Boletín
UNAM-DGCS-732
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al
final del boletín
En México hace falta diagnosticar de manera adecuada la
hipertensión arterial entre la población en general, pues la mayor parte de la
gente desconoce que la padece; además de dar los tratamientos adecuados para
cada caso y realizar un control permanente sobre sus indicadores, afirmó en la
UNAM la especialista Alicia Sánchez Mendoza.
Al participar en el Seminario
Institucional organizado por los institutos de Química (IQ) de la Universidad
Nacional y el Nacional de Cardiología (INC) Ignacio Chávez, la investigadora de
esta última institución explicó que este trastorno se conoce como un aumento en
los valores normales de la presión arterial. Puede no causar síntomas, pero en
casos extremos hay dolor de cabeza y derrames oculares.
Durante la conferencia PPARs e
Hipertensión Arterial, Sánchez Mendoza agregó que alrededor de 33 por ciento de
la población mexicana entre 25 y 60 años tiene hipertensión arterial. La mayor
incidencia, 95 por ciento, es primaria o esencial, donde no se conocen las
causas; mientras el resto es secundaria relacionada con otra patología:
alteraciones renales, endócrinas, enzimáticas, neurológicas o inducidas por
medicamentos.
Al hablar sobre su trabajo, la integrante del
Departamento de Farmacología del INC destacó que se aborda desde un punto de
vista básico; mediante un modelo experimental particular que permite tener
algunos parámetros elevados y otros disminuidos en cuanto a reactividad
vascular.
En particular, se basan en la sugerencia de que existe
una participación de los medicamentos denominados PPARs en su regulación, lo cual
ya ha sido observado por otros especialistas; además, hay estudios en los que
se han reportado efectos como disminución de presión. Algunos de estos fármacos
son utilizados contra la diabetes mellitus, pues reducen la glucosa que hay en
sangre; otra clase baja el colesterol y los triglicéridos, con aumentos del
colesterol bueno o de partículas de alta densidad.
Los estudios que hacen, recalcó, tienen que ver con
cierto tipo de receptores que fueron descritos por primera vez a principios de
los 90, que activan la proliferación peroxisomal (o de PPARs). Éstos se llaman
así porque aumentan el número de unos organelos en las células o peroxisomas,
los cuales se encargan del metabolismo de los ácidos grasos en el organismo; lo
anterior, aclaró, se ha observado en roedores, “en humano no se ha visto que
sea de la misma forma”.
Hay tres clases: alfa, beta o delta, y gamma. Los que
estimulan a los primeros son sustancias que disminuyen los ácidos grasos en la
sangre, entre otras funciones; los segundos, intervienen en la proliferación
celular y la cicatrización; los últimos, bajan la glucosa en la sangre. Se ha
encontrado, precisó, “que los fármacos utilizados sí disminuyen la presión en
el modelo experimental empleado, que es el de la coartación de la aorta en
ratas”.
En el auditorio Lidia
Rodríguez Hahn del IQ señaló que hay diversos modelos experimentales utilizados
para analizar la hipertensión, pero ella utiliza la aorta de animales.
“Nos dimos a la tarea de
llevar a cabo un experimento en el cual tomamos seis grupos. A aquellas que les
administraron el fármaco clofibrato (agonista de los PPAR alfa) fue capaz de
prevenir a diferentes grados el desarrollo de la hipertensión arterial. La
dosis que mejor funcionó fue la de cien miligramos por kilogramo”, concluyó.
-oOo-
FOTO 01
La especialista Alicia Sánchez
Mendoza participó en el Seminario Institucional organizado por los institutos
de Química de la UNAM y el Nacional de Cardiología.
FOTO 02.
La investigadora Alicia Sánchez Mendoza afirmó en la UNAM, que falta en nuestro país diagnosticar de manera adecuada la hipertensión arterial entre la población en general.