderse a la nación entera. Por justas que sean sus reivindicaciones, una oposición que acudiera al enfrentamiento no sería ahora posible, refirió.

 

Expresó que las revoluciones siempre han fracasado en el mundo ahora globalmente institucionalizado, y a menudo han conducido a lo contrario que querían: autoritarismo extremo, dictadura, pobreza, que son otras formas de exclusión.

 

Sólo los movimientos malogrados, después de su fin, pudieron conducir a una situación social, sin duda, más deseable, pero en este momento parecen haber concluido, agregó.

 

En su oportunidad, Lorenzo Meyer, historiador de El Colegio de México, aseguró que no hay un proyecto de nación que funcione si su futuro no depende de una educación de calidad.

 

Señaló que debe cuestionarse cuál es la relación con Estados Unidos, cómo darle dinamismo a la economía mexicana por lo menos al ritmo de los años sesenta, y cómo alcanzar un sistema educativo, el cual logre que el capital humano sea la principal riqueza del país.

 

Indicó que el autoritarismo duró 80 años, pues se creó en la Revolución Mexicana, con Venustiano Carranza, hasta el año 2000. Así, “nos trasladamos a otro régimen, cuya calidad se cayó de manera instantánea y estamos en un uno nuevo, que no tiene la capacidad de despertar siquiera la esperanza”.

 

Sin embargo, el historiador convocó a los jóvenes a creer en ellos  mismos, pues no se pueden perder las ganas de conquistar el futuro, incluso con estos problemas; tener entusiasmo, discutiendo los obstáculos reales, y proponer cómo remontarlos, concluyó.

 

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FOTO 01.

Luis Villoro, Lorenzo Meyer y Gabriel Tamariz durante el Foro Ejes centrales de un nuevo proyecto de nación, realizado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

 

FOTO 02

Estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM asistieron al Foro Ejes centrales de un nuevo proyecto de nación.

 

FOTO 03

El filósofo Luis Villoro charla con estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, a quienes habló sobre la necesidad de la democracia participativa o comunitaria.

 

FOTO 04

El analista Lorenzo Meyer atiende a los jóvenes estudiantes de la UNAM, luego de participar en el Foro Ejes centrales de un nuevo proyecto de nación.