Boletín
UNAM-DGCS-729
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AUMENTA EN MÉXICO
LA POBREZA Y EL EMPLEO PRECARIO
En México hay un incremento de
la población en condiciones de pobreza, con desigual distribución del ingreso y
empleo precario, así como una disminución del trabajo formal y de la capacidad
adquisitiva del salario, aseveró Rosalba Casas Guerrero, directora del
Instituto de Investigaciones Sociales
(IIS) de la UNAM.
Al inaugurar el Seminario Pobreza,
desigualdad y exclusión en la ciudad del siglo XXI. Un debate
conceptual-metodológico, subrayó que
en temas tan críticos para el
país es fundamental la reflexión colectiva y un debate conceptual y
metodológico, si se quiere incidir en la definición de políticas públicas para
el corto y largo plazos.
En la Sala de Usos Múltiples
del IIS, apuntó que en este Seminario la atención se centra en la pobreza
urbana en el siglo XXI, al poner énfasis en las diversas caras de la
desigualdad social de distintos
actores, como indígenas urbanos, jóvenes y adultos mayores,
considerando las diferencias de género.
De esta manera, refirió, se
analiza la multidimensionalidad y multicausalidad de la pobreza, desigualdad y
exclusión social, así como los nuevos fenómenos que surgen de ellos, en lo que
se refiere a la construcción ciudadana
en las urbes latinoamericanas.
El contexto mundial y
nacional, abundó, explican en gran medida que estos rezagos tengan una mayor
visibilidad en los últimos años y que
se hayan exacerbado.
Frente a ello, consideró
necesario avanzar en la construcción de indicadores que permitan sustentar
análisis comparativos de pobreza y
desigualdad en México aspecto que, apuntó, se discutirá en el Seminario.
Explicó que en este encuentro
participa un nutrido grupo de académicos, ponentes y comentaristas de distintas entidades de la UNAM, de diversas
instituciones de educación superior, así como gubernamentales y de
la Cámara de Diputados.
En su oportunidad, Alicia
Ziccardi, del IIS, expuso que el tema de la pobreza, la desigualdad y exclusión
social se refiere a uno de los más graves problemas que enfrentan las
sociedades latinoamericanas y que por tanto constituyen el núcleo de la llamada
cuestión social.
Precisó que en las últimas
décadas, tanto en América Latina como en México, se advierte un intenso proceso
de urbanización de la pobreza, es decir, que el peso de la población pobre
urbana en el total es mayor que el de la que vive en el medio rural.
Las ciudades hoy están
marcadas por la segmentación social y
la segregación urbana, el debilitamiento del tejido asociativo y la solidaridad
comunitaria y la pérdida de cohesión social, por lo que sin duda están dadas
las condiciones para que la violencia y la desigualdad proliferen, alertó.
Manifestó dos hechos
claramente observables: por un lado, la precariedad e informalidad que
prevalece en el mercado laboral urbano,
producto de la adopción de políticas económicas neoliberales y que están en la
base de la baja calidad de vida, que deben aceptar diferentes grupos sociales en la ciudad.
Entre ellos, mencionó, jóvenes
desocupados que no pueden prolongar sus estudios, madres jefas de hogar que
sostienen hijos menores, adultos mayores que carecen de seguridad social,
hombres en situaciones de desempleo prolongado, grupos que al mismo tiempo son
objeto de prácticas discriminatorias por razones étnicas, lugar de residencia,
discapacidad o edad, entre otros.
Por otro lado, apuntó, esta
situación de privación y acumulación de desventajas sociales en determinados
grupos populares contrasta con el estilo de vida y de consumo de opulencia de
los sectores de más altos ingresos,
Sin duda, anotó, esta es una
expresión espacial de las marcadas desigualdades que prevalecen en las
colectividades.
En este sentido, aseveró, la investigación social cualitativa,
aunque dispersa, ha dado testimonio de la complejidad que encierran estos
procesos, de la escasez de recursos asignados a los programas de atención a la
pobreza urbana del orden federal, de cómo los gobiernos locales diseñan y
asignan recursos siempre escasos para la magnitud de los
problemas que enfrentan, a las formas como se procesan las demandas de la
ciudadanía.
Dicha complejidad, resaltó,
exige promover la investigación y el debate interdisciplinario, así como
también un diálogo franco y respetuoso
entre quienes realizan tareas de investigación o son responsables de la
toma de decisiones en diferentes ámbitos gubernamentales, si se comparte la
idea de diseñar y aplicar políticas
sociales que sean más eficaces y que contribuyan a garantizar el ejercicio
pleno de la población.
Por su parte, Leonardo Lomelí
Venegas, de la Facultad de Economía, refirió que la pobreza ha estado presente
en el pensamiento económico desde sus orígenes, si bien no siempre de manera
explícita.
Sin embargo, indicó, era vista
originalmente como un resultado del mal funcionamiento de un sistema económico
(el feudalismo), que inhibía el desarrollo de las fuerzas productivas y la
libre circulación de los factores de la producción.
Posteriormente, citó a Stuart
Mill, quien introdujo el problema de la exclusión como determinante de la
pobreza y planteó la necesidad de una política gubernamental, encaminada a
lograr la igualdad de oportunidades para todos los participantes del sistema
económico.
A partir de estas propuestas
se desarrollaron los principales
enfoques del siglo XX sobre la política social desde la perspectiva del
pensamiento económico.
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FOTO 01
Rosalba Casas,
Leonardo Lomelí, Enrique Provencio y Rolando Cordera previo al Seminario Pobreza,
desigualdad y exclusión en la ciudad del siglo XXI. Un debate
conceptual-metodológico, en el IIS de la UNAM.
FOTO 02.
Patricia Ramírez,
Alicia Ziccardi y Rosalba Casas, en el Instituto de Investigaciones Sociales de
la UNAM, durante el Seminario Pobreza, desigualdad y exclusión en la ciudad del
siglo XXI.
FOTO 03
Inauguración del Seminario Pobreza, desigualdad y exclusión en la ciudad del siglo XXI. Un debate conceptual-metodológico, que corrió a cargo de la directora del IIS de la UNAM, Rosalba Casas.