Boletín
UNAM-DGCS-758
Ciudad Universitaria
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final del boletín
UNA DEMOCRACIA
COMUNITARIA SERÍA EL CAMINO PARA LA REGENERACIÓN DE MÉXICO
·
Señaló Luis Villoro, profesor de la FFyL de la UNAM,
quien también propuso una reforma constitucional para dar fin al presidencialismo
·
No hay un proyecto de nación que funcione si su
futuro no depende de una educación de calidad, aseguró Lorenzo Meyer
·
Participaron en el Foro Ejes centrales de un nuevo
proyecto de nación, en la FCPyS
Avanzar hacia una democracia
participativa o comunitaria sería el camino para la regeneración de una nación
dañada como México, afirmó Luis Villoro, profesor de la Facultad de Filosofía y
Letras (FFyL) de la UNAM.
Ante estudiantes de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), durante el Foro Ejes
centrales de un nuevo proyecto de nación, el filósofo expuso que para
lograr ese fin sería necesaria una reforma de la Constitución.
Ello, apuntó, tendría la
posibilidad de dar fin al presidencialismo actual; abrir la posibilidad de otra
forma republicana, basada en la relación del Ejecutivo con el Legislativo, como
en otros países, donde el Congreso nombra un primer ministro y el presidente
sólo ratifica esa decisión.
También, añadió, modificar la
ley electoral, de manera que el próximo mandatario fuera reconocido por una
mayoría calificada y no simple como ahora; así como dar satisfacción a los
derechos de los pueblos indígenas, al establecer la garantía de un Estado
multicultural.
El sistema participativo o
comunitario, explicó, estaría más allá del actual, basado en el poder del
Congreso y de diputados y senadores. “Sólo una nueva democracia radical podría
ser un camino que diera fin a la exclusión”.
El modelo actual, como se da
en México, refirió, no es la única posibilidad, y sí la menos deseable, al
haber una crisis de la partidocracia.
Aseveró que el mal de la
sociedad actual es la segregación de los pueblos indígenas, de los pobres, de
los diferentes, donde el remedio es avanzar hacia la realización de una nueva
nación que logre vencer los peligros fáciles, como el apresuramiento del
caudillismo, y sólo así progresar hacia un nuevo proyecto.
“La alternativa, la única
posible, es abrir el camino para terminar con las formas de exclusión, hay que
hacer camino, sin prisa, pero sin pausa, hacia la paulatina reconstrucción de
una nación dañada, desde el pueblo real, no el representado por los congresos,
y desde la izquierda entendida como no dominación”, aclaró.
Esta tarea tendría que ser
pausada, no violenta, estaría basada en las fuerzas unidas contra la opresión
de un sector de la sociedad que se sirve del otro; sería una depuración
radical, resistencia organizada, acción colectiva hacia un novedoso programa,
dijo.
Abundó que gran parte de la
población en México padece pobreza; así, los dejados fuera de la economía
intentan emigrar a otro país, generalmente a Estados Unidos o incluso a Canadá.
El remedio de ese mal no sería
la violencia de una revolución, porque aunque ya hay ejemplos de rebeliones
localizadas, la exacerbación extrema no podría extenderse a la nación entera.
Por justas que sean sus reivindicaciones, una oposición que acudiera al
enfrentamiento no sería ahora posible, refirió.
Expresó que las revoluciones
siempre han fracasado en el mundo ahora globalmente institucionalizado, y a
menudo han conducido a lo contrario que querían: autoritarismo extremo,
dictadura, pobreza, que son otras formas de exclusión.
Sólo los movimientos
malogrados, después de su fin, pudieron conducir a una situación social, sin
duda, más deseable, pero en este momento parecen haber concluido, agregó.
En su oportunidad, Lorenzo
Meyer, historiador de El Colegio de México, aseguró que no hay un proyecto de
nación que funcione si su futuro no depende de una educación de calidad.
Señaló que debe cuestionarse
cuál es la relación con Estados Unidos, cómo darle dinamismo a la economía
mexicana por lo menos al ritmo de los años sesenta, y cómo alcanzar un sistema
educativo, el cual logre que el capital humano sea la principal riqueza del
país.
Indicó que el autoritarismo
duró 80 años, pues se creó en la Revolución Mexicana, con Venustiano Carranza,
hasta el año 2000. Así, “nos trasladamos a otro régimen, cuya calidad se cayó
de manera instantánea y estamos en un uno nuevo, que no tiene la capacidad de despertar
siquiera la esperanza”.
Sin embargo, el historiador
convocó a los jóvenes a creer en ellos
mismos, pues no se pueden perder las ganas de conquistar el futuro,
incluso con estos problemas; tener entusiasmo, discutiendo los obstáculos reales,
y proponer cómo remontarlos, concluyó.
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FOTO 01.
Luis Villoro,
Lorenzo Meyer y Gabriel Tamariz durante el Foro Ejes centrales de un nuevo
proyecto de nación, realizado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la UNAM.
FOTO 02
Estudiantes de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM asistieron al Foro Ejes
centrales de un nuevo proyecto de nación.
FOTO 03
El filósofo Luis
Villoro charla con estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la UNAM, a quienes habló sobre la necesidad de la democracia participativa o
comunitaria.
FOTO 04
El analista Lorenzo Meyer atiende a los jóvenes estudiantes de la UNAM, luego de participar en el Foro Ejes centrales de un nuevo proyecto de nación.