14:00  hrs. 03 de Octubre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-734

Ciudad Universitaria

 


Mario Molina

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COMO CONSECUENCIA DE LOS CAMBIOS QUÍMICOS AMBIENTALES, CONTINUARÁ EL AUMENTO DE TEMPERATURA

 

·        El Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, dijo en la UNAM que si el clima se incrementa cuatro o cinco grados sería preocupante

·        Podría compararse con las modificaciones entre una época glacial y una interglacial, advirtió

·        Dictó la conferencia magistral El Impacto de las actividades humanas en la química de la atmósfera, como parte del 90 aniversario de la Facultad de Química

 

En la UNAM, el Premio Nobel de Química, Mario Molina, afirmó que la evidencia demuestra con claridad que el cambio de temperatura es consecuencia de las modificaciones en la composición química del ambiente, por lo que se calcula que dicha alteración continuará en ascenso, producto, entre otros, del bióxido de carbono y el metano.

 

De aumentar cuatro o cinco grados, advirtió, serían comparables con las modificaciones entre una época glacial y una interglacial, lo cual es preocupante. Recalcó que en el primer periodo se tenía un planeta distinto, con varios kilómetros de hielo como el área de Boston, Estados Unidos.

 

El doctor en fisicoquímica dictó la conferencia magistral El Impacto de las actividades humanas en la química de la atmósfera, como parte del 90 aniversario de la Facultad de Química de la UNAM, de la cual es egresado.

En un abarrotado auditorio, el pionero de la química de la capa de ozono de la estratosfera, puntualizó que los efectos de estas transformaciones climáticas serán preocupantes porque redundará en la salud, la agricultura y los bosques, entre otros. Pero, también habrá modificaciones en el ciclo hidrológico, pues ahora hay más inundaciones y sequías de lo que se tenía, y también se incrementa el nivel del mar con los consecuentes impactos en zonas costeras.

 

Luego de que el director de la FQ, Eduardo Bárzana, leyera la semblanza del Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina denunció que el cambio climático sólo es provocado por una cuarta parte de la población mundial –en total son más de seis mil millones de habitantes–, por lo que consideró necesario una transformación en la cultura del planeta, desarrollo de tecnologías nuevas y la participación de todos los habitantes del orbe, entre otras medidas.

 

En los últimos años, expuso, se ha visto que esos extremos del clima se han vuelto mucho más comunes. El tipo de problemas que generan es, por ejemplo, que el Ártico se derrite, lo que ha modificado el hábitat de los osos polares, pues se puede ya atravesar en barco el Polo Norte, lo cual es un cambio drástico.

 

Otros cambios preocupantes y recientes, abundó, son el aumento en la intensidad de los huracanes como Wilma, Katrina y Stan. De acuerdo con estudios, dijo, esta intensidad depende de la temperatura de la superficie de los océanos. Aunado al aumento de las catástrofes, agregó, también resalta las pérdidas económicas.

 

Ante los presidentes de la Asociación de Egresados de la FQ, José Fueyo, y del Patronato de la Facultad, Armando Leal, el actual profesor de la Universidad de California, en San Diego, especificó que en el caso de México, los cambios en el sistema hidrológico se manifiestan en las sequías o las inundaciones, sobre todo en el norte del país, con consecuencias económicas serias, así como la pérdida de la biodiversidad.

 

Mario Molina destacó la probabilidad de que la temperatura promedio de la superficie cambie cierto número de grados a finales del siglo próximo –el 2100–, por lo que es necesario tomar medidas para limitar las conexiones de bióxido de carbono. Dijo que es probable que haya modificaciones catastróficas y si son de más de dos grados podrían ser peligrosas.

Señaló que sí hay opciones para alterar esta situación, como la utilización de energía más eficiente, que sea renovable y nuclear aunque esta última usada con medida.

 

Aclaró que la ciudad de México fue la más contaminada a principios de la década de los 90, pero ahora es la más caracterizada; tiene una buena parte de partículas orgánicas y tóxicas. Para ello, existe un plan que, entre sus puntos centrales, destaca el retiro de los vehículos más dañinos.

 

Más adelante, reiteró que la preocupación principal es que el ser humano afecta la composición de la atmósfera, sobre todo con respecto a los gases de efecto invernadero. Tan sólo en 2005 se registró la temperatura más elevada en los últimos mil años y la tendencia es a continuar esta situación en los continentes y a altas latitudes.

 

El bióxido de carbono, que es un gas biológicamente activo, ha aumentado, sobre todo por las acciones humanas con la quema de combustible fósil, del petróleo. De esa cantidad que se destruye la mitad del CO2 todavía está en la atmósfera y permanece muchas décadas ahí por ser un gas estable.

 

Mencionó como un ejemplo de que la sociedad se puede poner de acuerdo para resolver un problema global, al Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas, tratado que desde 1995 prohíbe la producción de clorofluorocarburos en los países desarrollados. Es el primer acuerdo internacional que prácticamente ha resuelto un problema ambiental a escala global.

 

Explicó que sin este convenio internacional el cloro estratosférico continuaría la destrucción del ozono –aunque el bromo también contribuye a ello– en este siglo y con rapidez porque la demanda del químico es elevada.

 

En el caso específico de México, dijo que desde 2005 ya no produce clorofluorocarburos, pero aunque no se emitan debido a la estabilidad de estos gases se mantendrán en la capa de ozono durante muchos años hasta que desaparezcan.

 

Sin embargo, reconoció que hay otros problemas ambientales importantes que todavía no se resuelven. Se trata del efecto invernadero o cambio climático, que consiste en que la atmósfera funciona como un manto que calienta el planeta, porque tiene ciertos gases que absorben la radiación infrarroja.

 

Luego de recordar la forma en que se dio la generación de tóxicos a principios del siglo pasado, concluyó que en la actualidad se vive en la época geológica del antropoceno –periodo que cubre aproximadamente los últimos cinco siglos–, donde la fuerza dominante, capaz de modificar el funcionamiento del planeta y su ambiente, es la actividad humana.

 

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FOTO 1.

 

El auditorio Raoul Fournier tuvo lleno total ante la presencia del Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina. A su llegada lo acompañó el director de la Facultad de Química de la UNAM, Eduardo Bárzana.

 

FOTO 2

 

En un abarrotado auditorio, Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, dictó la conferencia magistral El impacto de las actividades humanas en la química de la atmósfera en el marco de los festejos por el 90 aniversario de la Facultad de Química.